CAPÍTULO 10

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Como la mayoría de las noches, después de cerrar el taller me dirigí a las carreras. Me hacían falta, la velocidad corre por mis venas, el viento helado, la adrenalina al 100%. Solo así, es lo que me gusta y ya.

Ya muy cerca de la meta un carro me emboscó y chocó contra mí haciendo que, por supuesto, perdiera el control y fuera a dar a un poste de cables eléctricos. A la velocidad que iba el impacto fue muy fuerte y la parte delantera de mi auto quedó destrozada. Salía humo por doquier y el idiota que causó todo, sinverguenza, fue y se estacionó junto a la actual chatarra de mi auto.

Salí hecho una furia dispuesto a decirle hasta de lo que se iba a morir y por qué no, matarlo y no dejar rastro. Sin embargo me quedé anonadado, del auto aparecieron unos tacos, un pantalón negro súper ajustado que no dejaba a la imaginación los detalles, una blusa blanca fina y una chaqueta de cuero negra, pero lo más notorio pero a la vez perturbante era su yeso, sí, llevaba un yeso en el brazo derecho y una terrible sed de matar a alguien en sus ojos.

- Lindo auto.- Se burló.- Ahora lograba verla bien, tenía todavía una cicatriz en la frente, a lo Harry Potter, cubierta por ligeras tiritas de gasas, el brazo enyesado y el labio partido pero por la vibra que emanaba su cuerpo, furia de hecho, se notaba que sabía a lo que venía y que esto no iba a acabar nada bien. Desde la última vez que la había visto, cuando se la llevaban al quirófano cubierta de sangre y vidrios, noté que en realidad era muy hermosa. Ahora la veo más de cerca, parada y consciente: cabello largo negro entre lacio y ondulado, cosa que se me hizo familiar y no del accidente precisamente, dientes perfectos, su piel, casi puedo jurar que es suave y delicada, ojos oscuros, casi negros. Sin embargo se notaba que aún no se había recuperado del todo.
- Así que me recuerdas, no es así?- Preguntó al ver que no decía nada.
- Por qué lo hiciste?! Estás demente?! Pude haber muerto!- La ignoré.
- Y tú qué?! No estabas demente cuando volteaste mi auto hace como dos meses?! No te hubiera importado que yo muriera!- Me quedé callado.- Qué pasó? Creí que venías con todos los diablos a golpear al tipo que dañó tu lindo auto, pero ahora solo pareces un asustado gatito.- A pesar que tiene solo 17 sonaba fuerte y decidida.

Caminé de regreso a mi auto, ignorando todo lo que me decía. No pelearía con una niña y menos si no sabe lo que realmente sucedió. Iba a tratar de prender mi auto y me marcharía, punto.

- Pero qué diablos crees que estás haciendo?!- Fue hacia mi auto e impidió que cerrara la puerta.
- Intentar prender esta cosa, me debes la reparación. Muévete.- Le dije sin un poco de tino.
- Y crees que así de fácil te vas a librar de un intento de asesinato?!- Comenzaba a alzar la voz, mi auto no prendía y esta chica empezaba a fastidiarme.
- Mira mocosa, porque sí se que tienes 17.- Empecé a exasperarme y gritar. Salí de inmediato del auto y como todo un animal, la arrinconé con brusquedad a mi auto.
- Qué?! Vas a golpearme?!- Dijo ella. En ese momento muchísimas imágenes pasaron por mi cabeza. Me gustaría decir que solo fueron imaginaciones mías pero eran recuerdos y en todos ellos aparecía mi padre, en la misma posición en la que me encontraba yo con esta chica, y mi madre sangrando por doquier. - Yo no soy así. Yo no soy como él.- Dije sin pensar.- Yo no te golpearía.- La solté lentamente y me alejé. Ella me observó inquieta y ahora con dudas con respecto a lo que dije.- Por qué crees que fui yo?! De no ser por mí estarías muerta!- Se quedó callada.
- Tu auto. Reconocí tu auto.- Dijo ahora con algo de inseguridad.
- Pues yo no fui. Un idiota te hizo perder el control, yo te saqué del auto y te llevé al hospital. Ahora sí que me debes una disculpa y un auto.- Solo me observaba, atenta, en silencio, tratando de asimilar todo lo que le acabé de decir.
- Quién fue?- Se limitó a preguntar.
- Discúlpame, no tuve tiempo de preguntarle sus datos personales, estaba ocupado sacando tu trasero ensangrentado del maldito auto!- Soné sumamente brusco pero en serio esperaba que me dejara en paz.

No dijo más nada. Noté que cerró sus puños con fuerza y se dirigió a su auto. Acto seguido: arrancó como si no hubiera un mañana. Estoy seguro que esto no va a acabar aquí.

Al cabo de 15 minutos al fin logré prender mi auto y me dirigí al taller, después de eso me fui a mi departamento caminando. Necesitaba pensar, pensar acerca de lo que había ocurrido hoy, de lo que hice y de lo que estuve a punto de hacer. Mientras más pensaba más me convencía de que yo no sería igual a mi padre. Nunca le levantaría una mano a una mujer y menos luego de haber visto todo lo que mi madre, siendo una mujer tan dulce y buena, sufrió. No seguiría sus mismos pasos sin embargo ver a esa chica ya recuperada me lleva a querer saber más sobre ella y sobre todo acerca de su extraño pasado. Sabía que la iba a volver a ver, y aunque todavía no es adulta del todo, actuaba como una persona que sabe cómo defenderse.

Al olvidarme de mi padre y sus estupideces y concentrarme en esa chica loca me hizo de repente sonreir como un idiota. No había duda de que la muchacha tenía agallas, se tiró a un carro y luego se enfrentó a un tipo del que ella no sabía si pudo o no haberla matado. O es muy valiente o muy estúpida- Pensé.

SIN LIMITESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora