07 [Final]

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Corría por el bosque, voy a encontrarla.

—Isaac, vuelve.

Caminé varios quilómetros antes de que finalmente lograra encontrar el olor a vainilla que tanto había comenzado a odiar.

—Veo que me encontraste—habló. Su voz sonaba fría, dura, pero aún así la reconocí.

—¿Gemma eres tú?—pregunté, Scott estaba detrás de mí.

De detrás de un árbol salió la chica, llevaba la capucha rosada pero esta vez no puesta, solo alrededor de los hombros. Comenzó a aplaudir lentamente para recalcar el sarcasmo.

—Supongo, por tu expresión, que no habías unido los puntos todavía—se burló—. Te daré un momento.

Saqué el arma que ella antes había usado contra mí de mi bolsillo. Y en una pequeña esquina se encontraban grabadas las iniciales G. J.

—No—negué.

—Oh, sí—respondió—. Y creó, que eso, me pertenece.

—Tú no eres Gemma.

—Ven aquí y compruébalo, cachorro.

Corrí hacia ella. Estaba enojado.

En un extraño, pero ágil, movimiento logró arrebatarme el arma de las manos.

—Supongo que no esperabas eso.

Corrí hacía ella de nuevo mientras Scott lo hacía también.

La tacleé lanzándola al piso y Scott me ayudó a sostenerla.

—¿Dónde esta Gemma?—hablé—. La verdadera Gemma.

—Acércate y te diré—pidió, su voz seguía siendo fría.

Me acerqué un poco.

—Tú no, idiota, el alfa.

Scott parecía sorprendido, me lanzó una mirada, como si buscara mi permiso, a lo que asentí.

Scott se acercó y entonces la chica se soltó de su agarre tomando al alfa por el cuello y lo hundió hacia ella. Golpeó su entrepierna y luego se giró hacia mí, no cometió el mismo error de antes y en vez de darme un puñetazo me dio una patada en las costillas dejándome sin aire.

Se levantó mientras Scott y yo nos manteníamos estáticos a un lado. Su mano se acercó al arma en el suelo, pero antes de que pudiese tomarla salté hacia ella, halándola de pie para que se cayera y tomando el arma y pegándola a su sien.

—Debería matarte—hablé, mi voz no era para nada firme, era más un llanto.

—No tienes las agallas—habló.

Hundí la cuchilla en su hombro antes de volver a ponerla en su sien.

La chica se retorció de dolor.

—Isaac—lloró—, soy yo—murmuró.

—¿De qué hablas?

—Soy yo—su voz sonaba dulce, como en el teléfono.

Dudé un segundo y eso fue suficiente para que me tirara una de sus bombas con acónito y me arrebatara el arma. Antes de que Scott pudiese reaccionar ella ya le había disparado en el abdomen.

Strangers (Teen Wolf) |Isaac Lahey|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora