Sueño o realidad. 1era parte

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Capítulo 2

Sueño o realidad. 1era parte

"A veces me creo un sueño dentro de otro sueño y me confundo en cuál de los dos soy real..." Orlando Faias


Ya había pasado más de una hora, la habitación estaba llena de claridad gracias a los rayos de sol que entraban por una de las ventanas, pude ver en el reloj, que estaba en la pared del fondo, que eran las seis de la mañana. En pánico total y desesperada, por encontrar la forma de desprender las cadenas que me sujetaban, lo que hice fue lastimar mis muñecas. Traté de enfocar nuevamente a través de mis lágrimas, me percaté de que estaba efectivamente en una jaula y rodeada de ellas. A mi derecha había una mujer como de cuarenta años; delgada, con un cuerpo en forma y hermosa, su piel muy blanca y cabello negro, estaba sentada leyendo. A mi izquierda encerrada también dentro de esos barrotes, otra mujer, esta era una chica pelirroja de formas redondeadas y voluptuosa, no debía llegar a los veinte, sus ojos color miel me observaban con curiosidad.

Las tres estábamos completamente desnudas, pero la única que estaba encadenada era yo.

-¿Dónde estoy? -le pregunté a la pelirroja.

-En la mazmorra del Amo.

-¿Cómo llegué aquí? -susurré.

-Cómo llegaste solo tú lo debes saber, te puedo decir como llegué yo, si me cuentas tu historia.

-¡Quiero salir de aquí! -grité-. ¿Dónde estoy? ¿Edward? -Me estaba dando claustrofobia.

-Gritar es en vano, nadie va a escucharte. A ver, déjame adivinar: estabas en un antro bailando, en el Carabelas, en Menú o ¿En el Tíbet quizás? A nuestro Amo le gusta cazar a chicas con clase, las que frecuentan ese tipo de lugares, él no posa sus ojos en cualquiera.

-Él no es mi Amo, no sé de qué estás hablando. -Estaba recordando como habíamos bailado, como me hizo el amor. No, no habíamos hecho el amor, habíamos follado... toda la noche, sus exigencias y la manera en que me había dominado «¿Edward era un Amo?»-. Edward déjame salir de aquí -volví a gritar.

-¿Pueden callarse las jodidas bocas y dejarme leer en paz? -espetó la otra mujer. Aunque fue algo brusca su tono de voz era suave.

-Déjanos hablar, Bree, no ves que nuestro Amo ya tiene su harem completo ¿Acaso no eres feliz por eso? Nuestro Amo estará feliz y satisfecho, o es que ¿Ya no te importa su bienestar? -preguntaba la pelirroja.

-Claro que me importa más que nadie, pero todo lo tiene que hablar con él, nosotras no tenemos nada que hacer -le dijo mirándola fijamente, pude ver que sus ojos eran tan verdes como los de Edward-. ¿Cómo te llamas? -preguntó ahora dirigiéndose a mí.

Sueño de una SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora