El encuentro

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Tn_______________ no pudo sacar de su cabeza las palabras de Alicia, el resto del día pensó en lo que ella le había dicho. Estaba muy confundida y sentía que muy en su interior había algo que la preocupaba; su mente y su alma, estaban agobiadas.

Terminó sus clases, habló con Ignazio, leyó un poco del segundo libro de la trilogía Becquet y en todo ese tiempo no pudo dejar de pensar en las palabras de Alicia. Sorprendentemente, lo que más le preocupaba no era aquello de "reconocer que estaba enamorada de Ignazio", lo que más le preocupaba era las "miles de respuestas" a las que se refería Alicia.

La noche, finalmente, había llegado. Tn______________ observaba el manto de estrellas que mostraba el cielo, tratando de hallar, en una de esas esferas en combustión, aquellas respuestas a las que se refirió Alicia. Era hora de dormir, pero Tn____________ no podía hacerlo, su preocupación se había convertido en su monologo interno:

Tn: ¿A qué se refiere Alicia? ¿Respuestas? Pero si hallaré respuestas ¿Cuáles son las preguntas a responder?

De un momento a otro, el sueño se apoderó de ella y su subconsciente ejecutaba su siguiente jugada. De un momento a otro, estaba allí de nuevo; estaba en el laberinto.

Tn: No puede ser, ¡Otra vez aquí! (Dijo gritando)

Muy cerca de ella, a la misma distancia que la vez anterior, la dama de blanco aguardaba a su reacción mirándola fijamente a través de su máscara. Tn_____________ la miró fijamente y esperaba que ella saliera corriendo como lo había hecho la vez anterior, pero no fue así.

La mujer se estaba acercando, Tn_____________ estaba realmente sorprendida. Cada vez estaba más cerca hasta que en un momento, la mujer se detuvo y giró a su derecha por uno de los incontables caminos del laberinto.

Tn______________ se quedó paralizada por un momento y luego decidió tomar el mismo camino, cada vez caminaba más rápido hasta que llegó un momento en que volvió a correr como lo haría la última vez que lo soñara. El camino era único, no se conectaba con otro, así que en algún momento debía encontrar a la misteriosa mujer.

Luego de un tiempo, llegó a una encrucijada, el final del camino era el comienzo de otros 3; no sabía cuál tomar hasta que noto algo extraño, los tres caminos no eran "tres caminos", eran uno solo con divisiones que generaban confusión en la vista, era como una manera de ocultar que en realidad era un solo camino el que se mostraba.

Poco a poco fue pasando por cada división y cuando estuvo cerca, pudo ver el final del camino, allí estaba, siempre estuvo allí: el jardín de azucenas blancas, ese que tanto había buscado estaba a tan solo unos pasos. Avanzo aún más rápido y cuando estuvo ya frente a él, encontró a la dama de blanco; estaba ahí, sentada en medio de tanto verdor, oliendo y acariciando las flores, ajena a la presencia de Tn_____________ a pesar de que sabía que ella estaba allí de pie, frente a ella.

"¿Quién eres?", preguntó Tn______________.

La mujer levantó la mirada por un momento y se puso de pie, acariciando aun las flores, sin responder a la pregunta de Tn____________.

Tn: ¿Qué haces aquí? (Preguntó sin esperar una respuesta)

Dama de blanco: Admiro la belleza de las flores. (Dijo sin mirarla)

Tn: Tu voz... se me hace conocida. ¿Nos conocemos?

Dama de blanco: Yo te conozco a ti, pero no estoy muy segura que tú me conozcas a mí. (Respondió aun sin verla)

Tn: ¿Qué? ¿Por qué corrías?

Dama de blanco: Porque quería ver que tan rápida podías ser.

Tn: ¿Rápida? ¡¿Qué?!

Dama de blanco: Si. Es una lástima que corras más rápido de lo que puedes entender lo que piensas y lo que sientes, o mejor dicho, asumir que sientes lo que piensas.

Tn: ¡Deja el juego de palabras!, dime de una vez por todas ¿Quién eres?

La dama de blanco la miró fijamente por unos segundos y se quitó la máscara que cubría todo su rostro. Tn______________ quedó atónita, no podía creer lo que veía; no podía creer quien era la misteriosa dama.

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