ix.

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Me asusté mucho, no voy a negarlo, era difícil aceptar que me gustaras tanto.

Hasta te diste cuenta que empezaba a actuar diferente,

a veces me perdía en tus orbes
y me mirabas extrañado,

diciéndome que era un estúpido sin remedio.

Yo simplemente me reía y te devolvía el insulto con gusto,

mientras imaginaba con tristeza
que pasaría si estuviesemos juntos.

De verdad era un estúpido, mira que enamorarme de ti, siendo por completo lo opuesto a mí,

tan orgulloso, tan aplicado,
tan inalcanzable, tan tú.

Y a pesar de eso, nunca había agradecido tanto ser estúpido hasta que te conocí.

El más bello de mis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora