XVI. Despedida al 2018 [Open Heart]

16 5 0
                                    

Nunca encuentro la manera correcta de iniciar algún escrito, todo me parece soso y aburrido, espero esto no lo sea porque en realidad tengo mucho que decir.

En este año que está terminado, pasaron una extraña variedad de sucesos que me gustaría mencionar, sin embargo hablaré sobre las que más me marcaron.

En abril de este año, tuve la oportunidad de viajar a la ciudad mas grande de México, (CDMX) y fue fantástico.
Fue la primera vez que viaje con mi grupo de amigos, sin nadie que supervisara, conocimos mucho y descubrí mucho sobre mis amigos también, realmente fue un viaje fantástico, a pesar de que ocurrieran ciertos eventos desafortunados, no tengo un mal sabor de boca de él.
Ese mismo semestre tuve la gran satisfacción de aumentar mi porcentaje de beca, suena extraño y extremadamente ñoño pero fue algo que me hizo realmente feliz.

En junio, regrese a uno de mis pasatiempos favoritos, nadar, tenía muchísimo miedo, porque tenía años sin hacerlo y no estaba segura de que pudiera hacerlo igual que antes, y así fue, no fue lo mismo pero en cuestión de dos semanas volví a tener la seguridad de antes y avancé notoriamente, tal vez no para el resto pero si para mi, incluso algunas de mis compañeros me felicitaban por lo bien que nadaba y lo mucho que lo disfrutaba, eso también fue algo que me lleno de felicidad.

Durante el verano, las cosas en mi casa estaban un poco tensas, mis sobrinos pasaban un desequilibrio emocional por cuestiones que ocurrían dentro de su casa y yo solo quería apoyarlos. Entonces hicimos un road trip para visitar a mi prima, la cual vive en Durango actualmente, fue un viaje largo y algo estresante, sin embargo me la pase muy bien, conocí una nueva ciudad y además pude estar con mi sobrina Sofia, a la cual quiero muchísimo.
Agosto fue un mes en el que viví una situación incómoda, pero me lleno de felicidad al final del día. Luego de un largo año con mis amigos peleados entre sí, pudieron olvidar sus diferencias y tal vez no volvió a ser exactamente lo mismo, pero al menos somos la pandilla de nuevo. Eso me da mucha tranquilidad luego de largas noches llorando por no saber como arreglar las cosas. Nunca se lo he dicho, pero estaré eternamente agradecida con Nacho por obligar a todos a ir a su cumpleaños.

Si bien, este año tuve sucedió una de las peleas más notorias con mis compañeros de clase, me sentí acorralada cuando al inicio del nuevo semestre todos mis amigos quedaron juntos en un solo salón y yo quede aparte con todos aquellos que habían apuñalado por la espalda. Si bien, me sentía muy enojada e incómoda con ello, intenté nunca tratarlos mal. Entonces me acostumbre a ellos y me hicieron sentir parte del grupo, fue extraño porque nunca me había sentido tan involucrada con ellos o un grupo de compañeros en realidad.
Si bien, me sentía un poco sola, aprendí a ser más independiente, a perder el miedo a hacer cosas por mi cuenta.

Octubre fue un mes difícil, mi abuelo tenía aproximadamente un mes enfermo, mes en el que tenía que cuidar de él y de mis sobrinos, incluso deje de cuidarme a mi misma, lo único que pensaba era que debía de tenerlos a todos ellos bien, incluso cuando sabía que eso era muy difícil. Mi abuelo empeoraba cada día y todos lo sabíamos, simplemente era algo que nadie quería aceptar. Mi abuelo era el pilar de la familia.
Durante todo ese tiempo yo me sentía exhausta, todo el tiempo tenía sueño, las crisis de ansiedad se volvían más constantes pero nadie debía enterarse de ello, había más problemas y yo no podía agregar otro a la lista. Diario me sentía con la necesidad de llorar, pero nunca lo hice, seguía engañándome a mi misma diciéndome que todo estaría bien.
Cuando todo explotó, fue el día en que me dieron la noticia de que mi abuelo había muerto.
El hombre con el que toda mi vida había vivido, mi figura paterna no estaría nunca más con nosotros. Fue desgarrador y aterrador al mismo tiempo. Me lo dijo mi mamá entre lágrimas, tuve que ir a la escuela a derrumbarme frente a personas que nunca pensé lo haría, pero no podía contenerme, estaba desecha. Me sentía aplastada por el mundo y no podía sostenerlo.
Fue difícil verlo, aceptarlo, escuchar el llanto de todos, recibir abrazos de lamentos, escuchar a todos disculpándose conmigo, escuchar a todos decir todo estará bien, ahora está en un lugar mejor, diciéndome que yo estaría bien cuando no lo estaba, no me sentía bien, nada estaba bien. Todo estaba mal, mi alma estaba rota.
Yo no podía ver a alguien y no querer llorar.
Cuando mis compañeros fueron a acompañarnos en la misa me sentí eternamente agradecida con ellos, me sentí querida con todos los abrazos que ellos me dieron, no me juzgaron por llorar desconsolada, incluso me abrazaban más fuerte. Me susurraban cosas que me ponían más triste pero me ayudaban un poco. Todos fueron muy lindos conmigo, y los quiero por ello. Por estar ahí.
Donal fue quien me sostuvo cuando todo caía en picada, me escuchó y me abrazo hasta que deje de llorar y volví a hacerlo, me reconfortó mientras estaba de la peor forma. Y amo con todo mi ser que estuviera ahí conmigo. Luego Dani me dio un abrazo tan fuerte que me llegó al alma. No sabía que era lo que ocurría y aún así lo sentía apoyándome.
Carmina estuvo conmigo ayudándome siempre, fue a verme y estuvo conmigo, me habló y me hizo sentir más tranquila luego de un largo día.
Leslie me apoyó también igual que Iram, estuvieron conmigo y se los agradesco también.

Fue una avalancha de emociones para solo dos días, y aún así decidí irme de viaje esa misma noche, con todos ellos que habían estado conmigo que me habían visto en mi peor versión, ahí estaba, destrozada con mil ganas de seguir llorando. Fue un largo viaje a Zacatecas, pero valió la pena. Me divertí y conocí un nuevo lugar, descubrí arquitectura maravillosa y conocí nuevas personas que ya conocía, extraño pero así fue.
Luego pasamos una noche en San Luis Potosí y fue igual de grandioso porque es una ciudad hermosa. Sin duda fue un viaje que me ayudó internamente y conocí muchísimo sobre la arquitectura mexicana.

De regreso a la realidad no fue nada fácil. Volví a casa y la sentí mil veces más vacía que nunca. Sentí la ausencia como un golpe aterrador, tenía miedo, dolor y enojo.
Fue un mes largo en donde me sentí realmente deprimida, jamás me había sentido tan terriblemente mal. Tenía que lidiar conmigo y además asegurarme que el resto estuviera bien también. Fue una carga durísima para mi. Lloré y me sentí asustada una vez más, descuidé la escuela, deje de hacer cosas, deje de ir a natación, deje de interesarme en hacer las cosas como realmente me gusta hacerlas, solo quería dormir y comer. Era todo lo que quería hacer. Sin embargo, me dije que tenía que seguir por él, porque no quería  decepcionarlo. Así que de apoco comencé a reunir mis partes, por mi y mi salud. Fue difícil y aún trabajo en ello.
Algunas veces simplemente quiero rendirme, dejarlo todo y no hacer nada.

Este año me lleno de muchas emociones, sentí felicidad, tranquilidad, estrés, depresión, tristeza, nada, y ahora estoy en una etapa donde trato de recuperarme. Trato de volver a lo que era, lo cual estoy consciente nunca lograre, no después de una perdida tan grande.
Tratando de seguir adelante, para no volver a sentir que me perdí a mi misma porque eso significa que no se quien soy y eso me aterra.
Aún que escribí esto entre lágrimas, aprecio cada momento y obviamente lamento otros.
Tengo buenas expectativas para el siguiente año, no quiero tener tantas ilusiones, pero quiero aceptar correctamente todo lo que viene. Me encomiendo a Dios y lo que tenga escrito para mi.

Pequeñas cosas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora