Virgo

171 12 1
                                    

Ojos esmeraldas relucían con cada parpadeo, su mirada aún no se acostumbraba a los primeros atisbos de luz en las paredes blancas, se giró dando la espalda y volvió a cerrar los ojos. La cabeza le dolía y sus pies estaban helados, pensó en volver a dormir para no sentir sus dolencias, en especial en la cuenca del ojo que se encontraba morado, pero no podía porque su estómago se revolvía con cada respiración. Cada minuto que pasaba, cada segundo lo hacían sentir más y más consciente de su cuerpo, de las consecuencias de la noche anterior. Se quería morir, ya no soportaba nada en lo absoluto y se maldecía por perder siempre el control, pestañeo lentamente y fregó sus ojos, le dolía el tacto y se rindió. Miró el techo blanco suspirando, en su mente solo podía pensar que le regañarían, siempre lo hacían, pero Virgo sabía que era por su bien. Al principio creía que era para fastidiar su vida, pero cada vez se daba cuenta de cuan autodestructivo se estaba volviendo. No era una novedad estar drogado por marihuana, pastillas o andar alcoholizado, le encantaba salir, perder el control de sí mismo, dejar de oír voces en su mente. Cada segundo lo disfrutaba al máximo, se sentía lleno de vida bajo las luces de neón y la pastilla en la lengua, revitalizado y jovial, pero sabía que todo aquello era una mentira muy poco duradera, que cada amanecer era una vuelta a la realidad. Cada vez se sentía más vacío.

Pensar en lo mal que estaba haciendo las cosas le ponía triste, desanimado, necesitaba dejar de pensar por un momento. Trato de conciliar el sueño otra vez, pero su estómago no se lo permitió. Salió expulsado de la cama hacia el baño, las arcadas hicieron que expulsara un líquido levemente espeso y de un tono oscuro. Ver aquello le resulto más asqueroso que el hecho de vomitar. Su garganta estaba adolorida, su cuerpo tembloroso y la frente se encontraba perlada en sudor. Se sentía repugnante, agobiado y sucio. Odiaba con su vida vomitar, detestaba reventarse hasta ese punto. Necesitaba limpiarse entero. Cerró la puerta de inmediato cuando sintió unos pasos acercarse. Se quitó el bóxer y se metió a la ducha. El agua le recorrió por todo el cuerpo, cerró los ojos y fregó la piel. Siempre se sentía contaminado, tanto física como emocionalmente. Se sentía repulsivo y tenía la necesidad de bañarse hasta el punto de sentir que ya no lo era, que estaba purificado.

Toc toc, la puerta sonó como un eco inaudible en el baño, ¿Cuánto tiempo llevaba encerrado? Suspiro agotado y cerro la llave, se colocó la toalla en las caderas y conto, "uno...dos...tres" abrió la puerta y se encontró a su madre quien le observó preocupada. Tenía los ojos igual de verdes que él, de un brillante esmeralda y siempre parecían que estaban a punto de llorar. Virgo no sabía qué hacer cuando lo miraba de esa manera.

-vomitaste- afirmó la mujer- ¿Cuánto bebiste anoche?

Virgo solo bajo la mirada y camino hasta su habitación cerrando detrás de si los reproches.

Se tiró a la cama, realmente se sentía asfixiado en su hogar, necesitaba salir, necesitaba despejar su mente que no dejaba de repetirle que odiaba su propia existencia ¿había alguien para él en ese momento disponible? Suspiro, quería salir con los chicos, pero no sabía si se encontraban todos.

Aunque se quitó las dudas en cuanto un mensaje le llego a su móvil. La pantalla se ilumino y en eso la frase "NECESITO SALIR AHORAAAAA" proveniente de Sagitario le saco una sonrisa. Por casualidades de la vida, ella siempre necesitaba salir cuando él se sentía asfixiado. "te paso a buscar" escribió, apago la pantalla y en un atisbo fugaz vio su reflejo sorprendiéndose del ojo morado que traía. Se levantó de la cama de golpe, camino acelerado hacia el pequeño espejo de su cuarto y vio el cuenco del ojo de un violeta medio rojizo, se tocó y dolió ¿Cómo no se había dado cuenta? Se preguntó a sí mismo ¡Era gigantesco! Con razón su madre se veía más preocupada que lo usual. Tenía un hematoma del tamaño de su puño y ni siquiera recordaba cómo había llegado a su cara. Se jaló el cabello frustrado y miro el techo "¿qué mierda estoy haciendo con mi vida?" Ya no tenía control de sí mismo y se odiaba por eso, odiaba tanto amar la poca lucidez que le causaba una frustración gigantesca. Quería desaparecer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ravenwood-zodiacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora