JACK FROST
Sé que estoy aquí para pagar mis actos, sé que mi padre dijo “nada de relacionarse con los humanos”, que no debía interferir en sus vidas ni el curso de sus destinos, pero la tentación es más grande que mi voluntad. A veces pienso que él sólo me prohíbe las cosas para que yo las haga, pero muy en el fondo de mi ser, sé que no es así.
Ésta vez estoy dispuesto a escucharlo, sé que tengo que cambiar para poder asumir mi puesto, mi destino, pero es tan difícil aceptar algo que yo no elegí.
Ésta vez creía que iba a poder lograr las metas de mi padre, pero me veo superado por esta extraña chica de cabellos negros y ojos misteriosos que me calan hasta los huesos.
Es la chica que ha estado en mis sueños desde que recuerdo, pensaba que sólo era una chica producto de mis más profundas fantasías sexuales, pero aquí esta ella a sólo unos centímetros de mí. Sentada en la mesa justo enfrente y no puedo quitarle los ojos de encima, cuando la veo casi correr por la puerta del salón con sus libros en los brazos, como si huyera.
Como acto reflejo me levanto de mi silla y como el mórbido acosador que soy la sigo por los pasillo del instituto debatiéndome si hablarle o no. La sigo hasta el pasillo que desemboca en el comedor, ella va tan distraída que no nota mi presencia, resuelvo romper el silencio y rendirme ante la atracción que siento hacia ella. Así de patético soy, y tan poca voluntad tengo.
—¿Huyes? — pregunto muy bajo para que sólo ella me pueda oírme, noto como su cuerpo se tensa.
—¿Por qué lo haría? — se gira para darme frente. La miro fijamente pensando qué decirle para prolongar un poco más la conversación y seguir oyendo su voz.
—Mmm… no sé ¿Por qué el apuro de no estar huyendo de algo o mejor dicho de “alguien”? —ya me empiezo a comportar como un idiota, pero no sé qué más hacer para que siga hablando y mirándome con sus ojazos grisáceos.
Funciona ya que ella parece pensar mi pregunta mientras yo me pierdo en el gris, azulado de sus ojos.
—No, no huyo. Yo… simplemente estoy hambrienta— contesta finalmente, al hacerlo su mirada se va a otro lado y sé que está mintiendo ya que tiene las misma expresiones que la chica de mis sueños. Es impresionante la similitud.
—Como sea. ¿Qué harás mañana después de clases? —pregunto recordando que es mi compañera de estudio. Una excelente excusa para pasar más tiempo con ella.
—Eeee… ¿por qué quieres saber eso?— pregunta. Ya me empezaba a frustrar ¿Por qué tenía que responder con otra pregunta? —. Lo más seguro es que este ocupada. Así que lo que pase por tu mente olvídalo— concluye haciendo eso con la mirada cuando miente.
Este era un record rechazado en menos de diez minutos.
—Eres mala mentirosa —le digo un poco enojado. Bueno muy enojado, no estoy acostumbrado a ser rechazado, menos por las humanas, ellas siempre morían por compartir cualquier cosa conmigo—. Recuerda que somos compañeros de “estudio” y necesitamos “estudiar”. Así que ¿Por qué no empezar mañana después de clases? —ya apestaba a desesperación como nunca antes lo he hecho. Ella no contesta y una expresión de sorpresa cruza su rostro, casi puedo leer sus pensamientos como si la conociera de toda la vida. Sé que se pregunta cómo sé que miente.
—Sé que mientes porque dudas al hablar —digo sin siquiera darme cuenta de lo que hago—. Todo el mundo lo hace o casi todos…— término para que no suene tan perturbador.
—Está bien, mañana por la tarde. Me refiero a lo de los estudios—dice rindiéndose, alejando la humillación que siento por el hecho que me rechazo antes. Y cuando reacciono ya se ha ido.
Ya es demasiado tarde para seguir con la farsa y no me queda de otra que caminar al comedor, aunque me tomo mi tiempo, y así llegar después de ella. No soy idiota aquí hay un sinfín de chicas que mueren por salir conmigo o simplemente acostarse y si lo de Miranda no se da no perderé las demás oportunidades.—¡Jack!— escucho ni nombre al entrar al comedor, Hanna y tres chicas mas me esperan en una mesa, bastante cerca de Miranda, lo que no me molesta, veo que Hanna ya compró algo de comer para mí, evitando hacer la inmensa cola que me esperaba.
Sin pensarlo dos veces me acerco a la mesa.
— Compre algo de comida para ti—dice acercándome la bandeja que tiene un poco de todo lo que sirvieron hoy—. Esperó no te moleste. Elegí un poco de todo, no sé lo que te gusta.
—Más que molestarme te lo agradezco —le guiño un ojo mientras me llevo lo primero con lo que se topa mi tenedor a la boca.
—Ellas son mis amigas—dice la rubia refiriéndose a las otras tres chicas que no conozco—. London, Talissa y Amanda.
—Un placer, chicas—digo de manera amable, pero sin mostrar ningún interés porque realmente me dan igual, y si tienen un poco de suerte me llevare a alguna de ellas a la cama, si es que la rubia no se ofrece primero.
Miro a todos lados mientras Hanna habla, habla y habla. No se cansa y todo lo que dice es tan aburrido y banal como ella misma, mi mirada se topa con la de aquellos ojos grises que tanto me gustan, y ahí me pierdo hasta que ella voltea a ver a su amigo que le musita algo muy bajo que no logro oír por la cantidad de ruido que hay en el lugar. Al instante siguiente el chico me devuelve una mirada asesina que hace que una sonrisa se vea reflejada en mi rostro.
—¿Qué clase tienes después?— le preguntó a la rubia justo cuando el timbre suena.
— Historia—dice en tono aburrido
—¿Qué te parece si damos una vuelta y me muestras el lugar?—le propongo, ella de inmediato capta mis intensiones. No mentiré no tengo buenas intensiones para con ella.
—De acuerdo—me sonríe de regreso, le da una mirada a sus “amigas” y ellas se levantan de la mesa deprisa.
A continuación esperamos que todos salgan del comedor para luego salir nosotros y desviarnos hacia la intemperie sin ser detectados.
La chica me da un paseo por las canchas y el patio trasero del Instituto, pero yo hago que nos adentromos más allá, donde no podemos ser detectados, el bosque mas allá de las canchas, ese que está tupido de arboles, cuando ya tenemos unos cuantos metros caminando comienzo a notar su nerviosismo, lo que me hace reír. Los humanos siempre jugando con fuego y lo desconocido.
—Creo que es mejor que regresemos —dice ella intentando ocultar su temor—, podemos perdernos en este lugar.
Me acerco a ella acorralándola contra un árbol.
—¿Qué te parece si jugamos un rato y luego regresamos?—le digo en tono seductor mientras mi mano asciende por su muslo.
No le doy tiempo de contestar sólo llevó mis labios a los de ella y enrollo su pierna a mi cintura...
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Jack Frost © (+18)
FantasiaEsta historia se desarrolla en un pueblo con un clima fuera de lo normal donde todos los dias son fríos, pero aún mas en invierno. Miranda es una chica un poco desconectada de las personas de whitefalls el lugar en el que esta obligada a vivir con...