— Deberíamos cancelar la fiesta. —insistió Nathalia mientras terminaba de colocarse su collar de perlas.— los Goldenstein lo entenderán.
— ¿Y arriesgarnos a perder un contrato con ellos?— cuestionó Robinson con ironía.— Nos costó mucho hacer tratos con ellos, sería una gran falta de respeto cancelarles de último momento. —dijo dando por terminado el tema.
Nathalia suspiró rendida y se limitó a asentir.
Con mucha discreción, Nickolas se alejó de la puerta de sus padres para dirigirse a la del mayor de los hermanos Carrinston.
— La fiesta no se cancela. —informó.
Los tres hermanos mayores miraron con atención al más pequeño.
Emma llegaba esa noche a la mansión Carrinston y esa misma noche todas las familias que estaban aliadas con los Carrinston estarían ahí.
— Nuestro padre no quiere arriesgar su contrato con los Goldenstein.— agregó.—no hay forma de cancelarlo.
— ¿Qué haremos con ella? —todos miraron al mayor de los hermanos. Samuel se quedó pensando unos segundos. Desde que se enteraron que su hermanita volvería a su lado ellos se unieron para evitar que se viera involucrada en el negocio familiar, sobre todo a que ninguna familia invitada pusiera su ojo en ella para unirla a uno de sus petulantes hijos.— Samuel..
— Será escoltada por Nickolas y Leonardo. No se separen de ella, si alguien se acerca para conocerla Ericson interviene y la llevas conmigo para que yo la presente a las familias que crea convenientes.
— ¿Tu elegirás a su futuro esposo?— preguntó Ericson con burla.
— Le presentaré a las que yo crea conveniente. Como los Zebali.
Los hermanos se veían confundidos, hasta que Nickolas soltó una fuerte carcajada.
— ¿De que te ríes, tarado?— replicó molesto el segundo de los Carrinston.
