Nous sommes comme Fidel et Che

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Abrí los ojos con una terrible sensación de vació en el pecho, no me quería levantar de la cama. Pero el sol ya había decidido levantarse en el cielo y para mi desgracia había llegado tan cansada la noche anterior que se me había olvidado cerrar las persianas, bueno al menos a Aristóbulo parecía no molestarle mientras dormía bajo el ventanal.

¡CDLMA ABE! ¡El mono estaba durmiendo en mi cuarto!

Me levante a regañadientes y fui a abrir la puerta irritada y entonces Brigitte iba pasando frente a la puerta de mi cuarto en su más despampanante condición directo al baño.. 

—Oh, Shhhhh —dijo Brigitte llevándose un delgado dedo a la boca desapareciendo tras la puerta del baño.

Me sentí como un alienigena. Es decir mirenme, iba con una pijama de cuerpo entero de Stitch, mi cabello era un desastre, mi cara mucho peor y tenía un terrible vació en el pecho. Y ella, pues la chica había estado borracha la noche anterior mientras iba en patines a Dios sabia donde y lucia mucho mejor que yo. 

Sip, definitivo no era mi día. 

Fui a la sala y le arroje un cojín Abe en la cara. "¡Si yo no podía dormir él tampoco! " y después de un <<¡Hey ¿Qué te pasa?!>> de Abe, regrese al baño, B. había salido revoloteando como una mariposa. No sabría definir la expresión de mi rostro cuando paso de mi. Como fuera, use los servicios, cepille mis dientes y volví a mi cuarto pero no contaba con que en ese preciso momento el timbre sonara suavemente.

"¿Ay por Dios ahora que?"  pensé acercándome a abrir la puerta. Se imaginaran mi sorpresa cuando lo siguiente que veo es la cara de Agustino bajo el marco de la puerta.

—¡Ay no me vengas tu! —refunfuñe delante de la puerta y regrese a zancadas a mi cuarto—, cierra la puerta al salir por favor.

Él levanto las cejas y soltó una risita. Cerre la puerta detras de mi y Aristóbulo, ahora despierto me observo con curiosidad desde la ventana mientras me enrollaba bajo la capa de mi cobertor. Hoy no trabajaría, hoy me moriría en mis aposentos, hoy...

Noc Noc Noc. 

Suavemente el golpeteo de la puerta me saco de mis quejares, Aristóbulo por su parte decidió consolarme saltando a la cama para acariciarme el cabello. Ignore el llamado y cerré los ojos agradeciendo al monito. Entonces sentí la puerta abrirse suavemente y luego cerrarse con un sonido seco. Sabía quien era . Y no quería volverme a comprobarlo. No sabía que quería pero si me hacía la dormida se iría. Así que aguarde,  y aguarde, y aguarde...

MMmmmmm, ¿Qué demonios estaba pensando?

 Y cuando decidí volverme a encararlo su enorme cuerpo me cubrió abrazándome por la espalda.

—Abrí los ojos sin aliento— ¿Qué estas haciendo? 

—Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo...

—¿Gustino estas...?

—Si... ¿Y?

Me digne a darme la vuelta y a enfrentarlo, Aristóbulo salto lejos mientras me giraba, el corazón me palpitaba fuertemente y sentía mis mejillas encendidas y una sensación muy similar a la fiebre  me invadía, abrí los ojos y lo confronte. Su mirada azul gélido me paralizo el corazón. ¿Cuando habría comenzado a sentirme así? y ¿por qué no me había dado cuenta antes? 

—Eres una tontita Alessandra... —dijo calidamente 

Abrí la boca pero no salieron palabras, solo podía concentrarme en sus ojos y sus labios. Lentamente vi como se acortaba la distancia entre nosotros y por primera vez sentí el deseo de dejarme llevar...  Y cerrando los ojos sentí como su presencia se acercaba a mi y casi podía sentir su aliento mentolado sobre mí cuando:

—¡FIIIIDEEEEEEEEEEEEL, FIDEEEEEEEEEEEEEEEEEL,  FIDEL! —los gritos desesperados de Abe mientras tumbaba la puerta a golpes mataron el momento y desperté de mi anhelado ensueño con la cara de Agustino a escasos centímetros de mi y el ceño bien fruncido— ¡FIDEL!

—Lo voy a matar  —dijo entre dientes

"No si yo lo agarro primero" —dijo mi vocecilla interna, obligándome a levantarme vi como Agustino se acomodaba rápidamente en el taburete cerca de mi cama y abrí la puerta de muy mal humor 

—¿Qué quieres? —ladré—, Y ¿por qué me dices Fidel? se supone que yo soy el Ché 

—Para nada mi señora —dijo Abe cerrando la puerta tras de sí— ,  yo soy el Ché...

—¡Pero yo quiero ser el Ché! —repuse ofendida

—Tiene razón Alessandra tu eres más como Fidel —dijo Agustino desde el taburete

—¿Tu también? —dije volviéndome perpleja

—Si huevón eres demasiado mandona para ser el Ché —agrego Abe 

—Dime por Dios que es lo que quieres antes de que te saque a patadas del cuarto Abe,—Dije frotandome la sien—, no es mi día y no estoy de humor.

—¡Ah sí! pero a ellos dos si los dejas estar aquí —repuso Abe molesto señalando con el dedo a Aristóbulo y Agustino—, yo te he curado hasta fiebres marico que desagradecida ¡Por eso eres Fidel! 

Por el rabillo del ojo vi a Agustino contener la risa con el monito en brazos.

—Abeeeeeeeeeee... —asevere irritada

—Esta bien, Ammmm —dijo y comenzó a caminar por la habitación con nerviosismo—, necesito que me ayuden con Brigitte...

—Yo te vi en bastante control cuando llegue —dijo Agustino tranquilamente

—Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, pero no contaba con algo en ese momento...

—¿Qué? —dijimos al unisono Agustino y yo 

—Tengo que ir al trabajo y la muy maldita no se me despega —agrego Abe 

—Debes estar jugando hermano —dijo Agustino, esta vez no contuvo la carcajada y se puso de pie

—Yo te debo querer mucho  —dije s

—¿Me ayudaran? —susurro Abe desde el marco de la puerta

—Por supuesto que si tonto —susurre acercándome a la buhardilla— ¿Donde esta B.? 

El toqueteo alegre de la puerta corroboro el temor de mi querido amigo.

—Auxilio... —susurro Abe suplicante

—<<Cariño>> —cantorreteo Brigitte del otro lado de la puerta—<<¿Que haces alli encerrado? ¡deberías salir estoy preparando el desayuno!>>

 —Oh joder —musito Agustino

— Plan de escape delta hermano —comande caminando por encima de ellos dos para abrir la ventana de mi cuarto.

—¡Viste que eres mandona!—dijo Abe empujándome lejos de la ventana— pero como amo tus soluciones a todo... ¡Dios te bendiga! —Con esto, me dio un beso en la frente mientras salia al techo—. ¡Te debo una amiga mía!

Lo vi deslizándose por el recodo del techo en dirección a las escaleras de emergencia, por algun motivo sentí la euforia volver a mi, asome mitad de mi cuerpo por la ventana y le grite: —¡Nous sommes comme Fidel et Che!








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