Me regaló un recuerdo

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Llegó con valijas y me saludó con un abrazo. Me sonrió y yo la invite a entrar. Se encontraba mejor de lo que esperaba, siendo que había cortado con su novio hacía poco tiempo. Me dijo que estaba emocionada de haber venido, que le gustaba el lugar y que buscaría un apartamento cerca, para quedarse aquí. "Genial", le dije. Ella sacó una caja envuelta en papel de regalo. Me la entregó. Había un pequeño cuadro pintado por ella (reconocí su estilo de pintura) y una nota, también una barra de chocolate. Saqué la barra de chocolate y la carta y me fije en el cuadro que había pintado para mí. Era una estrella, estaba bailando, su acompañante esa noche era la luna.
"Es la historia", le dije.
Ella sonrió. Aquella escena no era nueva, la habíamos creado nosotras, un día en vacaciones, cuando teníamos 14 años. La historia era de una estrella que brillaba un poco menos que las demás, y por lo tanto todas las otras le hacían saber siempre que ella era diferente. La cosa es que esa diferencia la hizo especial, y la luna la invitó a bailar, en su cumpleaños. Y así, en el cumpleaños de la luna, ella y la menos brillante de las estrellas, bailaron hasta el amanecer, hasta que el gruñón del sol las echó por ser felices.
"¿Hubiesen seguido bailando si no fuese por el sol?", me preguntó
"¿Qué?"
"Ya sabes, esa parte te tocaba a tí, y siempre me pregunte si hubiesen continuado de no ser por el sol"
"Oh... sí, sí que hubiesen seguido bailando", le confirmé.
"¿Hasta cuando?", me preguntó.
"Hasta dejar de brillar", le contesté.
Ese regalo me había traído tantos recuerdos. Recuerdos de esos lindos, que me gusta traer al presente. Me odiaba por no permitirme perdonarla, no entendía por qué me costaba tanto.
"Gracias", le dije.
"¿Puedo?"
"Sí"
"Feliz cumpleaños"
Se levantó y me abrazó, deje que sus brazos me mantuvieran cálida, hacía tiempo que no me dejaba abrazar, que no me permitía un verdadero abrazo. Quise llorar. No lo hice. Pensé en pedirle perdón. Tampoco lo hice. En cambio le conté sobre Jake, ella no podía creer lo que escuchaba. Según sus palabras parecía haberme enamorado. "Qué estupidez", pensé, si apenas lo conocía. No podía enamorarme de un desconocido (Ya no era un desconocido).
Le pregunté por su ex-novio, ella sonrió, parecía haberlo superado.
"¿Sigues siendo de Acuario?", me preguntó.
"¿Te sigues llamando Suzy?", le pregunté en retorno.
"Era un chiste"
"Pues que risa"

"Era un chiste""Pues que risa"

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