Por Un Bien Mayor

Especial de Navidad Parte 2/?

En otro lugar, la noche anterior

Severus maldecía en voz alta, pateando todo en su camino.

—Severus...—murmuro Steven a su espalda, aunque no estaba del todo seguro de que fuera buena idea molestarlo en ese estado—.

—Tu cállate—le espeto Snape en su arrebato de furia, bastante dispuesto a echar al idiota de su despacho en ese mismo instante—. ¿Por qué diablos hiciste eso?—cuestiono, volviéndose hacia el hombre rubio, alto y musculoso y mirándolo de forma mordaz y amenazante a pesar de que le sacaba varios centímetros—.

—Yo, bueno...—Steven estaba tan nervioso que pareció encogerse varios centímetros ante la mirada iracunda de Snape—.

—¿Tienes idea de lo que acabas de provocar?—cuestiono Severus sin darle tiempo a contestar su anterior pregunta, acercándose un par de pasos y haciendo que Steven se encogiera aún más—.

—Yo lo siento, no sabía que tu...—comenzó a disculparse el rubio, sintiéndose completamente fatal por la forma en que Severus lo trataba—.

—¡Lo sientes! ¡Porque no lo sabias! ¡Oh, eso lo arregla todo!—le espeto Snape con el tono cargado de sarcasmo. Ni siquiera sabía por qué seguía ahí. Debería estar corriendo para alcanzar a Harry—.

—Quizá no sea tan malo...

—¿Qué quizá no sea tan malo? Tendré suerte si Harry vuelve a dirigirme la palabra—le espeto, furioso—.

—y quizá eso no sería tan malo...

—¿A qué te refieres?—cuestiono Severus, parándose en seco, dispuesto a repartir maldiciones imperdonables según fuera el siguiente comentario del chico—.

—Es decir, ¿realmente estas seguro de que lo quieres tanto?—cuestiono Steven, rascándose la nuca con indecisión. La ceja enarcada de Severus lo dijo todo, porque el hombre se puso aún más nervioso—.

—Ve a tu punto rápido, Harford—le contesto Snape en tono amenazante, muy dispuesto a lanzarle un crucio—.

—ese es mi punto. ¿Estas completamente seguro de que lo quieres tanto? Es tan solo un niñito, Severus...—dijo Steven e intento no acobardarse ante la mirada hostil que le dirigió Severus—. Aún le queda mucho camino para madurar y crecer... en cambio, yo ya soy un adulto hecho y derecho—dijo por fin, haciendo esfuerzos sobrehumanos para atreverse a pronunciar esa frase—.

—¿Tu?—dijo Severus, incrédulo. Miro a Steven de arriba abajo, sin sacudirse la sorpresa de encima. Steven era un Hufflepuff muy bueno en pociones, extremadamente guapo y obsesionado con su profesor de pociones (Snape) desde su época en Hogwarts. Severus había soportado al chico casi como una mascota durante sus años en Hogwarts, por el hecho de que le gustaban las pociones. Nunca había esperado volver a saber de él, y mucho menos que un día el chico lo llamara y le invitara una copa. Habían sido amigos durante años y amantes en ocasiones, aunque nunca desde que Severus había comenzado a salir con Harry; aquel era el primer beso que se daban en más de seis meses. Cenaban todos los domingos y llevaban una amistad alimentada básicamente por la obsesión del menor por Severus, pero hasta allí llegaba la cosa. Snape nunca había sentido por Steven ni una décima de lo que sentía por Harry, y se lo hizo saber de una manera bastante cruel—. ¿Estas insinuando que deje a Harry por ti?—cuestiono Severus, y vio como el rostro de Steven se llenaba de incertidumbre—.

—Si.

—Estas soñando—le contesto Snape—, y un sueño especialmente descabellado—agrego con crueldad—. Harry... Yo amo a Harry de una manera en la que no podría amarte a ti—dijo Severus, y a pesar de ver la expresión de dolor de Harford siguió hablando—, jamás. Jamás de los jamases, en serio. Nunca amare a nadie como amo a Harry—dijo Severus, y si no las hubiera escupido como si fueran un insulto, habría resultado romántico... aunque probablemente eso no consolara a Steven—. Vete.