Un scarabée

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Un scarabée

Días después la vida tomo su curso natural, estuve cocinando pasteles caseros para los cafés de la redonda, había sido niñera de los niños Labeouf durante el fin de semana y en una epifanía aproveche la plaza de Dalida para exhibir mis obras rechazadas que para nuestra buena fortuna se vendieron muy bien. Eso nos había hecho estar cómodamente a flote durante la semana.

Claro todo esto sin sumar el trabajo de Abe, sus trabajos habían tenido muy bien resultado y el golpe de suerte de la semana había sido encontrarnos a los griegos en el bar esa noche; le ofrecieron un trabajo de editor secundario en el teatro por algunos meses.

Era jueves, ya caída la tarde después de mis labores arroje mi trasero sobre la buhardilla mientras me acomodaba a observar la calle moverse. Con mi tacita de vaquita acompañándome con una cálida limonada con miel. "a duras penas podíamos enviar remezas a nuestras familiar de vuelta en Venezuela..." pensé con pesar sin dejar de ver a los transeúntes caminar calle arriba y calle abajo.

Y... ese triste pensamiento fue interrumpido abruptamente con la bocina del escarabajo negro de los Combeferre.

Me asome por la ventana incrédula. "¿Sería posible? ¡La patrulla gitana había venido en mi rescate!"

—¡Ma Chère! —Grito Pavlov Combeferre, desde la ventana del conductor—, ¡Conseguí vender mis cuadros!

—¡Baja mujer! —Grito Abe, desde el asiento pasajero—, ¡Tenemos dinero!.

Un súbito ataque de risa me invadió mientras intentaba reaccionar a lo que me decían. Entonces, desde la ventanilla trasera la cara de Anne Mariè Combeferre me animo a bajar y a unirme a ellos; y ocho pisos más tarde me apretujaba en la lata de sardinas para partir a casa de los Combeferre.

Luego de una hora en tráfico conseguimos llegar al barrio de Montparnasse, y desde el departamento de los hermanos la vista de una muy lejana torre Eiffel nos saludaba con alegría. En el departamento estaban, Marco, Nova y sorpresa, sorpresa Evan: uno de los músicos que habíamos conocido hacia algunas noches en Le Carrousel...

Internamente tape mi boca abierta con la mano mientras ingresábamos al departamento lleno de periódico en el suelo y fuerte olor a pintura; mi enorme sorpresa fue por ver a Nova hablando tan abiertamente con Evan, incluso pude ver un movimiento coqueto de su gruesa melena mientras comentaba acerca de solo Dios sabia que.

"Pero miren a la traidora" pensé "A mí me tomo unos cuatro meses ganarme su confianza y el griego ya tenía su lugar ganado" Riendo salude a la pandilla...

—¡ Señoras y Señores les presento a mi concubina! —Dijo Abe señalándome con la mano

—¿Qué demonios sucede contigo moco? —Le dije desde el otro lado de la habitación— ¿Pavlov le diste de tomar?

—A mi no me mires —Dijo Pav levantando las manos— Ha estado diciendo incoherencias desde que lo pasamos a buscar.

Rodé los ojos y fui a buscar refugio con Marco en el sofá, mientras los demás se organizaban en la salita para escuchar la historia de la gran venta.

Sentí como Marco alborotaba mi cabello con cariño y no pude evitar sonreír, eso era un gesto reconfortante cuando tu compañero de piso le daba por perder su cordura momentáneamente. Mientras que Pav comenzaba a contar la historia de cómo la universidad comunitaria había aceptado sus cuadros del neo-renacimiento. Pero antes de que pudiéramos darnos el lujo de cambiar de tema Abe interrumpió la plática con un:

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