Lejos de casa

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Cuando llegaron los resultados en aquella carta blanca sellada con el logotipo del diamante, no imagino lo que le esperaba.
Echo un mechón de cabello azul tras su oreja. El pintarse el cabello había sido su mayor acto de rebeldía, tal vez influenciada por tantas series animadas japonesas.
Aspiro profundo, se había preparado tanto para aquel examen de actitud.
Una vez al año se tomaba un examen impuestos por las Diamantes, las máximas autoridades del mundo pos—moderno. Como habían llegado ahí son solo paginas muy oscuras en la historia de la humanidad, paginas que eran mejor olvidar.
El examen abarcaba una cantidad de temas muy amplio para aplicarse a todas las mentes; el lema de los profesores para calmar a los alumnos antes el nerviosismo de tan importante prueba era de "que todos eran bueno en algo", pero solo exista una verdad absoluta y era que se estaban jugando su futuro.
Lapis había sido la mejor de su escuela en años anteriores, una mente excepcional y como todas las mentes excepcionales era una inadaptada y oscura alma entre una interminable masa de frágiles productos fabricados por la tv y el internet: adolecentes. Esta vez no solo se había propuesto tener la nota más alta de su instituto, cosa que en el paso no le había sido muy costoso, esta vez quería tener el reconocimiento mismo de las Diamantes.

Corrió a la cocina, tomo un pica hielo y apuñalo delicadamente la solapa de la carta, tomo el contenido con algo de violencia mientras jalaba el papel blanco otro más delgado y de color amarillo fue arrastrado con él, termino cayendo sobre la mesada de mármol negro. Poca importancia le dio, seguramente será publicidad, pensó. Deslizo su espalda contra los cajones de la mesada hasta terminar sentada en el suelo, desdoblando el papel,99.97%.Un grito ahogado se escapo de su garganta, no esperaba un puntaje tan alto, "soy un maldito genio" se dijo.
Se levanto de un salto y corrió hasta las escaleras para contarles a sus padres, pero se detuvo "Claro, están trabajando, como siempre"



Algo detuvo su emoción, miro en la mesada el opaco papel amarillo pálido y colgó nuevamente el teléfono de la cocina, tomo el papel entre sus manos y entendió su error o no quiso hacerlo.

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La música retumbaba en sus oídos amenazando con dejarla sorda, pero era así como le gustaba. Tomo otro trago de whisky y termino el cigarrillo de mota que aún le quedaba; para aquel cuerpo tan acostumbrado a los vicios este solo era un preámbulo para el verdadero descontrol. El caos es la mejor forma de describirla, la sensación constante de vació llena de todo lo que era considerado malvado y al final solo es un poco de rebeldía, así de contradictoria y caótica es ella.

—¡¡Nos toca!!!—se alzo una voz entre el final de la música y el grito del gentío, se le acerco lo suficiente como para poder rodear su cuello con una mano y con la otra robarle la ultima tuca del de aquel vicio.—Mañana no podrás ni pararte en la instituto ,y ya te tienen en la mira.—le sonrío.
— ¿Acaso me estas desafiando?!—pregunto irónicamente, mientras se dirija al escenario.

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Le gustaba sentir el viento frió azotándole el rostro. En cierto punto lo veía como una forma de castigarse, porqué cuando todo parecía ir bien, cuando por fin se había adaptado en su escuela, detuvo su flagelo sin sentido, porque sabía que no tenían respuestas y seguir culpándose no era una opción.
Aquel viento frió no solo era un auto castigo, sino también un consuelo que mitigaba aquello que la aterraba cada noche en sus pesadillas. Se quedo mirando las borrosas líneas blancas pintadas en el pavimento de la carretera.

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