La cama me pareció enorme como cuando regresamos sin él, las sabanas aún tenían su olor impregnado y su almohada me recordó su ausencia permanente. Ese día parecía extrañarlo como no lo había hecho antes, la mañana por soleada no dejaba de parecerme fría. Trate de abrazar mi cuerpo, pero mis brazos no eran suficientes.
Toda mi vida había estado acostumbrada a vivir en lugares un tanto lujosos, habitaciones amplias y hasta ese momento había logrado acoplarme al vacío de cualquier lugar, obviamente al conocer a Michael no era un requisito sentirse solo, él era la compañía perfecta, tenerle cerca era como no necesitar nada más, al menos para mí. Extrañarle era fácil pues incluso el aire te recordaba su esencia, luego de alejarme por años buscaba tener alguien a lado para asemejar su compañía, cabe destacar mi nula búsqueda. Nadie podía ser como él a pesar de intentarlo.
. . .
-Este será nuestro mundo secreto, nadie sabrá en donde se encuentran el señor y la señora Jackson cuando desaparecen del mundo.
Su risa era melodiosa.
-Me agrada tu idea. Un mundo en donde podemos existir únicamente nosotros.
. . .Ese era nuestro mundo, nuestro sueño, nuestra vida y sin importar cuanto corriera nos encontrábamos en cada camino.
Cuando no pude más con el insomnio me quite las sabanas de encima advirtiendo a todo mi cuerpo de mi siguiente movimiento mientras el frío me abrazaba.
Mire las cajas en la habitación, quizá Katherine y Janet estarían preocupadas preguntando en donde están los niños o su asunto importante las mantendría ocupadas hasta ese momento. No entendía muy bien cuál era ese asunto tan importante para confiarme a los chicos durante dos días enteros mientras junio se terminaba, y a pesar de eso me alegraba de tenerlos conmigo.
Trate de abrir una de las cuatro cajas restantes en donde guardamos un par de cosas el día anterior, pero mis uñas no fueron suficiente instrumento para poder rasgar la cinta. No estaba segura de todo cuanto se había quedado ahí tras la mudanza nunca realizada, pero era necesario encontrar algo para poder atraer mi atención. Me puse de pie una vez más, abrí el armario adornado por el polvo, los ojos me lloraron un poco cuando las partículas tocaron mis pestañas.
Un par de prendas se habían quedado ahí, camisas suyas, un par de blusas y la ropa usada en nuestra boda, todo con una capa de olvido.
¿Cuándo dejaría de llorar su ausencia? ¿Podría vivir con su recuerdo en paz?
Porque sin importar cuanto intentará estar en paz ese sentimiento de soledad continuaba atormentando mis días, lo extrañaba, desesperadamente, casi tanto como lo he amado a lo largo de mis años, la opresión se me iba del pecho cuando podía sentir algo suyo cerca, la fantasía de no haberle perdido me mantenía viva y ahora respiraba solamente para decirle cuanto lo había amado y lo seguiría haciendo hasta el final de los tiempos.
- ¿No puedes dormir? -preguntó ingenuamente sin tocar.
No me sentí ofendida por su atrevimiento, en realidad me agrada estar en su presencia, ella entendía a la perfección cuál era mi pesar.
-No, he estado rodando por la cama durante horas.
Sentí su olor corporal en cada centímetro de la cama, deseaba abrazarlo y simplemente no podía.
-Tu casa es bonita, estuve merodeando por ahí... Lo siento.
-No importa, ¿no estás cómoda?
Se encogió en los hombros con inocencia, sus hermosos ojos ahora contenían un ligero color azul.
-No tengo sueño. ¿Qué hacías?
-Estaba buscando algo para poder abrir las cajas.
El armario estaba abierto, la ropa podía admirarse desde donde ella se encontraba, el traje junto al vestido, una vez usados, resguardando sus recuerdos en mi piel.
. . .-Me gusta mucho tu vestido.
-Gracias. Tú te ves muy bien.
Me abrazo por la cintura cuando ya no había nadie mirándonos, los niños estaban ligeramente entretenidos con algún animal.
-Señora Jackson, el vestido tiene una textura delicada.
Me gustaba sentir sus caricias sobre la ropa, sin embargo, me gustaba más cuando las sentía bajo la ropa. Le acaricie el cuello de la camisa, podía sentir su olor, acaricié su pecho con cuidado.
-No puedo esperar a quitarte ese vestido -me susurro antes de besarme.
. . .
Las mejillas me ardieron.
- ¿Es su ropa?
-Lo es.
- ¿Vivieron aquí por mucho tiempo?
Los momentos buenos iban y venían, un día íbamos tomados de la mano a cualquier lugar, al otro no, un día compartíamos el amor recorriendo la piel del otro, pero eso no era siempre, la costumbre nos invadió poco a poco y fue culpa nuestra dejar a cualquiera entrar en nuestro mundo, detestaba pensar en cuántas veces pudimos rescatar nuestra relación y en lugar de hacerlo dimos la espalda a todo cuanto quedaba de ambos. Estaba cansada, mi tristeza iba en aumento, nuestras ilusiones se había ido casi a la par con nuestro hijo y... no estaba segura de querer a ningún hijo suyo mientras no fuera mío, pero en cambio los adoraba, esos niños eran el único lugar seguro en el fin del mundo.
-Fue una situación complicada.
- ¿Por qué?
-No lo sé.
Podíamos ser felices, podíamos llenar nuestro hogar de alegría y a veces aquello parecía una tarea muy complicada.
- ¿Puedo verlos? -se acercó a la ropa en sus fundas tomando los ganchos con cuidado. Un par de partículas se dispersaron en el aire haciéndole estornudar.
-Claro. Salud -le respondí con dulzura.
Quitó la funda de mi vestido con cuidado, aún recordaba como se veía el día de la boda, aún recordaba el día en que lo fui a comprar y como le gusto a Michael.
Acarició la tela con cuidado, el satín en la parte del escote era suave, trato de sacar el vestido en un movimiento, pero la funda se balanceó y una hoja de papel salió volando de entre las costuras del vestido.
-Paris, espera.
Corrí hasta dónde se encontraba la hoja de papel y una vez la tuve entre mis manos noté que en realidad era un sobre, estaba sellado por la parte frontal y en la parte posterior se podía leer "Querida Lisa".
-Es...
-Una carta - le afirme.
-Una carta para ti -puso una de sus manos en mi hombro.
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Querida Lisa
FanfictionResguardando recuerdos en cajas como acostumbraba cuando quería olvidarse de algo, ocultando el tiempo transcurrido entre nosotros. Quizá ambos queríamos olvidar todo, el dolor, el sufrimiento, el rencor, todo cuanto nos estaba dañando y yo principa...