Ojos Brillosos

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Los ojos brillosos de la chica relucían con intensidad mientras miraba a sus amigos con una tierna sonrisa y servía té invisible en la taza frente a Raphael, que no parecía tan emocionado con una mano bajo su barbilla y el flequillo desordenado.

Ragnor no estaba mejor que él, pero a diferencia de beber té invisible, él había decidido servirse el juguito que su madre le había dado y lo puso en la tacita que lo ofrecieron. Magnus quiso quejarse sobre que no era justo que ellos tuvieran que tomar el té invisible de Tessa, pero la Señorita Cortés, su maestra de jardín, había dicho que Ragnor había traído ese jugo y él podía hacer lo que quisiera con el.

Magnus se resignó, murmurando por lo bajo con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Ragnor le sacó la lengua mientras que Raphael lo miraba con burla.

-El Osito Teddy quiere estar junto a ti, Rapha-dijo dulcemente Tessa, con un pequeño peluche con forma del animal nombrado y un listón rojo alrededor de su cuello.

Raphael no cambió su expresión.

-Yo no quiero estar con él.

Catarina bajó su taza de té invisible y la dejó sobre su platito bruscamente, con los ojos y boca abiertos de sorpresa, como si Raphael hubiese dicho una atrocidad.

-¡Raphael!-regañó-. Harás sentir mal a Teddy.
-Es un oso-bufó, sin notar los ojos de Tessa brilloso.
-Pe-pe-pero-hipó con las mejillas encendidas-. Él...él quiere sentarse contigo, Rapha-sollozó antes de largarse a llorar.

Raphael se removió incómodo en su lugar bajo la fulminante mirada de Catarina, el llanto de Tessa y la cara de cansancio de Ragnor.
Magnus estaba en su silencio mientras comía una galleta en forma de estrella con glaseado celeste.

Y Malcolm...bueno, el había entablado una animada conversación con los peluches que les había tocado ese día en el jardín de infantes.

La señorita Cortés se acercó con el rostro preocupado y se agachó hasta la altura de Tessa, acariciando uno de sus hombros suavemente-Tessa, ¿qué pasó, cariño? ¿Te han molestado?

Raphael se mostró preocupado. Si lo retaban una vez más ese mes, su mamá iba a sacarle sus Transformers.

-Ra-Rapha-phael no quiere...-hipó Tessa con las mejillas empapadas de sus lágrimas. La maestra miró severa al mencionado, quien se encogió en su asiento-. N-no quiere que Teddy este a su lado.-y volvió a llorar.

El salón quedó en un silencio de incomodidad durante unos largos minutos. Solo se escuchaban susurros, el llanto de la castaña y el sonido de Malcolm al sorber su té invisible.

La Señorita Cortés, de cabello castaño y brillantes ojos verdes, suspiró. Se levantó un momento para mirar su clase y volvió la vista a la niña que lloraba a su lado. Miró a Raphael.

-Santiago...-dijo con cansancio-¿Por qué no quieres a Teddy a tu lado?
-No me gusta.

Tessa soltó un sonido que fue entre sollozo y chillido. Magnus hizo una mueca de disgusto ante el ruido que penetro sus tímpanos.

-¿Por qué no?-preguntó ella.
-No me agrada. Intentó tocarme la otra vez, mi mamá dice que eso está mal.

Catarina alzó sus blancas cejas y casi sonrió con diversión detrás de su taza.

-¡Teddy no haría eso!-gritó Tessa con furia.
-¡Lo hizo!-aseguró el niño.

La Señorita volvió a suspirar y se acarició el puente de la nariz.

-¿Cómo lo hizo, Rapha?

El niño se acomodó en su asiento, mostrándose digno.
-Estábamos, estábamos jugando como siempre-empezó y su voz temblaba, un pequeño puchero apareció en sus labios rosados-entonces él estaba a mi lado y entonces iba a tomar una galletita y entonces, entonces él, él, ¡Él se tiró sobre mí!-y luego él también se largó a llorar bajo la mirada de sus compañeros que estaban mudos y confundidos con la escena.

Magnus ya se había aburrido y se movía inquieto en su lugar, buscando por todo el salón a su novio.

La Señorita Cortés tuvo que llevarse a Raphael del salón para llamar a sus padres porque parecía no poder parar de llorar por su traumante experiencia con el Oso Teddy.

Tessa logró calmarse, las mejillas aún encendidas y el pelo escapándosele del moño azul sobre su cabeza mientras seguía sirviendo el té invisible. La clase volvió a la normalidad, cada uno con sus cosas. Malcolm conversó amistosamente con Catarina y Tessa mientras que Magnus intentaba quitarle su juguito en caja a Ragnor.

-¿Gatito?-escuchó una voz suave y tímida detrás de él, haciéndolo tildarse a medio camino de robar ese juguito y girarse con la sonrisa más grande y brillante que un niño podría hacer.

-¡Garbancito!-exclamó feliz al mirarlo y prácticamente se lanzó hacia él, sus brazos rodeando el cuello del otro mientras sentía como sus brazos lo rodeaban. Aspiró su olor a rosas blancas, sus favoritas, y se inclinó para dejar un pequeño beso en sus labios.

Las mejillas de Alec parecían a punto de explotar cuando se separó pero sus ojos azules brillaban como estrellas en mitad de la noche.

Magnus giró cuando sintió ruido detrás de él y notó que tal cual fantasmas, los amigos de su novio habían aparecido de repente.

La hermana gemela de su novio, Isabelle, con una larga trenza que le caía por la espalda, estaba junto a Malcolm y le hablaba de lo que había visto en sus nuevas revistas de moda, que en realidad eran de su madre, y el platinado escuchaba entusiasmado. Lydia, con dos largas y perfectas coletas rubias, observaba con su entusiasmo característico a Ragnor y hablaba rápidamente en algo que él apenas escuchaba mientras suspiraba extrañando a Raphael,  su cómplice de juegos. Jace estaba molestando a Simon, que estaba sentado junto a Clary tratando de llamar su atención. Ambos intentaban llamar la atención de su amiga, a pesar de que esta los ignoraba mientras conversaba entretenidamente con Tessa y  Catarina.

Magnus volvió a mirar a Alec, que le sonrió sonrojado y nervioso.

"Hermoso", pensó.

-Garbancito...-musitó con suavidad, tomando su mano y acariciándola. Las mejillas de Alec tomaron un color más oscuro, acercándose a abrazarlo.
-¿Qué, Magnus?
-¿Quieres ir a la feria?

Sabor A Chocolate [Malec/AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora