Cuatro Errores

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Relato de Des Aeva (Primera persona)

Es extraño como el mundo confabula en tu contra para que todo salga mal. 

¿Han tenido de esos dias en los cuales te levantas del lado equivocado de la cama y todo tu día se fue al diablo en 5 minutos?

Pues algo así me sucedió.

Había cerrado el café temprano ese Miércoles, tenía una cita/salida con Leo, el tipo mas guapo y heterosexual que he conocido en mi vida, y simplemente quería ponerme "Guapo" para la ocasión. 

Jamás he pensado en Leo como una futura pareja, es mas bien mi crush, pero uno que apenas si sabía de mi existencia, aun así quise jugar un poco con mi imagen y comencé desde temprano para así tener tiempo extra en caso de cualquier inconveniente. 

Debí estar advertido de que todo sería un desastre cuando Lau lo dijo, debí saber que esto sería una muy loca y mala idea, incluso más, cuando la manga de mi camisa favorita se descosió o cuando el botón de los mejores pantalones que tenía saltó lejos debí cancelar todo. Pero allá yo, el muy bruto quería salir con el maldito y hermoso moreno de ojos verdes. 

Me coloqué algo menos elegante y mas casual, no sabía que tipo de lugares visitaríamos pero creí que nada muy elegante. Era un maldito reataurante en un hotel cinco estrellas ¡Cinco estrellas! ¿Cómo diablos ese tipo conocía tantos lugares elegantes? 

Error numero uno. Subestimé su experiencia como guía turístico.  

El lugar era elegante y solo se podía entrar con traje, Leo era conocido en el restaurante por lo cual de igual manera nos dieron una mesa con una vista increíble de la ciudad, al fin entendí por que se llamaba la ciudad de las luces. 

-Entonces era cierto...- 

Susurré con la segunda copa en la mano, mirando hacia afuera con una suave sonrisa. 

-Realmente es la ciudad de las luces.-

-La primera vez que vine aquí...- Comenzó a relatar mientras yo me perdía en el movimiento quedo pero sensual de su boca.- ... y creí lo mismo. Me enamoré de París y de ser un guía turístico aquí, es realmente el mejor lugar del mundo para mí.- Volteó a verme, apoyando su rostro en una mano, sonriendome de una manera que casi me derritió. - Entonces Des. ¿De donde vienes? ¿Cuál es tu historia? Todos tenemos una.-

Cuadré los hombros y voltee hacia el frente, inclinándome un poco mas hacia él. 

-Soy de ascendencia Nórdica, mi madre provenía de Finlandia y mi padre era Sueco, ambos tenían un local muy parecido a este, un restaurante en Suecia en donde mucha gente de buena alcurnia asistía cada noche. De ahí saqué mi gusto por el servicio al publico, no es como si no me gustara lo que hago.-

-Ya veo... Entonces ¿Que te trajo a Francia?-

-Ellos murieron... Y para mi desgracia yo era muy joven y muy idiota como para hacerme cargo del Restaurante, otros parientes lo heredaron y deterioraron todo aquello por lo que mis padres trabajaron por años. Cuando tuve la edad legal salí de casa y traté de arreglarmelas, trabajé en muchos lugares que me fueron enseñando lo suficiente para poner mi propio café. Ardelie y Vincent al final los junté y formé "Ardent" no es un nombre común y quise hacerlo en su honor. -

La mano de Leo se acercó por la mesa y rozó la mía, el corazón se me fue a la garganta sacandome de los bellos recuerdos parentales que tenía y en ese momento solo podía mirar a Leo como un niño perdido miraba a su salvador. 

-Es noble y hermoso de tu parte... Ellos te criaron bien.- 

Las lagrimas comenzaron a acechar en mis ojos y las ahogué en la copa de vino bebiendola de una sola vez. Me embriagué, entre lagrimas y vino y la sonrisa de Leo, terminé ebrio y con el recuerdo de mis padres fresco en la memoria. 

Error numero dos. Empezar a beber con el estomago casi vacío.

Me embriagué en el primer local al que fuimos y quería mas. No deseaba que la velada se acabara, no tan luego. 

-Vamos Leo... Dijiste  que visitaríamos un par de bares y solo estuvimos en ese restaurante. Hazte cargo de tus promesas y cumple como hombre.-

Si, lo asumo, iba ebrio, nunca he sido un hombre de mas de dos copas pero los recuerdos me hicieron querer ahogarlos en la media botella que me bebí, yo estaba fuera de mis cabales y Leo se reia y negaba tratando de llevarme a tomar un taxi.

-Des Aeva, se nota que no sabes beber y pasaste tu limite hace rato, mueve tu trasero dentro de un taxi o no saldremos jamás otra vez...- 

Leo me amenazaba, pero por esa cara que ponía estaba mas burlandose de mi que diciendolo realmente, solo bromeaba notoriamente.

-Esta bien, si no me quieres ver tan ebrio vamos a caminar y dame un cigarrillo, eso me despejará la cabeza.- 

-No fumo...-

Me detuve en seco y puse una mano en su hombro mientras con la otra me registraba buscando entre mi ropa hasta encontrar mi propia cajetilla, saqué un cigarrillo y lo puse en mis labios, en seguida quise encenderlo pero mi estado no me lo permitió, apagaba el encendedor o simplemente el temblor de mis torpes manos. Leo me arrebató en encendedor y cuidadosamente lo encendió por mi, cubriendo con su cuerpo y sus manos el fuego para que no se apagara. 

- Estas lleno de sorpresas, yo creí que eras un tipo aburrido...- 

-Fumar y beber no te hacen mas interensante...- Dije exhalando el humo suavemente creando una especie de niebla a mi alrededor. 

- Pero este tipo de salidas... Realmente te hacen mas interesante. Digo... Yo siempre creí que eras el tipico gay tímido, de casa y aburrido, pero ahora me doy cuenta que no es así, también disfrutas de la vida. -

- Las apariencias engañan a veces. No deberías juzgar a la gente sin conocerla del todo Leo-

No se habló mas del taxi, caminamos hacia nuestro siguiente destino sin ningun problema. El aire frío me despejó la mente y la borrachera lentamente fue bajando mientras conversabamos. 

Una plática amena, agradable, demasiado agradable. Me gustaba, por el señor que me gustaba Leo.

Error numero tres. Enamorarme más de Leo.

Okey, si, ya estaba bien enamorado de Leo pero esa noche me di cuenta que todo intento de negarlo era casi imposible. Leo sonreía de una manera que me derretía el corazón, me encantaba, era realmente listo y muy culto, sabia algo de Finlandés por lo cual pude volver a escuchar mi lengua madre nuevamente. La nostalgia vino a mi como olas que arrastran a un barco a su perdición. Y como un puerto en una tormenta yo me aferre a Leo encontrandome finalmente perdido en las ganas de besarlo.
Un solo roce de su boca y yo moriría totalmente feliz.

- ... Otra vez te perdí ¿Sigues ebrio Des o sólo soy muy aburrido como para que me prestes atención?

Cometí el cuarto error

Me acerqué a él con la mirada fija en su boca y alce la mirada al tiempo que deslizaba una mano por su rostro hasta su nuca para besarlo.

Fue un beso blando, suave, sólo labios presionándose unos instantes antes que Leo reaccionara, antes de que se apartara jalando su labio inferior suavemente.

- Lo lamento... -

Susurré suavemente pero en vez de una paliza que esperaba Leo apartó la mirada, se metió las manos al bolsillo y se echó a caminar dentro del local.

¿Que diablos significaba eso?

Algo asi como un típico romance en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora