-Profundas miradas-

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No sabia que más creer.
¿Seguir esperando una ilusión?
O ¿Sólo aceptar la realidad?. Necesitaba respuestas, y pronto, lo tenía en claro.

Pero quizá no sea la chica más linda que quisiera conocer, o la más agradable con la que desearía pasar el tiempo.

Solo que sentía algo muy profundo por él, tanto que eso nada ni nadie lo podría cambiar, en este inmenso y obscuro mundo.

Preferiría seguir en este cuento de hadas en donde sé claramente, que su amor es solo fantasía...

Inmediatamente tomé razón del asunto, al sentir una fría y lenta caída de una gota que se encontraba en mi cabellera húmeda.

Era una pequeña señal de que debía aceptar los hechos, y seguir con mi vida normal... o la consecuencia de no secarlo bien al ducharme.

Me dirigí a clases, la mayoría de de mi aula eran desconocidos. No llamaba mucho la atención la materia de artes plásticas a los estudiantes. Me encontraba quitando los restos de pelusas de mis jeans negros e inesperadamente tocó el timbre del descanso.

Me tope con Hunter, denotaba cansancio en sus ojos, al parecer no durmió esta noche.
-¿Qué pasa Hunter?, te notó muy cansado. Tenía realmente curiosidad por saber.

-No es nada, o podría decirse que, estoy preocupado- Miró al suelo con angustia.

-Dime que sucede, quizá pueda ser de ayuda-. Al parecer era grave. Miró atrás mío.

-Me siento mal en ocasión...e...s p...o..r-. Sus palabras sonaban entre cortadas por algo que capturó su atención

-Espera, ¡¿Ya viste esa chica?!- Me señaló con un golpecito en el hombro. Traté de identificarla, era claro que la había visto en demasiadas ocasiones. Me burlé de él.

-¿Quieres conocerla?-. Levanté las cejas repetidas veces.

-¡¿La conoces?!.- parecía sorprendido.

-Por supuesto que sí- No soportaba la risa, mi estómago comenzaba a doler -¡Hey Mía, ven aquí!-. Grité entre la multitud. Hunter hizo una expresión muy asustada.

-Ammh, ¿Qué sucede?- Preguntó mientras sorbiá de su frappe.

-Él es Hunter, un amigo mio desde hace poco-. Estaba muy nervioso.

-Mucho gusto Hun...t...- Por un intento de ofrecer un saludo, el sorbete cayó al suelo.

Inmediatamente Hunter lo tomó y se lo entregaba muy temeroso. La escena que observaba era muy hermosa, parecía como si fuera una proposición de matrimonio. Se veían muy bien juntos. Sus expresiónes eran inexplicables. Ahí fue cuando entré en razón de que ellos dos estaban interesados mutuamente.

Me alejé un poco, comenzaron a conversar y no quería interrumpir. Realmente deseaba que se conocieran más a fondo.
Estaba en tranquilidad escuchando música con auriculares en la biblioteca sentada en medio del pasillo de los estantes.

Unos movimientos del otro lado me inquietaron, al parecer alguien buscaba un libro desesperado hasta que llegó al pasillo donde yo estaba. Parecía un asesino serial por la forma en la que buscaba, como si su vida dependiera de ése libro.

Se acercaba más y más, se agachó en frente mía y me regalo una sonrisa amistosa, al parecer decía algo pero no lograba escucharlo. Me quite un auricular, para entender un poco mejor. Lo ví sorprendido al momento que lo hice.

-Disculpa, no sabia que escuchabas música, pero, por favor podrías moverte un poco, necesito buscar un libro que quizá se encuentre aquí-. Me hice a un lado, sé que no pretendía hacerme sentir mal, pero lo hizo.

Nunca antes había visto a ése chico, tiene una voz grave pero no estruendosa, con un toque de suavidad.

Parecía un actor de doblaje de alguna serie, era como si resonara en mi mente la voz de un personaje de alguna película en mi infancia.

Su cabello pelinegro y lacio estilizado lo hacía parecer aún más interesante.

-¡Aquí está!- Me asusté cuando lo mencionó, estaba pérdida observándolo. Él estaba emocionado dando vuelta a las páginas del libro que tenía un aspecto antiguo, pero con elegante color negro.

-Emm, ¿Por qué la desesperación por el libro?-. Tenía que preguntar por impulso, no dormiría con la duda.

-Es un libro que llevó demasiados años tratando de buscar, lo leía en mi infancia, son recuerdos muy ocultos, por cierto, este dije que esta en mi cuello-. Se quitó la bufanda negra y me lo enseñó, era una flor negra grabada en metal muy detallada. - Fue un obsequió de mi abuela, perdí mi libro en ése entonces y es todo lo que me queda de ella, en su memoria prometí que lo cuidaría con el dije personalizado que me hizo. Aveces la extraño, y deseaba leer el libro para vivir lo que para ella fue muy especial.
Al enterarme de una biblioteca en el instituto vine inmediatamente a buscarlo-.

Una lágrima se asomó desapercibida de sus claros ojos verdes, al parecer amaba mucho a su abuela. Sus manos tomaban cuidadosamente el libro, en su hombro estaba la bufanda que se había quitado, silenciosamente percibía que tenía frío, así que decidí acomodarla por él, tenía las manos ocupadas abrazando el libro y la mente pérdida quizá recordando el pasado.

Me acerqué a él, tomé su bufanda, parecía confundido por mi acción, la doblé e intentaba acomodarla con mis brazos en cada uno de sus hombros, sosteniéndola muy cuidadosamente. Su piel desde ahí era muy blanca, me recordaba a la nieve que caía en este entonces.

Sin darme previa cuenta, toque por accidente su cuello, mis manos estaban frías, él reaccionó asustado y por consecuencia yo también, sostuve los dos lados de la bufanda rápida y forzosamente tratando de disimular pero accidentalmente lo jale al suelo.

Caí sentada aún lado del estante, el libro había caído encima mío. Sus manos estaban a los costados de mis caderas y las mías aún estaban en su bufanda. Las quité cuidadosamente.

No era capaz de mirarlo de frente, prácticamente estábamos a pequeños centímetros uno del otro, sabía perfectamente si movía mi cara hacia arriba que ocurriría otro accidente del cual sería más vergonzoso.

-¡L..o sie..n.to!-. Mi voz era muy susurrante.

Él tomó mi cara suavemente hacia arriba, mi corazón latía a mil... En pocos segundos obtuvimos, "unas profundas miradas"...

Viento de IlusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora