Prólogo
- Ehhhh, ¿pero qué coño crees que haces?
Y así es como comienza mi mañana en las calles de Nueva York. Hoy es 27 de diciembre, he quedado coon mi padre Stuart en sus oficinas a las doce en punto.
Son las doce y cinco y aún estoy a dos manzanas de allí, es normal que me ponga así cuando un taxi casi me atropella. Vamos, había sido culpa suya, están todos acelerados porque llegan las compras de navidad para la familia, las rebajas, y de ahí todos los taxis. Ahora trabajan más, tienen más clientes, y durante más horas, incluso ganan una generosa propina de la gente más rica que hay en el Upper East Side. Pero aun así, esa no era excusa para atropellarme, es más me acababa de levantar, ni siquiera sabía que había quedado con mi padre hasta esta mañana, cuando me llamó su secretaria para recordarme "que tenía una reunión con el señor Stuart" todo esto os lo digo con el mismo tono de ratita que tiene ella. Pero volviendo al taxi:
-¡Rubia, a ver si miras por dónde vas! De verdad que no puedo con tanta tontería adolescente... - decía el conductor como si fuera una de esas chicas tontas que tiene menos edad intelectual que física, encima se metía con mi color de pelo.
- ¡Serás gilipollas! Casi me atropellas- todo esto se lo decía gritando, más de lo normal de hecho, porque yo ya de por sí tenía un tono de voz muy alto, e irritante a veces. Ya me estaba yendo cuando vi que el conductor me sacaba su querido dedo corazón, y lo que más me dolió:
-¡Rubia teñida!
Entonces fui y le pegué un fuerte golpe a la puerta del conductor dejando una gran marca en ella, hasta la pintura amarilla se había ido. El conductor me miraba con rabia y sorpresa por el golpe, entonces bajé mi cabeza a la altura de la ventanilla y le hice un gesto para que la bajara.
-Solo para que conste, soy rubia natural.
Le guiñé un ojo y seguí mi camino hacia las oficinas de mi padre, me estaba retrasando mucho y lo sabía, y quería no tardar más, pero cuando vi el McDonalds en frente mío tuve que cruzar, no sin antes pensar que por un poco más que esperara papá no pasaría nada.
Justo cuando salía con mi hamburguesa doble con queso y mi coca cola gigante, va otro gilipollas y me tira la bebida encima, claro que yo con mi hamburguesa en la boca era incapaz de hablar:
- Nu se qui cries qui hases gilipolliaas -yo hablaba con la boca llena y el chico que tenía delante se empezó a reír, era rubio, alto y con unos preciosos ojos verdes, además estaba en forma y se notaba con aquella chaqueta que llevaba encima, gabardina creo que lo llaman ellos, pero eso no importa, para mí era una chaqueta, y no se iba a librar de mi ira solo porque fuera guapo.
-Si hablas con la boca llena no se te entiende mema, si quieres otra coca cola ven conmigo y te la compro.
- ¿Perdón?¿Tú me estás vacilando no? He dicho que no sé qué crees que haces gilipollas- y remarqué la palabra gilipollas, puesto que me había llamado mema y no me había pedido ni perdón.
-Tranquila rubita, relájate estamos en navidad, si quieres otra coca cola ye te he dicho que vengas y te la compro, venga ¿cómo te llamas?
- Eso a ti te da igual, porque no me vas a volver a ver más, imbécil.
Me di la vuelta sin mirar atrás y seguí mi camino muy digna, con la cabeza bien alta y la camiseta de nirvana empapada de coca cola. ¿Qué se creía ese?
Yo también era rubia de hecho, pero con los ojos azules y más grandes, era delgada y bastante alta para mi edad, tenía diecisiete en concreto, en poco tiempo tendría dieciocho. Me definiría como una persona con carácter la verdad, a veces era algo borde pero muy sincera, nunca me callo lo que pienso, es por eso que salen tantas palabrotas por mi boca, no lo pienso antes de decirlo, y es verdad que a mucha gente le duele a veces lo sincera que puedo llegar a ser, pero yo era así, y no me cambiarían. Además ellos no sabían nada, no sabían el motivo por el que soy... así. Puedo ser gritona, pero también buena amiga y amante, digo amante porque la verdad es que no creo que exista novio capaz de aguantarme a mí, soy demasiado terremoto.
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Crazy stupid life
HumorBien, y porque una loca y estupida vida? Pues es sencillo, la sociedad de hoy en día está acostumbrada a ver a chicos que hacen lo que quieren, que son libres, y pensaréis, las chicas también. Bueno no del todo, para que nos entendamos, un chico pue...