Capítulo 1.5: Un nuevo comienzo

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JACK FROST

        Sé que estoy aquí para pagar mis actos, sé que mi padre dijo  “nada  de  relacionarse  con los  humanos”, que  no  debía  interferir  en  sus  vidas  ni  el  curso  de  sus  destinos,  pero  la  tentación es más grande que mi voluntad. A veces  pienso  que  él sólo  me  prohíbe  las  cosas  para  que  yo  las  haga,  pero  muy  en  el fondo  de  mi  ser, sé  que  no  es  así.

        Ésta vez  estoy  dispuesto  a  escucharlo,  sé  que  tengo  que cambiar  para  poder  asumir  mi  puesto,  mi  destino,  pero  es  tan difícil  aceptar  algo  que  yo  no elegí.

        Ésta vez   creía  que  iba  a  poder  lograr  las  metas de  mi  padre, pero  me  veo  superado  por esta  extraña  chica  de  cabellos  negros  y  ojos  misteriosos  que  me  calan  hasta  los  huesos.

        Es la chica  que  ha  estado  en  mis  sueños  desde  que  recuerdo,  pensaba  que  sólo  era  una  chica producto  de  mis  más  profundas fantasías sexuales,  pero  aquí  esta  ella  a  sólo  unos  centímetros  de  mí. Sentada  en  la  mesa  justo enfrente  y  no  puedo  quitarle  los  ojos  de  encima, cuando  la  veo  casi correr por la puerta del salón con sus libros en los brazos, como si huyera.

        Como acto  reflejo  me  levanto  de  mi  silla  y  como  el  mórbido  acosador  que  soy  la  sigo por  los  pasillo  del  instituto  debatiéndome  si  hablarle  o  no.  La  sigo  hasta  el  pasillo  que desemboca  en  el  comedor,  ella  va  tan  distraída  que  no  nota  mi  presencia,  resuelvo  romper  el silencio  y  rendirme  ante  la  atracción  que  siento  hacia  ella.  Así  de  patético  soy,  y  tan  poca voluntad tengo.

        —¿Huyes? — pregunto  muy  bajo  para  que  sólo  ella  me  pueda  oírme,  noto  como  su  cuerpo se tensa.

        —¿Por qué lo haría? — se gira para darme frente. La  miro  fijamente  pensando  qué  decirle  para  prolongar  un  poco  más  la  conversación y seguir oyendo su voz.

        —Mmm…  no  sé  ¿Por  qué  el  apuro  de  no  estar  huyendo  de  algo  o  mejor  dicho  de “alguien”?  —ya  me  empiezo  a  comportar  como  un  idiota,  pero  no  sé  qué  más  hacer  para  que siga  hablando  y  mirándome  con  sus  ojazos grisáceos.

        Funciona ya  que  ella  parece  pensar  mi  pregunta mientras yo me pierdo en el gris, azulado de sus ojos.

        —No,  no  huyo.  Yo…  simplemente  estoy  hambrienta—  contesta  finalmente,  al  hacerlo su  mirada  se  va  a  otro  lado  y  sé  que  está  mintiendo ya que tiene las misma expresiones que  la  chica  de  mis  sueños.  Es impresionante la similitud.

        —Como sea.  ¿Qué  harás  mañana  después  de  clases?  —pregunto  recordando  que  es mi compañera de estudio. Una excelente excusa para pasar más tiempo con ella.

        —Eeee…  ¿por  qué  quieres  saber  eso?—  pregunta.  Ya  me  empezaba  a  frustrar  ¿Por  qué tenía  que  responder  con  otra  pregunta?  —.  Lo  más  seguro  es  que  este  ocupada.  Así  que  lo  que pase por tu mente olvídalo— concluye haciendo eso con la mirada cuando miente.

        Este era un record rechazado en menos de diez minutos.

        —Eres mala  mentirosa  —le  digo  un  poco  enojado.  Bueno  muy  enojado,  no  estoy acostumbrado  a  ser  rechazado,  menos  por  las  humanas, ellas  siempre  morían  por  compartir cualquier  cosa  conmigo—.  Recuerda  que  somos  compañeros  de  “estudio”  y  necesitamos “estudiar”.  Así  que  ¿Por  qué  no  empezar  mañana  después  de  clases?  —ya  apestaba  a desesperación como nunca antes lo he hecho. Ella  no  contesta  y  una  expresión  de  sorpresa cruza su rostro,  casi  puedo  leer  sus  pensamientos  como si la conociera  de toda la  vida. Sé que  se  pregunta cómo  sé que  miente.

        —Sé  que  mientes  porque  dudas  al  hablar  —digo  sin  siquiera  darme cuenta  de  lo  que  hago—.  Todo  el  mundo  lo  hace  o  casi  todos…—  término para que no suene tan perturbador.

        —Está bien,  mañana  por  la  tarde.  Me  refiero  a  lo  de  los  estudios—dice  rindiéndose, alejando la humillación que siento por el hecho que me rechazo antes. Y cuando reacciono ya se ha ido.
       
        Ya es demasiado tarde para seguir con la farsa y no me queda de otra que caminar al comedor, aunque me tomo mi tiempo, y así llegar después de ella. No soy idiota aquí hay un sinfín de chicas que mueren por salir conmigo o simplemente acostarse y si lo de Miranda no se da no perderé las demás oportunidades.

        —¡Jack!— escucho ni nombre al entrar al comedor, Hanna y tres chicas mas me esperan en una mesa, bastante cerca de Miranda, lo que no me molesta, veo que Hanna ya compró algo de comer para mí, evitando hacer la inmensa cola que me esperaba.

        Sin pensarlo dos veces me acerco a la mesa.

        — Compre algo de comida para ti—dice acercándome la bandeja que tiene un poco de todo lo que sirvieron hoy—. Esperó no te moleste. Elegí un poco de todo, no sé lo que te gusta.

        —Más que molestarme te lo agradezco —le guiño un ojo mientras me llevo lo primero con lo que se topa mi tenedor a la boca.

        —Ellas son mis amigas—dice la rubia refiriéndose a las otras tres chicas que no conozco—. London, Talissa y Amanda.

        —Un placer, chicas—digo de manera amable, pero sin mostrar ningún interés porque realmente me dan igual, y si tienen un poco de suerte me llevare a alguna de ellas a la cama, si es que la rubia no se ofrece primero.

       Miro a todos lados mientras Hanna habla, habla y habla. No se cansa y todo lo que dice es tan aburrido y banal como ella misma, mi mirada se topa con la de aquellos ojos grises que tanto me gustan, y ahí me pierdo hasta que ella voltea a ver a su amigo que le musita algo muy bajo que no logro oír por la cantidad de ruido que hay en el lugar. Al instante siguiente el chico me devuelve una mirada asesina que hace que una sonrisa se vea reflejada en mi rostro.

        —¿Qué clase tienes después?— le preguntó a la rubia justo cuando el timbre suena.

        — Historia—dice en tono aburrido

        —¿Qué te parece si damos una vuelta y me muestras el lugar?—le propongo, ella de inmediato capta mis intensiones. No mentiré no tengo buenas intensiones para con ella.

        —De acuerdo—me sonríe de regreso, le da una mirada a sus “amigas” y ellas se levantan de la mesa deprisa.

        A continuación esperamos que todos salgan del comedor para luego salir nosotros y desviarnos hacia la intemperie sin ser detectados.

        La chica me da un paseo por las canchas y el patio trasero del Instituto, pero yo hago que nos adentromos más allá, donde no podemos ser detectados, el bosque mas allá de las canchas, ese que está tupido de arboles, cuando ya tenemos unos cuantos metros caminando comienzo a notar su nerviosismo, lo que me hace reír. Los humanos siempre jugando con fuego y lo desconocido.

        —Creo que es mejor que regresemos —dice ella intentando ocultar su temor—, podemos perdernos en este lugar.

        Me acerco a ella acorralándola contra un árbol.

        —¿Qué te parece si jugamos un rato y luego regresamos?—le digo en tono seductor mientras mi mano asciende por su muslo.

        No le doy tiempo de contestar sólo llevó mis labios a los de ella y enrollo su pierna a mi cintura...

Jack Frost © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora