Prólogo: Piloto

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Publicado a finales de noviembre de 2016, editado el 6 de agosto de 2017.

Era una noche común en Gotham, con los gritos de piedad y los sonidos de balazos, los asaltos y las muertes desprevenidas. También había una lluvia que estaba terminando, lo que significa que había frío y lugares húmedos, como siempre había en esta peligrosa ciudad.

Por ahí había una familia caminando juntos, ellos eran los Skyline, una familia de millonarios de Gotham, después de los Wayne eran los más ricos―es decir, que son de una de las familias fundadoras. Mejor dicho, de la sexta y última―, pero éso ya es otra cosa.

La familia era conformada por tres personas. Roderick, situado a la derecha; Lilly, quien estaba a la izquierda; y la hija de ellos dos en el medio con cuatro años de edad, que era una de esas niñas que razona demasiado bien para su edad. Su nombre se escribe Elena, pero su correcta pronunciación es Elina; casi nadie lo sabe debido a un error común, es un secreto que muy pocas personas merecen saber por el momento.

Los tres estaban tomados de las manos, tenían auto pero le dieron al chofer el día libre ya que querían pasar tiempo con su hija. Hablaban sobre todo lo que hicieron durante todo el día, e hicieron bromas y caras divertidas mientras reían. Así es, los Skyline son diferentes a todos los millonarios, a diferencia de otros sí son buenas personas y a Elena* le alegra ser su hija biológica.

Estaban en un callejón muy oscuro a unas calles de su famosa mansión cuando lo siguiente pasó.

―¡Todos quietos! ¡Esto es un asalto! ―exclama un ladrón que los apuntaba con una pistola.

Bueno, es algo típico en Gotham pero ninguno de los tres imaginó que pasaría. Antes de ese momento, nadie sabía que las cosas iban a cambiar por completo para ellos. Ni siquiera Lilly con su sexto sentido o tercer ojo que empezó a mejorar al ser mamá, mejor conocido como instinto femenino.

―Sólo denme su dinero, no digan lo que saben a nadie y no les haré nada. Porque sino―Tomó a la niña del brazo, la jaló hasta estar cerca de él y puso la pistola en el cuello de la pequeña apretando un poco el gatillo―... su amada hija las va a pagar.

―¡No puedes hacerle eso a nuestra hija! ―exclamó su padre muy enojado, casi rechinando los dientes, fulminando al tipo como si tuviera cuchillos en los ojos, y sobre todo esa pequeña vena que debido a la rabia empezaba a marcarse.

Algo claro era que cuando Roderick se enojaba, se enojaba en serio.

―¿Ah no? Miren y aprendan.

Estaba a muy poco de apretar el gatillo lo suficiente como para disparar a la pequeña niña que no era culpable de nada, así que ella cerró los ojos, cuando de la nada sintió que la empujaron haciéndola caer al suelo. Abrió los ojos sentándose en el suelo y vio cómo mataron a su padre con la pistola, además de que lo vio cayéndose al instante.

―¡Roderick!

―¡Papá!

―¿Alguna de las dos quiere decir sus últimas palabras?

Entonces, Lilly le susurra en el oído a su hija en lo que se agachaba para abrazarla:

Elena, hija... Corre.

―Mamá, no quiero dejarte sola.

―Todo va a estar bien, hija mía. Sólo recuerda dónde trabaja tu tía Dianeth.

Ella sabía que Lilly mentía, pero comprendía su intención. Aunque de todas maneras, sus padres habían entrenado un poco para estas situaciones desde antes de que ella naciera. Y Dianeth Kamithe, a la cual Elena llama tía Diane porque le es más fácil, trabaja en un bar de Gotham pero en realidad vive en una ciudad cercana llamada Gather. A estas horas estaba trabajando como camarera, así que ya entendió por qué lo dijo.

Gotham Cittá: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora