XII. DESANIMO

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Hoy me sentí extrañamente desanimada, teniendo mil cosas que hacer lo único que me interesaba era leer o simplemente estar acostada, por mi mente corría el pensamiento de los cientos de proyectos que debería estar haciendo, aún sin embargo apenas he hecho una minúscula parte. Me siento extrañamente agotada, a pesar de dormir tanto no logró sentirme tranquila y recuperada.
Me gustaría poder tener a alguien con quien distraerme un rato, alguien que me llame y me busque sin razón, sin que necesite un favor, que me haga un consulta, alguien que no se interese solo por mi color favorito, o que me mande los buenos días diario. Yo no quiero eso, quiero que alguien me vea y me de un abrazo porque sabe que estoy mal a pesar de que yo diga que es todo lo contrario, quiero a alguien que sin tenerme cerca me sienta distante, me sienta cansada, quiero a alguien que me escuche con atención, que este para darme un abrazo cuando más lo necesite en esos momentos de ansiedad que cada vez se vuelven más frecuentes, alguien a quien yo pueda escuchar hablar todo el día, alguien con quien decir ridiculeces sin ser juzgada, alguien que comprenda mi sentido del humor sin llamarme simple.

Tal vez no requiero de nadie, no. No es un tal vez, es un: No necesito a nadie, porque se que tanto he luchado por mi, me conozco y he aprendido a ser mi propio hombro, pero algunas veces, miro al resto y me siento sola, a pesar de tenerme a mí misma, siento que me falta el cariño de alguien. Y odio sentir eso.

Es entonces donde entra mi desanimo, llenándome la cabeza de ideas, claramente, innecesarias.

Es obvio que nada escrito aquí tiene sentido, pero debía decirlo. O aunque sea escribirlo.

Pequeñas cosas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora