Capítulo 18

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Abigail caminó un par de metros, aún sentía el calor de Cole al abrazarlo, aún lo añoraba como había hecho el último tiempo. Había sido desgarrador estar en medio de su amor por su madre y su amor por Cole, y lo más terrible era que entendía a ambos, pero eso no la ayudaba a sentirse mejor.

Y al abrazarlo, se había vuelto tan real su necesidad de él, que ahora se sentía mucho más triste.

Sin poder evitarlo empezó a llorar y se acuclilló, porque sentía que el mundo le pesaba demasiado, que era más de lo que podía soportar. Había prometido volver a él pero no sabía cómo hacerlo, quizás cuando su padre volviese con ella, podría rebelarse e ir con Cole aunque no tuviese la aprobación de su madre. Pero no quería eso, quería que todos entendieran que lo amaba y lo digno que era de ese amor, quería que él mismo supiera eso. Quería que él supiera lo orgullosa que estaba de ese amor.

Estaba tan sumida en su llanto que no percibió la presencia, hasta que el hombre la tomó por los hombros y la puso en pie.

-Te acompañaré a tu casa- dijo Bart ofreciéndole un pañuelo y luego el brazo. Aby se secó las lágrimas y luego se apoyó en él.

-Está demasiado delgado, ¿no está enfermo, verdad?

-No, él está bien. También tú te ves delgada, niña, más de lo de costumbre. Creo que ambos tienen el mismo mal. Pero no vuelvas a salir así de noche, son tiempos peligrosos y si hay algo que ese muchacho no superaría es que te pasara algo. Necesita un poco de tiempo, ya verás.- le dijo para tranquilizarla y ella asintió.

La acompañó hasta la casa y esperó hasta que la muchacha entrara, luego emprendió su camino de regreso hacia la mansión para informar a Cole que Abigail había regresado sana y salva. Tan sana y salva como podía estar alguien con el corazón roto.

Los días volvieron a su gris transcurrir y cada uno de ellos a la rutina que había establecido.

Lo único que logró animar a Cole y sacarlo de sus oscuras cavilaciones fue que finalmente pudieron encontrar pruebas de las fechorías de Malone. Habían encontrado evidencia de que era el responsable del incendio en los depósitos y otros delitos en su contra. Tanto tiempo de feroz vigilancia había dado sus frutos y ahora la policía de Londres lo buscaba, porque lamentablemente estaba prófugo.

Aunque Cole también tenía a toda su gente buscándolo, pronto lo atraparían y él podría relajarse.

Sin embargo, cuando Bart entró llamándolo a los gritos supo que no eran buenas noticias.

-Cole...vieron a Malone y algunos de sus hombres, iban hacia la calle Baker.

-¿Por qué ...? – empezó a preguntar pero inmediatamente supo la razón, y temió que ya fuera tarde- ¿Hay alguien cuidándolas?

-Sólo un hombre, ya sabes ,tratamos de ser discretos. Y nunca pensé...

-No hay tiempo – dijo Cole y salió corriendo, no había medio suficientemente rápido así que lo único que atinó a hacer fue buscar un caballo, no era su medio preferido pero era el más rápido. Ni el coche , ni ir corriendo bastaría. Montó al animal y empezó una cabalgata enloquecida. Creyó oí a Bart llamarlo, pero no le importó, ni siquiera recordó su aversión por cabalgar.

Habían terminado de cenar cuando escucharon ruidos extraños afuera. Abigail estaba por ir a ver qué sucedía cuando la puerta fue abierta bruscamente y entraron cuatro hombres desconocidos. La madre de Aby dejó caer los platos que llevaba en las manos y corrió hacia su hija gritando.

Los hombres parecían venir de una pelea pues tenían heridas menores e iban desarreglados. Abigail pensó que eran ladrones, pero luego tuvo un pensamiento mucho peor, retrocedió instintivamente y trató de llegar a su madre, pero se les abalanzaron antes de poder hacerlo.

La redenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora