Des Aeva

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"¿Que diría el chico hetero de ti si supiera la verdad?

Probablemente nada, él no conoce mis verdaderas intenciones. Jamas me mirará"

Des abría tarde hoy. Eran pasado las 8:15 cuando abrió las puertas del café y en menos de 10 minutos el local ya estaba completamente lleno.

Siempre era así los sábados, gente buscando café para despertar después de una noche de juerga y sexo. Para el no fue diferente la verdad, su acompañante de esa noche había sido un poco demasiado animado y se había quedado despierto hasta altas horas de la madrugada, e ahí su apertura tardía del local.

Bebía una gran taza de expresso cuando el muchacho de la noche anterior salia silenciosamente por su lado, sentándose en la barra mirándolo con una risueña sonrisa, de esas que hacia sugerencias claras de que había sido una buena noche para él.

-  Entonces Des ¿Cuando puedo volver?

A Des se le subió el color al rostro  mientras escondía mas los labios en la taza y le acercó una al muchacho, quien sin duda la bebió.

- Creí que había sido claro anoche, Matt. Si te deje quedarte fue porque estaba cansado para echarte. Una noche y ya...-

Dijo mirándolo con suavidad, deslizando la taza de vuelva a la barra alzando los hombros casi despreocupadamente.

- No soy de repetirme el plato y te lo dije...-

El chico de ojos azules le miró con una amarga expresión y suspiró, se estiró por encima de la barra y plantó un suave beso en los labios del alto, aun a sabiendas que no debía. Era un chico aún, 23 años, la ilusión y la esperanza aún eran parte de su joven inocencia.

- De acuerdo... Gracias por la oportunidad de igual manera.-

El chico se deslizó dentro de su chaqueta y le sonrió mientras partía. Des sabía que había roto su corazón pero siempre era sumamente claro con sus acompañantes. Una noche, tomalo o dejalo.

Preparaba las órdenes cuando los ojos verdes, similares a los de una pantera aparecieron en el local. Su corazón llegó a la garganta haciéndolo perder el aire ¿Habia visto a Matt besarlo?
No entendía el por qué de su nerviosismo, pero desde que había pisado por primera vez el café, el chico de ojos verdes le había hecho temblar de pies q cabeza con una sola sonrisa.

Lo vio mas agotado de lo normal, una marca roja, obviamente una palma, surcaba su mejilla. Asi que había tenido una noche dura ¿Eh?

No tenía mucho que hacer con el dolor que le cruzó el pecho en ese momento, ese hombre era completamente hetero, de cabo a rabo.

- Un expresso y un muffin de arándanos, jefe.-

Su camarera mas antigua, Laurent, le llamo sacándolo de su ensueño y le hizo pegar los pies a la tierra nuevamente. Sirvió el pedido y puso una tira de pastillas en la bandeja. Laurent lo miró extrañada.

- Parece que tuvo mal despertar. Le debe doler la cabeza una infinidad..-

Alzó los hombros sonriendole y Lau, algo risueña fue con el pedido.

Pocos minutos después recibió aquella mirada, un pequeño gesto que le hizo perderse en él.

Su cabello oscuro, tes bronceada, ojos verdes, ese corte de cabello algo estrafalario, no se veía mal, el hombre era guapo pero para su desgracia definitivamente hetero, hasta la médula, la cachetada en su mejilla  le daba a gritos el indicio de su sexualidad.

Suspiró hondo y caminó hacia la cocina con los recibos de ese día, había llegado nueva mercancía y el café de la semana.

Su pecho aun temblaba por la sonrisa que le habia dado el hombre ¿Por qué había tenido que fijarse en un hetero teniendo tanto hombre dispuesto a salir con él?

Negó mirando la lista de pedido notando que algo faltaba.

- Eric... ¿Y la crema fresca?-

Preguntó al repartidor tratando de empujar pensamientos de su mente con los que no quería lidiar en ese momento

Algo asi como un típico romance en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora