VIII

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Mentiras desveladas

Phoenix

Un nuevo día se asomaba en Beacon Hills, sin embargo, el cielo se teñía rápidamente de tonalidades grises mientras grandes nubes se amontonaban en el pueblo provocando que la población mirara preocupado el inesperado clima después de días de sol intenso.

Un trueno sonó a la distancia al mismo tiempo que la alarma de Phoenix Ainswort sonaba y esta se despertara con un brillo en sus ojos que parecían imitar al cielo sobre su cabeza.

Phoenix apagó la alarma y se volvió a acurrucar entre los suaves y calientes acolchados que seguramente le agregó su padre en la noche, pero cinco minutos después supo que no iba a poder continuar con su descanso cuando la alarma volvió a sonar. Frustrada por el estridente ruido y ya malhumorada, tomó bruscamente el aparato con demasiada fuerza al parecer ya que esta se hizo añicos quedando solo restos de esta entre su mano a lo que Phoenix observó sorprendida.

Su malhumor había desvanecido. Una sonrisa se extiende en su rostro. — ¡Mamá descubrí mí súper fuerza!— grita levemente con duda al no saber si su madre la escucharía o no. Sorpresivamente sí.

—¡Te felicito cariño! — exclamó Gehenna como respuesta.

— Díganme que brillo como un diamante en el sol y ya diré que soy una Cullen — murmura con diversión. Se toma su tiempo en la cama, observando el cielo desde los grandes ventanales, ya se le hacía extraño que el sol no la molestara, felizmente, se encontró con el nublado día. Phoenix admiró un rato más la vista de su ventana que daba con el camino de la entrada y el resto césped que luego ser perdía en el bosque, definitivamente su lugar favorito de su hogar. Aquel bosque que en días como estos se veía más verde, más misterioso y más mágico.

Phoenix se estiro en su cama y luego, corriendo los edredones se sentó, pestañeando varias veces para luego caminar hacia el baño a tomar una ducha y arreglarse un poco.

Con el vapor saliendo del baño y más fresca y despierta, va hacia el armario donde busca algún atuendo para comenzar el día, sabiendo que iba a clases y que el día parecía un poco freso se terminó colocando una falda negra junto con pantis oscuras y botas hasta la rodilla con un pequeño tacón y arriba un sweater corto pero ancho, verde oscuro con cuello tortuga.

Camino hasta las repisas con bolsos y tomo una pequeña mochila negra y salió del armario y camino hasta el escritorio, abriendo el segundo cajón donde tomó dos cuadernillos, un bolígrafo, dos resaltadores y un corrector y lo metió todo en el bolso junto con un estuche de emergencia y sus auriculares.

"¿Dónde deje mi celular anoche?" se preguntó al ver que no tenía cargando su celular y por lo tanto este debía estar muerto así que no podría avisarles a sus amigos que la esperen en la entrada.

Phoenix recorrió el cuarto con su mirada hasta ubicar su mochila de viaje en el sillón. Bufó sabiendo que se olvidó completamente de anoche, sacar su celular y cargarle la batería. Volteó nuevamente al escritorio y del tercer cajón sacó un cable USB para cargar su celular en el auto y luego se encamino al bolso del sillón para sacar su celular de batería muerta y guardarlo en su mochila de escuela.

Una vez lista, salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.

{...}

Al bajar a la cocina, Phoenix se encontró con su madre quien estaba desayunando un simple café negro con dos tostadas y leía el periódico desde su Ipad al mismo tiempo que su padre desayunaba hot cakes con mucho jarabe, huevos estrellados y tocino junto a un claro, muy sano jugo de naranja al mismo tiempo que no despegaba su vista de unas caricaturas, Phoenix creía que era Scooby-Doo.

𝙍𝙀𝙎𝙄𝙇𝙄𝙀𝙉𝘾𝙄𝘼 || TEEN WOLF¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora