Salió con calma de la estación de Policía. A paso rápido fue hacia el banco más cercano.
Se sentía aterrada.
¿Por qué debería estarlo?
Fácil.
Porque desde hace tres calles un auto negro la venia siguiendo.
— Lo que me faltaba. —murmuró con fastidio tratando de perderse entre las personas.
Cuando creyó haberse mezclado, se giró para dejar escapar una sonrisa al notar que aquel auto ya no estaba.
Eso duró poco ya que al darse vuelta chocó con un hombre de ascendencia afroamericana de traje negro.
— Escucha amigo. No tengo familia que pague un rescate ni cuerpo para ser prostituida. La cocina se me da fatal y soy muy fastidiosa. No soy una buena opción de secuestro pero si no te convence gritaré como poseída hasta que llegue la policía.
O era muy estúpida o muy valiente.
Emma solía soltar mil cosas incoherentes cuando estaba nerviosa.
No importaba la situación, si eso la ponía así hablaba hasta por los codos.
— Señorita Carrinston. Mi nombre es Andrews Guille. Guardaespaldas, ex soldado de guerra y ex agente de la CIA. Vine para llevarla a casa.
— ¿No sería más fácil ofrecerme dulces? Amigo.. Guille. Mis padres ardieron en llamas hace años, y mis tíos; gracias a Dios, se acaban de matar en un accidente.—definitivamente Emma Gryndor Carrinston estaba loca.
Guille suspiró con cansancio. Esa niña lo sacaría de quicio.— Usted sabe perfectamente que sus padres están con vida. Recibió un brazalete de oro hace unos años de parte de ellos.— Emma lo miró unos segundos algo dudosa.— Tengo ordenes de llevarla conmigo a New York sea por las buenas o por las malas.
— Eres un extraño, me llevarás a algún lugar en el mundo lejos de mi amada Inglaterra y de todo lo que conozco.. ¿Esto es un secuestro o un rescate?
