Cap.1 Mi Primer día en la ciudad.

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Domingo, 6 de Noviembre.

Hoy era mi primer día en la ciudad, acabábamos de llegar a la nueva casa y habíamos comenzado a colocar los muebles, claramente yo comencé por decorar la habitación a mi gusto, mi madre me dio permiso para hacer lo que quisiera en las paredes de mi cuarto por lo que estaba realmente emocionada. Comencé a coger mis pinceles, mis temperas y acuarelas y comencé pintando de azul marino la parte más alta de la pared, con pinceladas suaves degradando el color a tonos más suaves hasta el final de esta, pinté pinos altos y oscuros en una noche de verano, estrellas fugaces en el cielo y una luna reflejada en un lago, una hoguera poco visible haciendo ver que aquel bosque tenia vida, y sombras de pequeños animales que rondaban por el lago a beber agua...
Cuando finalicé, observé mi obra.. Me gusto tanto que tuve que llamar a mi madre, mi mejor amiga allí en ese mismo instante para que me dijese su opinión.

-¡Mamaaa! - Grité.

-....

-¡¡Mamaaaaaa!! - Volví a gritar al ver que no me había oído.

- Dime cariño - Me respondió con dulzura - ¿Qué te ocurre?.

- Acabo de pintar la pared de mi cuarto, ¿Podrías subir a darme tu opinión? - La contesté.

- Claro hija, ahora subo.

Nos acabábamos de mudar a una calle de chalets individuales, las típicas calles de película que siempre se habían visto, la casa era reconfortante, moderna, con cuatro habitaciones en la planta superior, dos baños, salón, cocina, terraza, desván y teníamos una pequeña buhardilla que había elegido para mi y mis lienzos.

Oí como mi madre subía los escalones hasta mi habitación, su pelo rubio sedoso irrumpia por la puerta, no era la típica mujer de casa que solo limpiaba y cocinaba, mi madre era bastante enrollada, era alta, su pelo era rubio como la miel, algo que me había dejado en herencia; sus ojos eran verdes hoja, su tez sé tornaba pálida y apenas presentaba signos de arrugas en la piel, solo al rededor de sus labios y he de suponer que serían causa de la sonrisa que siempre tenía presente, la quería, aunque en algunas ocasiones nos queríamos matar, pero era mi madre, y la quería más que a nada.

- A ver cariño, enseñame tu preciosa obra de arte - me dijo.

- He pintado un bosque con laguna en plena noche de verano, con gente haciendo una hoguera y animales en sombra que se acercan al río a beber de su magestuosa agua. - la describí con todo detalle mi pintura. - Y bien, ¿Qué te parece?.

- Mmmmm.... ¿Porque una hoguera sí es verano? - Me preguntó.

Ella y sus preguntas desconcertantes...

- Mamá... En verano, por la noche comienza a refrescar.... Pff - la explique con cierta resignación en mi tono de voz.

- Ajam... Tienes razón hija, solo me queda decir... ¡Wow! Estas hecha una artista, me encanta como lo has dejado cielo. - Me contestó con su típico tono de cariño de una madre a una hija.

De repente sentí mi móvil vibrar en mi pantalón, lo saqué disimuladamente mientras mi madre seguía observando mi pintura, y vi quien me llamaba.
Era jackson, mi novio. Desde que me mudé no habíamos hablado demasiado, el ultimo dia antes de irme discutimos, por lo que no nos despedimos... El orgullo a veces creo que no es demasiado bueno, pero me es inevitable ser de esa forma.

- Mamá, me esta llamando Jackson, ¿Podrías dejarme a solas para arreglar las cosas con el? - La solicité.

-Claro cariño, pero recuerda que después tienes que bajar a ayudarme con los sofás y deberías empezar a prepararte para tu primer día de instituto. - Me recordó.

- Gracias mamá por recordarme el infierno que debo pasar mañana... - Le respondí con una mirada de nerviosismo.

- Tranquila hija, todo irá bien, y ahora... Arregla las cosas con Jackson.

Desapareció por el umbral de la puerta y percibí sus pisadas por las escaleras hacia la planta baja.
Me apresuré a presionar el botón de descolgar la llamada y escuché...

- Hola Afri.... - Me saludó Jackson.

Solía llamarme Afri, mi verdadero diminutivo es Afro por supuesto, pero era un apodo que me recordaba demasiado al pelo y no era de mi agrado.

- Hola Jackson... ¿Como estás? - Le respondí con un tono de precaución.

- Bien... Acababa de levantarme y pensaba en ti y en lo que pasó antes de ayer, por lo que te he llamado de inmediato, Siento de corazón lo que pasó, solo estaba mal porque te ibas y no te vería en un tiempo, por favor perdoname. - Su voz se tornaba triste y arrepentida, lo que provocó una ligera angustia dentro de mí.

- No pasa nada Jackson, en estos momentos no deberíamos discutir porque no estamos cerca para arreglarlo, así que agua pasada....
Y dime, ¿como están tus padres?.

- Bien, se han ido una semana de vacaciones a un baldeario por su aniversario, así que estoy solo en casa toda la semana, no paran de llamarme para saber si todo esta bien o si he incendiado la casa Jajajajaja, les tuve que decir que no se preocupasen por nada, que se limitaran a disfrutar y desconectar y confiaran de vez en cuando en mi. -respondió.

- ¡Que bien! Espero que lo disfruten mucho. Por aquí aun estamos con la mudanza, colocando los muebles y haciendo alguna que otra compra, ya he decorado la pared de mi cuarto, algún día deberías venir a verlo. - le propuse esperando que me dijese que si.

- Sin duda iré de visita algún día.

Oí como mi madre me llamaba para que la ayudase y decidí cortar la llamada cuanto antes.

- Oye... Jackson, he de irme, mi madre me necesita.. Hablaremos mañana, ¿de acuerdo?.

- Claro, mañana te llamo, un beso te quiero.

- Y yo a ti, hasta mañana. - Colgué.

*
Ya eran las doce de la noche, mi hermana estaba ya acostada hacia dos horas y mi madre y yo estábamos viendo una pelicula en la televisión. Cuando la película finalizó, bese a mi madre en la mejilla seguido de un "Buenas noches, que descanses" y me dirigí escalera arriba hacia mi cuarto.
Hice mi rutina de noche, cepille mi pelo, lavé mis dientes y me puse el pijama de invierno, corrí del baño a mi habitación y me tiré en la cama. No podía dejar de pensar lo que me esperaba mañana.... *Que vergüenza, seré la única nueva* pensaba una y otra vez, pero quise ser positiva, así que pensé que todo iría bien y me quedé dormida...

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