La pequeña Kate se encontraba en su clase de lengua, la profesora había tratado más de una vez que ella se comunicara con sus compañeros, poniéndola en grupos, haciendo trabajos en forma oral, pero nada funcionaba. Alisa, decía que había que darle tiempo, solo habían pasado tres meses y medio desde que la habían encontrado, y el trauma que ella guardaba dentro de su ser, no ayudaba.
Ella se sentaba al fondo de la clase, junto con un peluche pequeño, rosa de felpa que le había regalo Alisa cuando ella había salido del hospital.
Kate se sentí rara con todas esas personas que la rodeaban, nunca había estado en una misma habitación con tanta gente, solo con su madre, su padre y su hermano, tres años más grande que ella. Louis, al que no había vuelto a ver desde ese horrible accidente que trataba de olvidar, pero que cada noche se repetía en sus sueños.
Alisa entró por la puerta con una enorme sonrisa de oreja a oreja, a Kate le gustaba verla sonreír, ella pensaba que Alisa era una persona buena, y que la quería. Ella muchas veces trató de comunicarse con Alisa, pero las palabras se agolpaban en su garganta y no podía hacer nada.
Alisa se paró delante de la clase y todos se callaron.
Alisa: Chicos, tengo un nuevo compañero para presentarles – ella señaló la puerta y un nene de siete años, rubio, con unos enormes ojos color celeste entró por la puerta- Él es Niall Horan- todos los alumnos se pusieron a cuchichear sobre el nuevo alumno, como hacían siempre.
Kate estaba asustada, ya no quería ver más nenes y nenas cerca de ella porque todos la trataban mal, porque ella era rara, diferente, pero nadie la entendía.
El nuevo nene recorrió con la vista la habitación y cuando la vio a Kate de inmediato supo que tenía que sentarse con ella, estaba sola, en un rincón del salón, mientras todos los demás hablaban y jugaban.
Eso hizo Niall, se sentó junto a Kate, que lo miró de reojos, pero no se presentó.
Niall: Hola – dijo él de forma amable, pero ella no lo miró- soy Niall – probó una vez más, pero aunque Kate intentó presentarse, las palabras nuevamente no salían de su boca.
El resto de clase Niall no trató más de entablar conversación con Kate, porque pensaba que ella no lo quería, y aceptaba eso porque él recién llegaba y ¿por qué ella le iba a querer hablar a un extraño? Además, había que admitir que la vida de ese pequeño niño de siete años era mucho más complicada de la que los demás imaginaban, pero él nunca iba a hablar de eso.
El timbre del recreo sonó y todos salieron corriendo hasta el patio, menos Kate, y Niall que se quedó para hacerle compañía, ella estaba sola.
Niall: ¿Estás bien? – Ella luchó contra ella misma para contestar, pero nada salía de su boca, así que solo asintió- ¿sos muda? – preguntó sentándose nuevamente a su lado. Ella lo miró de reojo y nuevamente quiso hablar, pero solo negó con la cabeza- ¿No me hablas porque te caigo mal? – preguntó él un poco desilusionado, no sabía porqué estaba desilusionado, pero así se sentía.
Kate suspiró resignada, porque nunca nadie le había hecho tantas preguntas, solo Alisa cuando la había encontrado. Agarro su cuaderno y arrancó una hoja.
“No puedo hablar, los doctores dicen que tengo un trauma” – Escribió ella y se lo mostró a Niall. Él no comprendía muy bien lo que estaba pasando, pero en ese momento supo que la tenía que ayudar, protegerla y cuidarla de todo lo que la pudiera dañar, porque si tenía un trauma, con a penas cinco años, debía de haber tenido una vida muy dura.
Niall: ¿Entonces te caigo bien? – ella asintió con una pequeña sonrisa en sus labios- que bueno – susurró
Cloe: Rara – dijo una nena morocha, de ojos muy azules entrando en el salón.
Niall: ¿Qué dijiste? – preguntó él incrédulo de pensar que una nena de esa edad podía ser tan mala con una que había sufrido lo suficiente
Cloe: Estas con la rara del lugar, no habla – sus tres amigas detrás de ellas rieron y la nena sonrió- deberían de llevarla a un lugar especial.
Niall giró su vista hasta Kate, la cual estaba llorando, en silencio. Las lágrimas se resbalaban por su pequeño rostro, color blanco como la porcelana. Y sus grandes ojos verdes también estaban cubiertos de lágrimas.
Niall: No hables así de ella – se paró rápido de la silla y enfrentó a la nena y a sus amigas- tal vez ella no pueda hablar, pero vos hablas sin saber.
Los ojos de Cloe se abrieron de par en par, ella era “la líder” del orfanato, lo hacía para descargar el odio que tenía con todas las personas que no la adoptaban y la llevaban a un lugar mejor. Nadie nunca la había enfrentado de esa manera, y aunque solo era una nena de seis o siete años, ya era una completa porquería de persona, pero no era su culpa, era lo único que había aprendido de sus padres biológicos, que la habían abandonado. “Había que cuidar tus propios sentimientos, sin importar lastimar a los demás” le había dicho una vez su padre alcohólico, y eso era lo único que le había quedado.
Cloe abrió la boca para contestar, pero no lo hizo, simplemente salió del lugar junto con sus amigas maldiciendo a Niall Horan.
Kate: Gracias – dijo en un susurro ahogado la pequeña y ella misma se sorprendió de que las palabras por fin habían salido de su boca. Ella se había olvidado como era su voz.
Niall la miró sorprendido y se sentó a su lado, mientras secaba las lágrimas en su cara, y en sus ojos.
Niall: Hablaste – dijo en un susurro mirándola a los ojos. Ella soltó algunas lágrimas más- No llores, ellas ya no te van a molestar
Kate: No lloro por eso – dijo todavía con la voz áspera y entrecortada- no puedo creer… que hable – dijo con la sonrisa más grande que alguna vez había hecho.
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