One-Two Shots [RivaMika~LeviMika]

2.- Acosado.

Salio con prisa del aula, las tareas y deberes lo traían del cuello y no se permitía el lujo de descansar. Manteniendo la cabeza fría, no pudo evitar sentir un escalofrío y detectar una mirada sobre el.

Hacía días que la agria sensación de ser perseguido le producían un nerviosismo incontrolable.

Levi Ackerman, acostumbrado a ser el ídolo de muchas (y tal vez muchos) dentro del instituto Kyojin, era continuamente seguido de un lado a otro, por personas que el hacías llamar "mocosos hormonales". Aún cuando sabia que estaban tras el, esa sensación en su columna era nueva y sumamente fastidiosa.

Con libros en mano, como todo buen estudiante, cruzó la puerta de salida, siendo despedido por algunos gritos femeninos.

Cruzó la calle, para llegar a su departamento y descansar finalmente. Todo hiba perfectamente normal hasta que de nuevo sintió una mirada sobre él .
Volteó a ambos lados, buscando apresuradamente al emitente de esa sensación pero no obtuvo ningún resultado visible, así que solo apuró a entrar y desparramarse sobre el sillón.
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Temprano por la mañana, se levanta por la estruendosa alarma, habiéndose bañado y almorzado como es debido, se dirigió a empezar un nuevo (y no tan interesante) día.

Agradeció a todos los dioses que el instituto le quedara sólo a unos minutos de caminata, ya que ese día sus ánimos venían por los suelos,  notandose en su cara. No se tomó la molestia de concentrarse en sentir el aura que lo rodeaba, si no mas bien en arrastrar los pies como adolescente deprimido.

Llegó a la puerta de la escuela, y su ánimos restantes volaron cuando vio a la multitud amontonada en la entrada tratando de pasar. Justo cuando hiba a regresarse y esperar un poco, una avalancha de personas lo arrastraron a empujones. Entre tanta gente y murmullos, el fastidio incremento, pero un roce en su mano captó su atención.

Escucho una risa tan pequeña que casi pasa desapercibida por el, y fácilmente pudo ser cualquier otra persona. Pero algo dentro de el le dijo que era la chica que paso frente de el con un hermosísimo cabello negro y una piel tan radiante que enamoraban a cualquiera que la viese por primera vez. Pero a el sólo le causó miedo. Un miedo que no supo explicar porque.
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El profesor hablando todo el rato es algo que aburría a más de uno. En el salón de clases, los alumnos parecían zombies con uniforme, y hoy más que nunca, el no podía poner atención.

Se distraía con cualquier estupidez que pasara frente a el, una mosca, una partícula de polvo o alguna avecilla traviesa que se asomaba por la ventana. O solo miraba a los lamebotas del profesor en frente ideando algún plan para dejarlos en ridículo.

– Ackerman – Llamo su atención  profesor, notando lo distraído que se encontraba segundos antes.

Volteo ligeramente su cabeza, para hacer contacto visual con su profesor – ¿Si? –

– ¿Esta muy aburrida la clase? – Caminó hacia el con los brazos cruzados, imponiendo su autoridad.

– Estoy seguro... – Giro todo su cuerpo, para finalmente dar la cara – Que si le digo lo que realmente pienso, se ofenderá–

– Haga en favor de compartir esa opinión –

– Su clase es tan jodidamente aburrida, que me resulta más interesante las grietas de la pared que la explicación, además, si cree que alguien pone atención, son los idiotas que fingen sólo para que no los repruebe. – Con toda la calma y sinceridad, escupió las palabras al viejo que tenía en frente.
E igualmente, lo sacaron del salón, y el no puso ninguna objeción.

Cuando por obra de algún hechizo, terminaron las clases, los jóvenes salieron despavoridos a sus hogares para tomarse un no tan merecido descanso.