Me encontraba en un lugar místico yo y la luna a solas en ese gran bosque y en medio del gran silencio pude escuchar mi nombre a lo lejos en una voz masculina, corrí hacia lo que creían mis oídos escuchar y llegue a una cueva en donde se veía un gran sendero, lo seguí y me llevo a una celda en donde parecía estar el dueño de la voz que me atrajo, cuando pude ver al fin su rostro mis ojos se cruzaron con los suyos, sus ojos se reflejaban con la luna, siento algo profundo en mi pecho que es igual que todos los sentimientos asociados al dolor que yo había sentido en toda mi vida pero esta vez juntos.
Puedo ver en sus ojos reflejada cierta tristeza… una lagrima recorre mi mejilla
- ¿Que estas haciendo aquí? – me pregunto con unas increíbles ganas de que me vaya.
- Vine a sacarte de aquí – las palabras brotaban solas de mi boca sin ningún esfuerzo era como si estuviera ahí pero en estado automático
- No necesito que me salves vete… ¡Vete! – me ordeno
- Pero… - trate de que no me ahuyentara pero el seguía en su misma posición
- Ningún pero. ¡Vete!
- No me voy si se que tu vida corre peligro permaneciendo aquí.
- Si no te vas tu vida será tan desgraciada como lo es la mía… Perdóname y vete.
- ¿Por qué me pides perdón?
- Por meterte en esto, Jasmine.
Desperté con un sobresalto y no había rastro del chico misterioso con el que siempre me soñaba o de alguna característica de mi fantasía. Eso me decía que ya estaba en la realidad.
- Jasmine a desayunar.
Me vestí con mi blusa favorita que era negra con adornos rojos, un pantalón entubado, unas botas negras y con un cinturón del mismo color. Peine mi cabello castaño claro, ondulado y lo deje suelto.
Mire mis ojos que cafés en el espejo que lucían muy tristes como siempre, no me moleste en maquillarme y baje a desayunar.
Lo primero que vi. Mi madrastra una mujer muy agraciada y con un esmero tan grande en que yo le agradase que llegaba a repugnar, yo no tenia ganas de amistarme con ella, como tampoco con su hija Camila la que no me enorgullece decir mi hermanastra una niña muy alegre y muy preocupada por estar a la moda, al igual que su madre intentaba agradarme pero no les compraba nada.
- Prepare tu desayuno favorito – lo dijo tan esperanzada en que yo probara un poco de la comida pero no me interesaba compartir la misma mesa prefería comer algo luego.
- No gracias desayunare más tarde, sin embargo me puedes ayudar en algo ¿sabes acaso donde esta mi padre?
- En su despacho.
- Hola familia – dijo Camila que estaba recién bajando a desayunar tan alegre como siempre, esa alegría que llegaba a molestarme.
Me fui a donde mi padre el único de mi sangre en esa casa, desde que había muerto mi madre nos habíamos acercado mucho más, era mi refugio para no estar con el par de caras sonrientes que eran esas dos no porque era malo que fueran felices y eufóricas es que me hacían sentir peor porque yo de hace mucho no podía ser así.
Detrás de mi entro Camila con una sonrisa de par en par que aún para ella era fuera de lo común y miraba a mi papá con ganas de convencerlo de algo muy importante.
- Emilio tengo que decirte algo que quiero pedirte – ha esas palabras se sumo Edith su madre que por consecuencia era mi madrastra.
- ¿Que pasa? Suena algo serio – dijo mi padre tratando de adivinar lo que estaban tramando ese par.
- Quiero ir a la universidad – a lo cual todos quedamos contentos Edith y mi papá porque Camila podía superarse con sus estudios, ser alguien mejor y yo porque era una forma eficaz de deshacerme de ella.
Luego de un momento de silencio lleno de sonrisas mi papá tomo la palabra.
- Claro que si Camila eso será muy bueno para ti. Pero ahí una condición tendrás que ir con Jas, a ella le hará muy bien el ambiente.
- Si, no tengo ni una objeción a eso la pasaremos muy bien – dijo mirándome con su cara de princesita de cuentos y yo la mire con cara de querer matarla.
- No, no… ¿que dices papá? – estaba desesperada de solo imaginármelo ¿Yo en una universidad? Llena de problemas adolescentes y eso. De acuerdo yo era una de ellos pero no me interesaba compartir con los que fueran mis amigos hasta ahora. No quería tener que reemplazarlos, ellos eran como mi papá, mi aliento.
Trate de razonar con él de todas las formas posibles sin embargo él me miraba simulándose atento con una cara que demostraba que ya todo estaba decidido la universidad era un hecho a pesar de cuanto le rogase, me levante del asiento y corrí a mi habitación echa un ogro literalmente. Maldecía por lo bajo la decisión de mi padre.
Pensé que tan horrible seria, me lo imaginaba un edificio lleno de jóvenes ¿que? ¿Y luego tendría que vivir ahí con ellos? ¡OH! Que gran desafío seria ese y más con todo lo que yo estaba pasando, la muerte de mi madre, nuevos integrantes en mi familia que ni siquiera tenían mi sangre si con eso ya estaba hasta mi tope ¿como seria allá?
Fui a preguntarle a Camila resignada.
- ¿Cuando nos iremos?
- ¡En una semana! Lo pasaremos genial – dijo de lo más entusiasmada.
- Eso espero - dije irónica
Aunque ella me haya dicho eso, me pase una semana refunfuñando y alegando en silencio pero en el fondo sabia que no tenia remedio, cuando a mi padre se le metía algo a la cabeza no lograba salir.
Se acercaba el día, era mañana y tenia que alistarme cosa que no me ponía muy contenta, lo hacia de mala gana pero lo que contaba era que hiciera las cosas que correspondían, no importaba si era de buena o de mala gana.
Me dormí como si fuera una niña asustada por la oscuridad pero mi temor no era ese, por absurdo que parezca dejar mi casa se me hacia increíblemente insoportable, esas paredes que me habían visto llorar, gritar, y si alguna vez estar feliz, si realmente las extrañaría.
Volví a mi mundo de locas aventuras mágicas ósea mis sueños esta vez estaba en un prado miraba hacia a mi alrededor y había mucha comida encima de una especie de frazada era como un picnic muchas preguntas invadían mi mente… ¿Estaba sola? Y si lo estaba ¿Por que razón era? En fin.
Pero siento unas manos que me tapan los ojos, las rozo con las mías, note que eran manos pertenecientes a un hombre pero hasta esa hora desconocía su identidad.
- ¿Me extrañaste? - Me dijo el chico con una rosa roja en las manos.
Era mi chico misterioso el que curiosamente aparecía siempre en mis sueños se podría decir que literalmente era el chico de mis sueños me veía tan dulcemente y yo me derretía con su mirada, sentía como las piernas se me acalambraban al verlo, el corazón se me aceleraba a todo lo que da.
- Que bonito es este lugar – dije evitando la pregunta tan hábilmente como pude, estaba muy nerviosa.
- Eres la única persona con la que quisiera estar en todos los momentos de mi vida… ¿sabes?
Llegué hasta el cielo con esas palabras pero volví a la tierra rápidamente al descubrir que sus ojos cambiaban de color a un hermoso café miel no entendía nada, por un momento me quede inmóvil hasta que decidí huir de lo que creía no podía ser posible, pero a pesar de mis intentos por alejarme, él me alcanzo.
- ¿Porque corres? – me pregunto muy preocupado y esta vez su color de ojos era el mismo café mas esta vez con un poco de celeste.
- ¡Tus ojos!... ¿Porque cambian de color? – dije entre tartamudeando.
- Eso es lo que tú crees pero siempre han sido igual – me dijo con voz tranquilizadora.
De repente nuestras voces se vieron interrumpidas por un sonido extraño y al abrir los ojos era la alarma que indicaba que mi martirio empezaba y lo que lo confirmo fue ver a Camila en la puerta saltando de alegría por ir a la universidad, éramos tan distintas yo estaba maldiciendo y ella feliz, éramos el perfecto ejemplo de agua y aceite.
Sin embargo pensé ella es mi hermana aunque no sea biológica, no me imaginaba ir a esa escuela sin ella, sin escuchar sus gritos frenéticos, en el fondo si la quería aunque no lo admítase.
- Vamos apurémonos no quiero llegar tarde es el primer día ahí que dar buena impresión.
- Ya voy – dije media somnolienta una parte de mi quería que no fuera verdad más bien lo era.
Después de vestirme tome mi maleta y fui en dirección al auto que iba a llevarnos a mí y a la tan odiable Camila.
Conducía Rocke mi chofer favorito el era el mismo chofer de mi mamá yo lo quería bastante y el a mí, era un caballero canoso, de ojos amables en fin una serie de características que inspiraban tanta confianza en mí que sentía que podía contarle todo pero por razones obvias no lo hacia.
- Hola Rocke.
- Hola Srta. Jasmine – me contesto alegre, a lo que yo le respondí una sonrisa.
En el viaje yo solo miraba por la ventana, todo lo que veía a mi alrededor lo observaba detalladamente, se veían muchos árboles de distintos colores pasar y de vez un cuando una persona corriendo por lo paisajes.
Una mano me toco el hombro, era Camila me estaba indicando que ya habíamos llegado me apresure a bajarme para ver el edificio que iba ser mi hogar durante mucho tiempo, era de un color blanco, con pilares, con grandes ventanales que no eran de mi agrado pero tenia que aprender a quererlo, mi hermanita corrió a encontrarse con sus amigos mas yo me senté a un lado sola.
Mire al lado mío y me di una gran sorpresa no estaba sola estaba un grupo de chicos a mi lado pero en especial un chico que en ese instante estaba de espaldas, él se dio media vuelta.
Aún más fue mi sorpresa cuando vi su rostro y sus hermosos ojos con los que me miraba era el muchacho de mi fantasía él que me visitaba todas las noches en mis sueños y hasta ahí yo pensaba que eso solamente otra de mis fantasías.**********************************************************************
Esta es nuestra primera historia esperamos que les guste comenten
los queremos!! <3
Besiitos!!!
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¿Mi novio Vampiro? (En Edición)
VampireJasmine es una chica que a los 7 años vivió la mas terrible de las experiencias que se pueden vivir como niña: la muerte de una madre... ahora es arrastrada por su hermanastra a asistir a la Universidad, donde nuevos amigos y enemigos esconden un os...