capitulo 19

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Severus se tambaleo mientras caminaba hacia la puerta de su despacho. Alguien la estaba tocando como si la vida le fuera en ello, y debía ser por un asunto muy importante, pues rondaban las cuatro A.M.

Severus había llegado a su despacho hacia poco más de una hora, cuando Pomfrey por fin lo había dejado marchar con la condición de que al día siguiente se presentara en la enfermería puntual para que ella eximirá las heridas y le aplicara un ungüento para curación acelerada. A Severus realmente le daba igual, pues las cicatrices quedarían hiciera Pomfrey lo que hiciera. Eso sí, el dolor era ensordecedor.

Cuando Snape abrió la puerta se encontró con la persona que menos pensaba ver: Harry James Potter. Severus aun recordaba levemente haberlo visto unos segundos en la enfermería, pero no tenía idea de si había sido real o producto de su imaginación.

En cuanto abrió la puerta Snape se planteó cerrársela en la cara al chico, pero fue incapaz al ver su estado. Temblaba ferozmente, como si estuviera en la nieve vestido simplemente con unos boxers. Tenía la cara roja y jadeaba. Tenía los ojos rojos e hinchados, como si hubiera llorado durante horas. Tenía sangre en las manos y en la ropa, y parecía a punto de caerse al suelo.

De repente Potter rompió a llorar histéricamente, y abrazo a Severus, y este solo agradeció que fueran las cuatro de la mañana y nadie estuviera despierto, pues el pobre salvador del mundo mágico tenía una pinta que rozaba lo patético.

Obligo al chico a entrar y lo consoló lo mejor que pudo, mientras el chico solo murmuraba "lo siento" repetidas veces, con la voz quebrada. A Severus lo mataba verlo así.

Severus creía saber porque Potter estaba así. Aun desde la enfermería había escuchado rumores de que le había dado una paliza de muerte a Miller, y hasta había visto a la serpiente en la enfermería, molida a golpes, sangrando y gimoteando. A Severus le había impresionado que su pequeño... es decir, que Potter no solo hubiera recurrido a métodos los métodos tan barbaros de los Muggles, sino que fuera capaz de infringirle tal daño al chico, pues Miller era más alto y corpulento que él.

Claro que Snape también había escuchado en que situación había encontrado Potter a Miller: aprisionando a su hermana, con una mano bajo su uniforme... al escucharlo el mismo Severus había querido darle una paliza a Miller. Sin importar todo lo que había pasado con la menor de los Potter, seguía siendo la niña de los ojos de Severus.

Severus nunca le había recriminado a Potter lo hecho, pero mucho menos ahora, al verlo llorar histéricamente por eso.

—No llores, pequeño, no llores—le susurro Severus, casi sin darse cuenta—. Miller se merecía lo que le hiciste completamente...

Harry se alejó un poco de Severus. Intento limpiarse un poco las lágrimas y se sorbió los mocos.

—No estoy llorando por lo que le hice a Miller—dijo, con la voz quebrada, mientras seguía llorando sin poder parar—; al menos, no solamente por eso.

—¿Por qué lloras, entonces?—cuestiono Severus, frunciendo el ceño, y solo consiguió que el llanto de Potter se volviera aún más histérico y que este volviera a esconder la cara en su pecho—. No llores. Por favor, no sigas llorando—le rogo Severus. El verlo así sinceramente lo amaba. Solo tenía ganas de que nada volviera a lastimar a Harry nunca más, que nada nunca más lo hiciera llorar—.

—Pero... lo que hice...—dijo Potter con la voz ahogada—.

—¿Porque no me cuentas lo que hiciste?—pidió Severus con el tono más dulce que pudo, acariciando el cabello de Potter. A alguna parte de su ser la situación le parecía mal, sobre todo después del reciente descubrimiento de que Potter solo había jugado con él, pero gran parte de Severus se sentía completo a un lado de Harry, aun en esa situación—.

—Luego... luego de lo que le hice a Miller, Draco me llevo a su habitación en los dormitorios de Slytherin, porque estaba histérico—dijo Harry con voz ahogada, tartamudeando levemente a causa del llanto que se negaba a cesar—. Draco me consoló y... y...—Harry no podía pronunciar la siguiente frase. Simplemente, no podía—.

—¿Qué sucedió, pequeño?—cuestiono Severus, instándolo a continuar con el relato—.

—el me beso—soltó Potter, como si fuera una bomba, y su llanto se volvió un poco más histérico—.

Severus tardo unos segundos en entender lo que Potter había dicho, y luego, con voz mortíferamente calmada, pregunto:

—¿Malfoy te obligo a... hacer algo que no querías?—cuestiono, con la furia presente en su voz a pesar de que intento disimularla—.

Harry negó contra el pecho del hombre, sin atreverse a mirarlo.

—No, solo me beso, pero...—Harry no supo ni como terminar la frase. Aun sentía la línea de fuego que habían marcado los labios de Malfoy en su rostro al besarlo, desde los labios hasta el cuello. Harry solo recordaba que se sentía tan cansado, y aquello era tan fácil... luego, solo recordaba haber despertado entre los brazos de Malfoy y haberse ido, completamente histérico al sentir que había traicionado de alguna manera a Severus—.

Severus respiro, aliviado, cuando sus sospechas fueron negadas. Sin Poder entender porque Harry estaba así, hizo una pequeña incursión en la mente del pequeño, escuchando sus pensamientos. Casi lo beso de pura felicidad y alivio al comprender que el chico simplemente pensaba que lo había traicionado.

—Pequeño, no sucede nada—le aseguro Severus, acariciándole la espalda. Una sonrisa amenazaba con adueñarse de su rostro, pues los pensamientos de Potter le había dejado una cosa muy clara: el chico le quería—.

—¿Qué no sucede nada? ¿Es que no lo entiendes? ¡Lo bese!—dijo Potter, alejándose de él, mientras se limpiaba las lágrimas para poder verle a la cara—. No sé si te importara realmente, aunque me gustaría creer que si...

Severus acaricio la mejilla de Potter, y ahora que estaba mas tranquilo una horda de celos le pego fuerte. Casi podía ver los labios de Draco sobre su pequeño, y eso le molesto un tanto, pero lo disimulo lo mejor que pudo.

—Claro que me importa—dijo Severus, muy serio. Atrajo a Potter hacia sí, sentándolo en sus piernas, y lo miro fijamente a los ojos—. Lamento mucho todo esto. No debí dudar de ti, Harry—dijo Severus con total sinceridad en la voz—. Estaba dolido porque pensé que jugabas conmigo y... no supe cómo actuar, porque nunca había querido a una persona como te quiero a ti—admitió el profesor, haciendo estallar el interior de Potter—.

—¿Me quieres?—cuestiono, olvidándose de lo demás. Unas pocas lágrimas bajaban por sus mejillas, y otras poca habían quedado colgando de las pestañas de Potter. Sus ojos color esmeralda brillaban al mirar a Severus.

Severus deposito un beso en la mejilla de Potter, lamiendo una lágrima y haciendo estremecer al chico. luego le susurro:

—Claro que te quiero, tonto.

Por Un Bien MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora