Capítulo 4

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Todo el salón quedo en un silencio por un largo tiempo. Los de Slytherin, ni mucho menos sabían como actuar, jamás habían visto al profesor Snape fraternizar. Para Harry, que aunque aún no se acostumbraba no le sorprendió, pero si le pareció curioso que Hermione fuera capaz de demostrar su amor frente a todos. En cambio, Ron, bufó molesto, pero en el fondo de su corazón se destruía cualquier esperanza que le quedaba con ella, sabía que jamás tendría algo parecido con Hermione. Pero nadie se percató de la reacción de Draco Malfoy, quien miraba con ira aquella escena. 

Hermione miró por última vez a Severus, sin arrepentirse de nada, pero aún así sabía que debía darle tiempo porque al parecer él no reaccionaba y salió del salón no sin antes recoger sus cosas. Una vez estuvo fuera sonrió pero al tiempo corría con todas sus fuerzas hacia las mazmorras de Slytherin. 

No supo cuanto tiempo pasó, allí recostada en el sofá de Severus. Cuando escuchó que alguien entraba azotando la puerta, era él, la miraba sin ninguna expresión lo cual hizo que Hermione tuviera miedo. 

—Severus...—dijo con hilo de voz. Él se acercó a ella sin decir nada, pero la agarró fuertemente e hizo que estirara su cuello, se acercó a él y lo beso lo cual hizo que Hermione se estremeciera. Ella intento separarse para que hablaran pero el no la dejó, su agarré era mas fuerte, pero los dos sabían que solucionaban sus problemas de una mejor forma. La tiró hacia el sillón despojado de cualquier ternura y mas bien inundado de deseo. 

La besó arrebatadamente, como si el mundo se fuera a acabar, como si después de esto jamás la podría volver a besar. La despojó de su túnica y de su camiseta, quedando ella solamente en sostén y en su corta falda gris de pliegues. Adoraba cada cosa de ella, desde su ropa interior, blanca, pura, como ella, hasta su desfachatada forma de ser, era algo que lo ponía rapidamente sin duda. La besó en el nacimiento de sus senos y Hermione suspiró, deseaba esto hace tiempo. Besó con dedicación cada parte hasta que decidió que el sostén era innecesario, succionó cada unos de sus senos como si fuera el mejor manjar de los dioses. Hermione jadeaba, se removia, sentía que ya estaba húmeda con tan sólo eso. El seguía haciendolo, mientras que con otra mano masajeaba el otro seno, que estaba totalmente erecto,  duro así hasta que su entre pierna se lo permitió, se sentía al borde de la erupción pero aún así debía aguantar un poco mas. Él se despojo de todo la ropa que llevaba, dejando su cuerpo libre, Hermione no podía quitar su mirada de su pene que estaba terriblemente crecido y hinchado. Severus le quitó su diminuta falda con demasiadas prisas y probo a su amada en aquella parte que sabía que la volvía loca, Hermione gritaba, jadeaba, estaba completamente sudorosa, sentía que estaba a punto de llegar que sus piernas y lo hizo así poniendo al limite a Severus. Él estaba esperando que se enfundara en su hermoso orgasmo para meterse en ella sin dulzura, enterrando todo lo que podía mas y mas. Hermione gritaba, pero esta vez del dolor, si habían tenido relaciones antes pero jamás de esa manera tan necesitada y primitiva, Severus con la boca abierta la observó de alguna manera lo excitaba aún mas su dolor, quería que sintiera mas por lo que se metió aún con mas fuerza y empezandolo a sacar y meter rapidamente sin pudor. Lo hizo así por lo menos hasta por cinco minutos hasta que no aguantó y empapó su sistema de su liquido blanco. Los dos respiraban con dificultad, pero Severus quería mas, quería dejarla adolorida hasta mas no poder, pero debía controlarse. Así que lo único que se le ocurrió al ver la boca entre abierta de su castaña fue meterle su pene dentro de ella, se sentía tan bien que se movió dentro de ella aunque Hermione al cogerla por sopresa a veces no podía respirar aún así recibía las embestidas en su boca con total placer.  

—Ah, ah, Hermione—pronunció severus inundado del placer.  

Se derramó dentro de ella, sintiendo su líquido recorrer de la boca de Hermione. El extasis que sentía lentamente fue reemplazado por el miedo, tanto quería dejar salir sus emociones y desbordarlas que había utilizado el dolor de su castaña para sentir placer. Un escalofrío lo recorrió, se sentía sucio. Así que obedeciendo por primera vez a una parte racional, salió de su boca con basto esfuerzo.

Hermione lo miraba impresionada, aquello que había sucedido hacía que sus terminaciones vibraran locamente. Sí, le había dolido, pero no podía negar que aquella parte ruda de Severus había encendido un fuego que empezaba a resplandecer en su interior con fuerza.

Severus la miraba y sólo encontraba inocencia en ella. Empezó a sentir náuseas y aquel frívolo cuarto donde siempre se refugiaba le parecía ajeno. Se vistió con rapidez mientras Hermione atontada hacia lo mismo, cuando ella iba a acercarse a él, la detuvo.

—Espera —habló Severus haciendo un espacio entre ellos, Hermione lo miraba con el entrecejo fruncido. —No podemos seguir haciendo esto —continuó hablando.

Ella sin entender a qué se refería, se acerco a él igualmente a pesar de que claramente el no quería que lo hiciera. Agarró su rostro con ternura y depósito un beso casto en sus labios, haciendo que Severus temblara.

Él trataba de controlarse, pero ante aquel gesto, sentía su cuerpo derretirse. Cerró los ojos y la atrajo lo más que pudo, ¿como alejarse de alguien a que amas tan intensamente? No podía encontrar fuerzas en lo absoluto.

Hermione empezó a besarle el rostro con infinita ternura y el sentía que estaba viviendo algo irreal, cada beso que le daba sentía quemar su piel donde lo depositaba. Pasaron algunos minutos así, mientras el se perdía en las caricias de ella. Hasta que de pronto un estruendo hizo su corazón y su cuerpo saltaran.

—Severus Snape, ¿con que tocando indebidamente a una alumna? —la voz aguda de Umbridge los sorprendió a ambos. —Como Suma Inquisidora de Hogwarts anulo su poder como profesor de Pociones del Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts.

—Él no tiene la culpa Umbri... —Hermione intentó hablar, pero la bruja Umbridge la detuvo.

—Usted no se meta en esto, señorita. No tiene la edad, ni la madurez para entender la gravedad de sus acciones. Regrese por favor a la sala común de su casa.

Nunca antes Hermione había sentido tal desprecio por una persona, sintiéndose como un animal herido salió frente a todos que la observaban con tristeza. Pero antes de desaparecer por completo aquel demonio continuó.

—Y por favor, cuando se refiera a mi dígame Suma Inquisidora, yo no acepto tal irrespeto como otros—miró venenosamente hacia Severus, quien se encontraba sin emoción alguna en el rostro.

Con la cabeza en bajo, sintiéndose mal por no poder hacer nada salió prácticamente corriendo de aquel lugar.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2020 ⏰

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