CAPITULO 4

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Me separe de él bruscamente, o sea con que derecho me besa después de a verme tratado mal.
No es justo para mí cabeza, me la va a llenar de confusiones.

- ¿¡Estás loco!?. - Le grite mientras lo abofeteaba.

-¡Ay!, ¿¡Eso dolió sabes!?. - Sonó como una pregunta algo obvia.

- ¡Eres un tarado!. - grite con rabia. - ¡Nunca en tu estúpida vida me vuelvas a besar!.
En definitiva el alcohol se te subió al cerebro. - Y soltó una carcajada que me puso aun más de malas. - ¡Largo de aquí!. - Tome su brazo y lo lleve hasta la puerta. - ¡Largo! - Cuando estuve a punto de tirarle la puerta en su hermoso rostro, tomo mi muñeca y me volvió a besar.
Me volví alejar de él, pero esta vez lo hice más despacio.

Te gusto y lo sabes.
¡Calla!, no ayudas mente.

- ¿Por qué lo haces?.

- Me gustas.

No le creas, nadie se enamoraría de ti y lo sabes.

- Eres un idiota.

- Pero sabes que te gusto.

- ¡No te quiero escuchar!, ¡Ya!.

-¿Por qué gritas?

-¡Sólo vete!.

Me miro algo confundido, pero no dijo nada, sólo salio sin decir una sola palabra.
Allí quede yo, mirando la puerta y pensando.

No me puede gustar, o sea nunca me ha gustado nadie, ni le he gustado a nadie.
Además este fue mi primer beso.

- No se debe enterar de esto. - Susurré y me tire en la cama algo cansada.

Los pájaros comenzaron a cantar, lo que me indico que ya el sol había salido y yo tenía que despertar, bajar, y verle la cara a Dallas lo cual no quería.
Me senté en mi cama, me estire un poco, puse mis manos en mi cama para apoyarme y allí sentí una mano en mi cama.

¡Una qué!

Voltee y lo primero que vi fue a Dallas dormido a mi lado.
Mis ojos se abrieron como plato y un chillido de escapo de mi boca, lo que hizo que Dallas abriera los ojos muy asustado.

- ¿¡Qué haces en mi cama!?. - Grite mientras lo tiraba al suela con una patada.
Dios estaba en calzones.

- Pensé que este era mi cuarto.

No tiene nada, esta desnudo!!!!

- Pero qué!?

- ¡Estás desnudo!.

Mire no torso y solté un gran suspiro a ver que sí tenía ropa.

- ¡Largo de aquí!

- Espera que me cambie.
Se puso de pie, dejando a la vista su amiguito colgante.

- ¡Tapate!. - Gripe mientras cerraba mis ojos y le tira una almohada al mismo tiempo.
Tomo la almohada y la puso en su zona intima, mientras se dirigió a la puerta, dio una vuelta antes de salir dejando a la luz su trasero.
No aguante la risa.

-¡Eres una pervertida!. - Grito al otro lado de la puerta.

- ¡Y tú un cochino!. - Grite

Un cochino con u trasero lindo
Pero en que estoy pensando!!

Sacudi mis pensamientos, y procedí a dormir.

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