Tauro

218 12 6
                                    

Desde la ventana de la gris habitación, Tauro podía ver perfectamente la calzada fuera del pequeño "departamento" color cielo y el patio lleno de pasto sin podar que le llegaba a la rodilla, algunas frutas pudriéndose en la tierra húmeda y el diario mojado en la entrada de la puerta. Se giró para ver su nueva habitación y una sensación de tristeza le embargo, hace menos de dos meses que se encontraba viviendo en Ravenwood ya que su padre, Dante, había decidido conseguir nuevas oportunidades en E.E.U.U y por casualidades de la vida, él se decidió por uno de los pueblos más fríos del estado de Washington. El extrañaba de sobremanera el ambiente mediterráneo de las playas italianas, las calles adoquinadas, sus amigos y a su novia Francesca... en cambio, mirase por donde mirase, jamás encontraría esas características en este lugar llena de gente muerta y mudanzas lejos de este inhóspito lugar.

Camino por la habitación dando vueltas y tratando de memorizar cada dato que fuera irrelevante, manchas de manos en el borde de la puerta, un pequeño agujero en el suelo cercano a la ventana...posiblemente la madera este algo podrida, la ventana tiene unas cuantas filtraciones en las que entran aire frio, una mancha azul cielo está en el borde del techo... él podría haber estado un día entero notando cosas sin mera importancia si no fuera porque su padre entro a interrumpirle.

-¿Revisando la habitación por segunda vez en el día?

-Si...me está inquietando de sobre manera esa mancha azul-musito Tauro echándose en la cama.

-siempre te has inquietado por cualquier cosa irrelevante, desde pequeño que lo haces-dijo mientras se desplomaba en la cama.

-me estas aplastando los pies.

-aguántate.

Ambos se quedaron viendo el techo de la habitación en completo silencio, si una cosa había que le encantara a los dos era ver el techo y quedarse morosos durante un buen tiempo. El sonido de los autos en la calle resonaban de vez en cuando y el cielo se comenzó a oscurecer.

- creo que es hora de cenar.

-lo sé.

-Rosie llegara en cualquier momento y nos dirá que bajemos a cenar.

-ya lo sé- contesto Tauro levantándose.

-entonces deberiamos de bajar para cenar.

-que ya lo sé...

Después de que Dante insistiera tanto con lo de cenar, ambos bajaron las escaleras y se encaminaron a la cocina de él "departamento". Notaron que no había nadie en la antigua cocina, así que fueron a ver en la cochera, y en cuanto entraron se aplaudieron ya que en efecto estaba ahí. Rosie se encontraba arreglando un camaro rojo y a su lado se encontraba una chica de cabello corto hasta la barbilla y con aspecto de muñeca embutida en aceite y grasa para autos.

-¿arreglando hasta tan tarde?...y acompañada-dijo Dante sonriente.

- un chico raro quería que le arregláramos una falla en el motor-dijo quitándose el sudor-, por suerte ya terminamos.

-él no era un chico raro, abuela-dijo la chica rubia.

-¿es tu abuela?-dijo sorprendido Tauro.

-claro ¿acaso no ves el parecido?

La cara de Tauro y Dante se mezcló en confusión, ¿aquella joven guapa se parecía a la anciana llena de arrugas y kilos de más?

-nuestros ojos, nuestros ojos son idénticos-explico la chica como si esa fuera la gran respuesta que esperaban.

-ah, claro-dijo Tauro dudoso.

Ni Dante, ni Tauro sabían muy bien que hablar con la joven y se sentían incómodos, ya que todo el tiempo vivido en América, Rosie había sido su única compañía y socializar con la rubia les dejaba la mente en blanco.

Ravenwood-zodiacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora