Vas a matarme (parte 2) (+16)

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ADVERTENCIA: No hay sexo, pero si puede considerarse un ¿+16?

-Voy... voy a por un poco de agua- dijo él levantándose y dirigiéndose a la zona que era la cocina. Yo me levanté también y me acerqué al ordenador que tenía sobre una mesa, lo encendí y me salté la contraseña-. ¿Qué haces?

-Música, me encanta la música- le contesté arqueando la espalda para verme en una pose provocativa. De pie, inclinada sobre una mesa y dándole una estupenda vista de mi culo, del cual, gracias a los entrenamientos, que por cierto hacía con él, me sentía bastante orgullosa.

Entré en YouTube y busqué una lista de reproducción y puse la canción de High de SIVIK y comencé a moverme por la habitación, moviendo las caderas y acariciando mi cuerpo como si estuviese sobre un escenario de strippers. Él apartaba la vista de mí, o al menos lo intentaba.

Era bastante entretenido ver como miraba hacia otro lado pero sus ojos volvían a posarse solos sobre mí. Me acerqué él, aun bailando.

-¿Bailas conmigo?- le pregunté mordiéndome el labio.

-Eh... yo... creo que tengo que...

-Vamos, no seas malo y dejes a una chica bailando sola. Eso es triste- le contesté mientras la canción acababa y empezaba la siguiente de la lista de reproducción: Desire de Meg Myers... esta era perfecta.

Cogí sus manos y las coloqué en mis caderas y, haciendo gala de mi recién readquirido sentido del equilibrio, me di la vuelta rápidamente para estampar mi espalda contra su pecho y poder volver a coger sus manos antes de que me soltara y saliera corriendo.

Comencé a mover las caderas de nuevo contra él, pero, al ser más alto que yo la cosa no salió exactamente como a mí me hubiera gustado, pero habría que improvisar. Pasé mi mano por su pelo y llevé la mano que aún tenía cogida de él para que abrazase mi estómago.

Él no se movía, era como si su mente y su cuerpo fuesen dos entes distintos. Volvía a girarme y pasé mis manos por su pecho y luego volví a subirlas a sus hombros y comencé a bajar muy despacio, moviendo las caderas y llevando las manos conmigo.

-Tengo que ir al baño- dijo separándose bruscamente cuando mi cara estuvo a la altura de su ombligo.

-¿Necesitas ayuda? Si te encuentras mal soy buena enfermera.

Él carraspeó y salió corriendo.

Una vez sola en el salón sonreí triunfante, pero esto no había hecho más que empezar. Me quité la especie de chaqueta que llevaba y me quedé únicamente en los pantalones vaqueros cortos que llevaba y una camiseta de tirantes roja con un escote pronunciado y con encaje en esa zona. Parecía que me hubiera vestido para la ocasión.

Coloqué mis pechos para que se viesen aún más sugerentes y me acerque a la puerta del baño.

-¿Estás bien?- le pregunté-. ¿Seguro que no quieres que entre?

-¡¡NO!!

-Está bien- dije dirigiéndome rápidamente a la pila de lavar los platos y abriendo tan poco el grifo que no se oía el agua caer. Moje mi cuello y deje que abundantes gotas cayesen por mi escote, esperando que aún lo hicieran cuando él saliese del baño-. Hace calor aquí, ¿no?- le pregunté cuando dejé de escuchar el grifo del baño.

Me eché un poco más de agua para que las gotas se vieran correctamente y volví a acercarme a la puerta del baño. Él pareció salir más tranquilo.

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