2. capítulo

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No tuvo mucho tiempo para caer en la desesperación ya que la puerta se abrió enseguida dejando entrar a la formidable presencia del rey vampiro.

-Ven aquí-ordenó él.

Alexia tuvo que hacer un esfuerzo para quedarse sentada y mirarle desafiante.

El vampiro llegó a donde ella en dos pasos y la puso en pie.

-Tendrás que aprender a obedecer, humana, o te va a ir muy mal aquí.

Se retiró un poco y la miró de la cabeza a los pies.

-Estás muy hermosa. Vamos, nos están esperando.

Damon deslizó el velo hasta taparle el rostro y la sujetó de la mano para conducirle escaleras abajo.

Cuando llegaron a la sala del trono éste estaba lleno como ella no habría podido imaginar.

-Como ves hay muchos vampiros en los alrededores. Muchos más que cazadores Alexia. No tenéis nada que hacer, vuestra lucha está perdida desde hace mucho tiempo.

Caminaron hacia el centro de la sala. Los vampiros abrieron un pasillo para que pasaran. Alex sintió varias miradas de odio hacia ella. Su padre era muy conocido entre los vampiros y al parecer todos sabían quién era ella. Sintió que las piernas la temblaban y, por un momento, se le nubló la vista.

-Si te desmayas tendré que cogerte en brazos-le susurró Damon sujetándole la mano con más firmeza- sería una muestra de debilidad lamentable.

Alex respiró tratando de calmarse, el pinchazo de dolor que recibió al hacerlo le ayudó a que su cabeza se despejara.

-Tendremos que hacer algo con esa costilla rota

-Vete al infierno, vampiro-masculló andando de nuevo con firmeza.

Varios vampiros a su alrededor gruñeron pero Damon sonrió divertido.

-Esa no es una forma adecuada de dirigirte a mí.

Damon se paró delante de un anciano menudo.

-Majestad, encantado de veros-saludó el hombre inclinándose respetuosamente.

-Sebastian, podemos empezar.

El vampiro comenzó un discurso en un extraño lenguaje. Alex había oído hablar así a algún vampiro capturado. Sabía que era un antiguo dialecto pero pensaba que no todos lo hablaban. Otro concepto equivocado. Sabían mucho menos de ellos de lo que creían.

El anciano presentó una gran copa de metal y una pequeña daga. Damon sujetó más fuerte la mano que aún no la había soltado e hizo un gesto a un vampiro que se puso detrás de ella. Alex trató de volverse pero el vampiro la sujetó por los hombros y la mantuvo quieta. Damon cogió la daga con una mano y la obligó a extender el brazo. Antes de poder pensar en resistirse él había pinchado un dedo de la chica y vertido una gota de sangre en la copa. Luego la envolvió la mano en un pañuelo y la soltó. Alex se revolvió tratando de soltarse del vampiro que tenía a su espalda y éste ante un asentimiento silencioso de Damon la liberó. Damon usó entonces la daga para abrir una profunda herida en su propia muñeca y verter su propia sangre en la copa.

El vampiro anciano la tomó de nuevo.

-Vuestras sangres han sido mezcladas y, con ellas, vuestras vidas hasta que la muerte se lleve a uno de vosotros. Ahora bebed.

Alex retrocedió espantada chocando con el vampiro que aún permanecía detrás de ella.

Damon cogió la copa y bebió transformando su hermoso rostro en un gesto salvaje .Después la miró.

Alexia (saga Saint-Croix 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora