Capítulo 3 Maraton 2/2
Desde que Niall abandonó el orfanato con la familia Robinson la vida de Kate había vuelto a ser la misma antes de que él apareciera. No hablaba con nadie, no participaba en clase, ni siquiera hablaba con Alisa. Niall no la había ido a visitar y ya habían pasado cinco meses. En esos cinco meses había tenido unas diez o quince entrevistas, pero nadie quería llevarse a casa a una nena de siete años, muda y con un gran trauma.
Pero eso cambió el día que la familia Parker entró en el orfanato con su hija de nueve años.
Lila: Hola Katherine, somos Lila y él es Jerry. Ella es nuestra hija, Estefanía. Ustedes van a ser hermanas, ahora sos parte de nuestra familia
Esas fueron las palabras de Lila cuando la sacó del orfanato para llevarla a su casa, a su nuevo hogar. Al principio Kate no podía creer que alguien la hubiera adoptado, ¿quien quería una hija que no hablaba? Era algo ilógico, pero después lo pensó y tal vez esto era lo que necesitaba, salir de orfanato, conocer gente nueva, y tal vez así su vida iba a mejor. Ella sabía que Niall no iba a volver, él ahora había hecho su vida y no culpaba, ella solo había sido una amistad pasajera para él, nada de otro mundo, solo una amiga más, y ella no podía hacer nada para evitarlo. El tiempo que había pasado con él habían sido los dos años más maravillosos de su vida, pero ahora ya no podía seguir pensando en Niall, ahora tenía que ocuparse en recuperar su voz, y sabía que no lo iba a lograr de brazos cruzados.
Entró a la casa, era una casa bastante amplia. En la planta baja se encontraba un baño, la cocina, un enorme living, donde había una televisión colgada de la pared, debajo de esta una chimenea, sobre la cual había varios portarretratos, y unos cuadros familiares, y también algunas pinturas. Había un enorme sillón en frente de la tele, y a los costados enfrentados, dos más, pero más pequeños. En el centro una mesa baja, cuadrada, que estaba cubierta por un fino mantel rojo, sobre el cual había dos velas aromáticas pequeñas. La cocina tenía una pequeña isla en el centro, y estaba pintada de color madera, lo que le daba un toque antiguo, pero hermoso. Los muebles en la cocina eran todos de color negro, lo cual a Kate le fascinó.
Lila la tomó de la mano para ayudarla a subir las escaleras y la llevó al primer piso. Había cuatro habitaciones, una era de Lila y Jerry, la otra era el cuarto de baño, al final del pasillo se encontraba la habitación de Estefanía y al lado del baño lo que sería su nueva habitación. Lila la llevó hasta su nueva habitación y la dejó entrar sola.
Estaba pintada de un color amarillo muy claro, había una cama de una plaza, donde había unos tres o cuatro osos de felpa de muchos colores, también había una mesita al lado de la cama, donde abajo podía guardar las zapatillas, bueno él par de zapatillas que tenía. También un armario, mediano donde podía guardar su ropa, la cual no tenía mucha, solo la que Alisa y la gente del orfanato le habían comprado, un pequeño escritorio con algunos cajones y una gran, gran ventana desde la cual se podía ver el cielo, y el centro de Londres.
Kate estaba más que feliz con su nueva habitación, no sabía como demostrarlo, al no poder hablar las cosas se le dificultaban un poco, pero volteó a ver a Lila y corrió a abrasarla. Lila la envolvió entre sus brazos.
Lila: Perdón si no te gusta el color de la habitación, no sabías que color te gustaba y bueno buscamos un equilibrio – Kate le sonrió para que supiera que ese color era perfecto y Lila sin poder evitarlo derramó algunas lágrimas que Kate secó con su pequeña mano – que bueno que te guste – susurró- mejor te dejo para que te acomodes – Kate asintió y Lila la dejó sola en la habitación.
Se paró en el centro y la inspeccionó de arriba abajo, y de izquierda a derecha, era un lugar muy lindo, y muy limpio. Las cortinas transparentes llegaban hasta el piso y eran muy lindas. Se paró en la ventana y observó el paisaje, siempre había querido conocer el centro de Londres, pero ella no podía salir del orfanato como sus demás compañeros por sus condiciones. Ya no quería pensar en el orfanato, no por ahora, pero tenía que darle las gracias a Alisa en algún momento, por todo lo que había hecho y en todo lo que la había ayudado.
La puerta se abrió y Kate se giró asustada, era Estefanía, su nueva hermana. No sabía si podía confiar en ella, tal vez era buena, pero tal vez no, tal vez era como sus compañeras del orfanato, antes de que llegara Niall. Tal vez ella no quería una hermana y ahora le iba a hacer la vida imposible.
Estefanía: Tranquila no voy a hacerte daño – la sonrisa que le regaló tranquilizó por completo a Kate- soy Estefanía, tu nueva hermana. Pero por favor llamame Tefi, mi nombre es muy largo – rió y Kate sonrió- ¿Sos Kate o no? – Kate asintió- Me gustaría que nos llevemos bien ¿querés venir a jugar conmigo y mis muñecas? – Kate asintió efusivamente, nunca había tenido una muñeca, y que su hermana se las prestara era un indicio de que las cosas iban a ir bien entre ellas, o eso esperaba Kate.
Se pasaron el resto de la tarde jugando, Tefi era una gran persona, una nena con un enorme corazón, que a pesar de que Kate no podía hablar le tenía paciencia, y mucha. Kate se estaba enfadando, pero no con su nueva hermana, si no con ella misma, porque no podía vencer sus temores y hablar con Tefi, ella había sido muy buena y Kate ni siquiera le podía decir gracias. En ese momento lo necesitaba a Niall, sabía que tenía que deshacerse de su recuerdo, y tenía que dejar de pensar en él, pero había algo dentro de su mente que se lo impedía, le impedía poder dejar de pensar en él, con casi la misma intensidad con la que no podía hablar.
Lila: La cena esta lista – dijo desde la puerta y ambas se giraron a verla y asintieron
Las chicas bajaron detrás de Lila y se sentaron a la mesa, en ningún momento ningún integrante de la familia trató de forzarla a hablar ni mucho menos, y cada vez que ella quería algo y Lila y Jerry señalaban las cosas le tenían una paciencia increíble, aunque en esos momentos ella misma se detestaba por ser tan débil y dejar que su estúpido pasado la atormentara y eso repercutiera en su vida cotidiana.
Lila: Tranquila, estas cosas no se fuerzan
Le había dicho Lila, y por alguna razón ella se sentía mejor que nunca. Tefi la acompañó hasta su cuarto y cerró las cortinas que cubrían la gran ventana. Cuando Kate estuvo en su cama, con las sábanas hasta la cabeza Tefi se paró a su lado y le sonrió.
Tefi: ¿Querés que te lea un cuento? – le preguntó y Kate asintió efusivamente.
Tefi sonrió y fue hasta su cuarto y volvió con un libro llamado “Castillo Dorado” comenzó a leerlo y pensó que en la mitad Kate se iba a quedar dormida, pero no fue así, Kate escuchaba atenta cada palabra y oración que hermana decía, quería creer que ese cuento se podía hacer realidad, que ella podía encontrar su castillo dorado, sabía que podía, y lo iba a encontrar.
Después de terminar de leer el libro Tefi besó la frente de su nueva hermana y antes de que cerrara la puerta, la voz de Kate la sorprendió.
Kate: Gracias – había susurrado, desde lo más profundo de su corazón.
Tefi volvió hasta ella y la abrazó, ella estaba feliz de que su nueva hermana pudiera hablar, ella sabía que Kate podía, sabía que lo iba a lograr, iba a poder salir de ese horrible trauma que tenía, iba a superar todos los obstáculos, porque se notaba que era una chica fuerte. Tefi abandonó la habitación con un “hasta mañana” y Kate volvió a acomodarse en la nueva cama, pensando como su vida iba a cambiar de ahora, para siempre.
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