Capítulo 8

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¿Por qué tenía que llegar la noche?

Regresamos al estudio como a las seis de la tarde. En el camino de regreso, Harry no dijo una palabra. Perecía ausente otra vez. Se tumbó en el sofá y trató de leer. Pero estaba nervioso; entonces dejó el libro y se puso a dar vueltas como fiera enjaulada por todo el departamento.

Quise comunicarme con mamá, para que no estuviera preocupada, pero contestó Elnopapá. Así que no dije nada. En casa del papá y en la de Paulina no había nadie otra vez. Debían haberse ido de vacaciones juntos. Me empezó a dar hambre. Harry se mecía en su mecedora. 

-¿Hay algo de comer? -pregunté.

No me contestó. Fui a hurgar en la alacena y en el  refrigerador: todo estaba vacío. Volví a hacer mi pregunta, pero me pareció que una vez más no la oyó. Entonces me puse a mordisquear un pan tostado, y saqué mi cuaderno de secretos de mi mochila para escribir todo lo que había sucedido desde el día anterior. Estaba sumida en mis pensamientos, por eso me sobresalté cuando dijo:

-¿Tienes hambre?

-Hace una hora que te estoy preguntando qué si había algo de comer...

-No hay nada. Ven, vamos a comer un sándwich en algún lado.

No tenía ganas de ir. No me gustaba el aspecto que tenía desde que empezó a anochecer, y sentía miedo de encontrarme con alguien que me conociera, allá afuera. Pero tenía hambre, y las rebanadas de pan tostado sólo habían servido para abrir mi apetito.

Poco después estábamos sentados en la terraza de un café, frente a una malteada de chocolate, otra de fresa y dos sándwiches gratinados. Ya era de noche. Harry saludó de lejos a tres personas y una de ellas era una chica rubia, ojos verdes, alta, con curvas muy resaltadas y un pequeño vestido negro que no dejaba mucho a la imaginación. Aún se veía muy nervioso. No paraba de moverse sobre la silla. Bostezaba todo el tiempo. Así es como me dí cuenta de que aquella chica del vestido negro no dejaba de verlo.

-¿Tenían algo tú y  esa chica del vestido negro? -pregunté.

-Mmmm, mmm -fue su respuesta.

-¿Entonces por qué no te quita  la mirada de encima ni por un segundo? -añadí, porque ya estaba celosa de que esa chica se lo devorara con la mirada y que él no diga nada siendo que esta conmigo.

-No tengo ganas de hablar, ___.

Lo odié, ¿Qué tenía esa chica que no tuviera yo? Yo no me visto de prostituta.

Se puso de pie para ir al baño. Yo estaba harta. Pero volteé a una espejo y mi aspecto no era el mejor, y pensé en que Harry me había dicho en el estanque, que le parecía hermosa. Entonces tuve ganas de ponerme más bonita para él, para que se pusiera contento y que esa chica deje de acosarlo con la mirada.

Tomé mi mochila y fui al tocador. Había una luz de neón que no dejaba de parpadear y de hacer un ruido como de fritura .Además, olía mal.

Frente al espejo, me puse los aretes. que me dio papá. Y como encontré el lápiz labial Carola cuando escarbaba en mi mochila, me pinté los labios haciéndolos ver rojos pero sin tanta intensidad. 

La puerta del baño se abrió. Salió él, y le sonreí. Pero no entendí nada, porque pasó de largo sin decir nada, sin mirarme siquiera. Lo llamé.

-¡Harry! -No volteó. Entonces vi la jeringa en el piso. No pude despegar mi mirada de ella. Un hombre de unos 40 años se tropezó conmigo y me impedía el paso. -Hola, preciosa -dijo adentrándome de nuevo al baño y cerrando con seguro la puerta por detrás, yo grité que me soltara pero obviamente no lo hizo. Agarró mis muñecas fuertemente y puso sus asquerosos labios sobre mi cuello. Por suerte no me hizó mas ya que al parecer su esposa toco la puerta y lo llamó haciendo que se alejara de mi. Me sentí terrible. Volteé al espejo y mi maquillaje estaba todo corrido. Sentí vergüenza.

Entonces me pasé la manga de la chamarra por los labios, frotándolos fuertemente para quitar el bilé.

Cuando regresamos al estudio, Harry se echó sobre la cama. Yo me acosté en el sofá.

-Por favor ___, duerme conmigo -dijo Harry tratando de formar una sonrisa.

Fui a un lado de él y le di la espalda para que él acomodara sus brazos alrededor de mi cintura. Nuestras piernas se entrelazaron, podía sentir su pecho en mi espalada perfectamente. Después de lo sucedido ya no estaba tan mal. Me sentía a salvo en sus brazos.

Un pacto con el diablo |Harry y ___(TN)| (TERMINADA) (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora