Pequeñas cosas de amor

XIV. Reencontrarme

Tenía mucho tiempo queriendo escribir algo, rascando en mi mente para poder sacar algo bueno. Forzando palabras y odiando lo que resultaba.

Hoy me encontré a mi misma haciendo lo mismo, buscando palabras absurdas para obtener algo bueno, y los resultados son los mismos.

Termino decepcionada de cualquier cosa que escribo, porque no me parece suficiente, no me siento lo suficientemente buena en ello como para dedícale dedicarle el tiempo adecuado.

Y luego me pongo a pensar, como siempre lo hago. Porque tal vez es lo único que se hacer bien, pensar en todo lo malo que he hecho en la vida, en a quien he lastimado, ha quien le he fallado y toda la porqueria que vivo; lo sobre analizo y me pongo ansiosa, pero eso no es el punto ahora.

Lo bueno de sobreanalizar todo, es que recuerdas muchas cosas, como por ejemplo hoy recordé porque empecé a escribir en primer lugar.

Recuerdo que era pésima en ello, recuerdo sentirme vacía y con ganas de estar en un mundo mejor. Entonces leer no era suficiente, siempre tenía ganas de algo más, de algo que fuera de una forma tan especifica y cuando me di cuenta de que eso solo existía en mi mente comencé a plasmarlo y a pensar en lo detalles.
Al principio, parecía algo tan irreal, ilógico y tan mal redactado, pero al final del día me hacía sentir mejor. Luego aprendí el arte de redactar y comencé a escribir sobre mi corazón roto.

Pero no de lo roto que estaba, sino de como quería que fuera reparado y sin darme cuenta sanó. Volvió a ser una pieza, frágil pero estaba unido.

Ahora comprendo, escribir no debería ser sobre a quien leen más o cuantos votos tiene esa historia en la que tanto te esforzaste, se trata sobre librar la presión de tu interior, de buscarte a ti mismo y plasmarlo para ti, para que lo vuelvas a leer y digas: "wow, estaba en una mala racha en verdad, pero hoy estoy bien".

Así que querida yo, date cuenta de que escribir se trata de expresar lo que sientes cuando nadie puede escucharte.