Perdón

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-¿Qué carajos haces aquí Alex? – Dice mi hermano entrando a la cocina, no me había dado cuenta que Alex y yo estábamos hablando tan cerca, realmente parecía que estábamos coqueteando, espera ¿estábamos coqueteando?

-Ya déjalo Santino, solo estábamos hablando – Le dije antes de que Alex pudiera decir algo.

-Cállate, no estaba hablando contigo Olivia mejor preocúpate por dejar de comportarte como una zorra delante de mis amigos.

-¿Perdón? – Dije ofendida, ¿desde cuándo me trataba así mi hermano? - ¿Y por qué Alex te tiene que dar explicaciones? ¿Desde cuándo es ilegal hablar con alguien? Que idiota eres. – Me fui echando humos de la cocina.  

Entré a mi habitación y cerré la puerta ruidosamente y luego le eché llave. No quería hablar con nadie y menos con el inútil de mi hermano, no soy de su propiedad y no tengo amigos aquí, no entiendo que tiene de malo que intente socializar con alguien.

Estaba furiosa, quería volver a casa, no tenía derecho a tratarme así no era mi padre para callarme y mucho menos para decirme zorra, no podía creerlo, las lágrimas de furia empezaron a brotar por mis ojos.

-Oli – Escuche a Santino desde el otro lado de la puerta.

No iba a contestar, era inútil que lo intente y tendría que saberlo siendo de nuestra familia, el orgullo es lo más grande que tenemos.

-Olivia ábreme, enserio no quise hablarte así, estuve pésimo.

Tomé mis auriculares y me los puse en los oídos con la música a tope, no quería escucharlo más.

Santino:

Definitivamente me había pasado, actué sin pensar, estaba enfadado… celoso… no lo sé, pero estuve mal.

Mis amigos ya me habían sermoneado, Alex se había enojado y Juan se puso de su lado, ya lo sé, ya lo sé, de verdad no quise decir eso, mierda.

-Olivia  no me moveré de esta puerta hasta que me abras – Gritaba pero era como hablar con la pared, nadie contestaba, pero era cierto, no me iba a mover de allí hasta hablar con ella.

Olivia:

No sé en qué momento me dormí, pero me desperté con la garganta demasiado seca, tenía mucha sed. Eran las cuatro de la madrugada, podía salir, mi estúpido hermano ya estaría en su cama.

Abrí la puerta y ahí estaba él, sentado en el marco con los ojos cerrados y la boca medio abierta, totalmente dormido. El corazón se me aflojó, pero debía ser fuerte, no era asunto mío si el dormía en la estúpida puerta o no. Intenté pasar por encima de él sin tocarlo y cuando estaba terminando de pasar me tomó por el tobillo que estaba a la altura de su frente.

-Oli – Dice con voz adormilada – Oli escúchame por favor.

-No, suéltame Santino, en serio, no me toques. – Dije intentándome zafar de su agarre.

Me soltó pero se puso de pie y quedamos frente a frente y cuando intente voltear para ir a la cocina me tomó del brazo.

-No me odies – Me dijo en un susurro

-Basta, déjate de eso, no te hagas la victima me dijiste zorra, me humillaste delante de tus amigos ¿Qué clase de hermano eres? Déjame en paz – Los ojos se me empezaron a humedecer y no faltaba mucho para que las lágrimas empiecen a caer.

-Lo dije sin pensar, solo estaba enojado.

-Claro, es súper normal que alguien se enoje por ver a otra persona hablando – Le recriminé y una lágrima traicionera rodó por mi mejilla.

Juego de hermanos, juego de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora