XVI

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Vivir el día a día 




Phoenix



La platinada sorbió su nariz ya roja después de tanto frotarla mientras se observaba en el espejo de cuerpo completo.

Su labio temblaba queriendo soltar un sollozó. — Me queda horrible, mira mi cintura, a este punto después de cinco vestidos estoy comenzando a pensar que yo soy la del problema y no los vestidos. — Phoenix se observó una vez más de perfil y sollozó, odiaba sus brazos.

La vendedora se removía inquieta en su apretado vestido negro, la chica había estado llorando desde el primer vestido, siempre encontrado algo que bajaba su autoestima y su acompañante no aportaba mucho, solo la observaba desde los sillones bebiendo de la champagne que les ofrecieron por ser clientas de alto rango.

— Quizás podríamos probar con algo negro, el negro disimula bastante. — Phoenix detuvo los sollozos para reemplazarlos con verdaderas lagrimas cayendo por sus rojas mejillas mientras murmuraba "Incluso la vendedora cree que no estoy bonita"

Gehenna bebió de un trago lo que quedaba de su copa después de rodar los ojos. — Basta Phoenix, no hagas un escándalo por un simple vestido, estas bonita en ese rosado. No comiences un drama acá y madura de una maldita vez.

Phoenix bajó la vista mientras mordía su labio inferior y ahogaba sus sollozos, la vendedora frunció el ceño, no le parecía correcto que le haya hablado así. Por más bonita que sea una chica o por más que parezca perfecto su cuerpo eso no significaba que su autoestima este por los cielos siempre, y menos para comprar un vestido para verse bonita en un baile. Sin embargo, no le dijo nada y volteó a observar a la platinada joven quien aún tenía la vista baja luciendo más débil de lo que parecía en ese vestido rosa pálido de corsé corazón, corto con pollera de capaz de tul dándole un aire de estar sobre nubes.

— ¿Por qué no probamos con otro estilo? Quizás alguno largo te favorezca mejor, tal vez ajustado en la cintura y suelto en las piernas te haga lucir incluso más alta.

Phoenix levantó la mirada secando sus lágrimas con un pañuelo que le tendió la vendedora mientras sonreía. — Mi pareja es alta, sí, me gustaría algo más de altura por favor. — ambas compartieron una sonrisa mientras la vendedora se alejaba al depósito por los vestidos largos en tonos oscuros. Madre e hija se quedaron en silencio, Phoenix esquivaba su mirada observándose ligeramente en el espejo mientras Gehenna observaba la copa entre sus manos nuevamente llena con champagne. — Lo siento por mi actitud mamá. — murmuró luego de un rato.

Gehenna no la miró, siguió acariciando los bordes de la copa entre sus manos. — Todo está bien Phoenix. — murmuró, mientras observaba atentamente las burbujas del champagne. Segundos después subió su vista a su hija, observándola intensamente mientras llevaba la copa a sus labios.

A los segundos la vendedora vuelve con otras opciones, Phoenix sonríe ya más calmada mientras se las va mostrando y elige algunos para probarse.

Gehenna no dejó de observarla en ningún momento.

Allison

— ¿Estás bien?— pregunta Allison al ver a la pelinegra completamente ida y sin escuchar lo que decía.

Esta sale de sus pensamientos volteando hacia la rubia fresa para sonreír y asentir. — Si, sólo que tengo muchas cosas en la cabeza. — miente en parte.

Allison sentía su cabeza doler levemente, la noche anterior había descubierto un secreto familiar que su padre había estado ocultando solo por considerar que su hija no estaba preparada, para Allison, eso sonó a que la consideraba débil, o eso le dio a entender Kate Argent, su psicótica tía quien le expuso la verdad e intentaba convencerla de demostrarle que no era así ayudándola a cazar a un alfa que amenazaba a todo Beacon Hills incluido a su no novio y amigos.

𝙍𝙀𝙎𝙄𝙇𝙄𝙀𝙉𝘾𝙄𝘼 || TEEN WOLF¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora