13. Engañar a un Inocente.

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La habitación se encontraba en la parte superior del edificio, todo el piso decorado al estilo francés por Candice Olson. Cada detalle evocaba la Francia Revolucionaria, junto al estilo moderno y contemporáneo.

Camille adoraba su departamento, allí vivió con Magnus unos años y cuando él se fue simplemente redecoró su habitación. Ahora esta le pertenecía al amante en turno, un hombre poderoso, empresario de mecatrónica. Los procesadores de los actuales automóviles funcionaban gracias a su estructura. Axel Mortmain la miro cuando esta se acercó a él, dejo caer el control remoto que sostenía cuando ella se recostó a su lado.

Camille tenía un profundo ceño que dejaba ver molestia, demasiado enfado y Axel sonrió ante ello.

- Mi hermosa Camille, ¿acaso haz perdido ante el niño?.- pregunto Mortmain dando un tirón al brazo de la mujer.

- No. Nunca pierdo.- espetó con desagrado.- Pero verás, Axel Mortmain, tengo un pequeño plan.- añadió Camille apartándose de él.

- ¿Tanto lo amas?.- pregunto Mortmain. Camille lo miró sin expresión para después dejar escapar una carcajada mortal y sínica.

- Lo necesito.- Camille extendió las largas y hermosas piernas atrayendo la mirada de Mortmain.- Archer y Walker me harán perder todo, son pésimos representantes, no como Magnus. Bane es mejor que nadie y era mío, seguirá siendo mío.- añadió con el tono sensual con el que solía hablar cuando quería algo o deseaba simplemente cumplir algún capricho.

- Me parece que el niño bonito, aquel que presume como su novio, es tan virtuoso. No creo que puedas competir con él.- Mortmain hablaba de manera burlona. Las cejas de Camille se arquearon de manera despectiva.- ¿Por eso defraudas la empresa?, no creo que tu querido brujo se dé cuenta de eso.- añadió extendiendo la mano que Camille beso rozando los dedos con sus labios suaves.

- Mi querido Magnus ahora esta tan interesado en ese niño.- dijo ella con desdén.- Lo presenta por todos lados como su novio, su amante perfecto. Es como si el niño extraño haya robado todo de Magnus.- añadió con suavidad. Sus ojos mostraban un odio intolerable mientras su tono era dulce y empalagoso.- Así que con simples artimañas debo hacer que deje a ese niño y recurra a su padre. Así lo quiere Bane mayor.- añadió deslizando los dedos sobre el brazo de Mortmain, como si caminaran sobre su piel.- Es orgulloso, pero más que nada desprecia las mentiras. Así que lo haré necesitar a su padre y Alec mismo se lo pedirá.- añadió mientras sus labios dibujaban una maliciosa sonrisa.

- Si el chico ha embrujado a Magnus Bane, entonces, rompe al niño y él sufrirá.- Mortmain hablaba resuleto.- Mejor aún, juega con él. Haz que aparente algo que no es. Involúcralo en una mentira o simplemente hazlo caer en lo más bajo.- añadió extendiendo una mano hacia ella. Sostenía allí una tarjeta con el nombre del padre de Magnus: "Asmodeo Bane", y otro con una droga suave y dulce llamada "sueño de las hadas".

- Magnus no tolera que le mientan, o lo traicionen. Así es Magnus y por ello es más fácil manipularlo.- Camille parecía extasiada por ello.

Axel solo deseaba que Magnus cayera, pues Tessa Gray, la Tessa que trabajaba con Bane; se había atrevido a terminar su compromiso con él, y eso no se lo perdonaría jamás. Hacer caer a Magnus era hacer caer a Tessa.

                                                                              ***

Había un par de cortinas blancas que cubrían las ventanas. Era lo primero que Magnus veía al despertar, Alec lo sabía. En ese preciso instante el joven de cabello negro se revolvía en la cama de Magnus Bane. Extendió la mano mirando sus dedos. No importaba cuanto amase a Magnus, simplemente no podían avanzar. Esa misma noche habían dormido juntos, nuevamente sin sexo, solo abrazados. En algún punto de la noche su cuerpo dolía por el deseo, por la necesidad. Terriblemente no había pasado nada.

Mi Hermoso AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora