Metió el dinero en la mochila hasta más no poder, y con satisfacción cerro de un golpe la caja registradora haciendo sobresaltar al hombre que aun mantenía las manos sobre su cabeza. Ryan desde el otro lado estaba muy concentrado en no bajar el arma para tener al hombre controlado.
— Vamos. –Cogió la mochila saliendo del lugar corriendo.
Escucho un sonido fuerte que por poco le deja sordo. Corrió con todas sus ganas alejándose con rapidez de la tienda. En pocos segundos ambos ya estaban sobre la camioneta aparcada en un punto indescriptible. Extrañamente una persecución se inicio, donde varias patrullas hicieron acto de presencia. Unas vueltas en lugares estratégicos consiguió que ambos jóvenes desaparecieran del radar de aquellos malhumorados policías, pero no fue suficiente para Ryan quien arrastro a su amigo a una especie de momento de adrenalina en el cual no escuchaba ni sentía nada solo el rugir de las ruedas contra el asfalto en cada giro brusco y su pie presionando el acelerador hasta el final. Sin percatarse de la repentina aparición de un segundo auto, Ryan tuvo que maniobrar para no chocar mientras Alex se aferraba a cualquier cosa que pareciera estable, internamente suplicaba que nada malo sucediera e irónicamente pedía perdón por su reciente robo. El auto se volcó haciendo que Alex volara fuera del auto seguido de Ryan, quien no consiguió la misma distancia que Alex pues sus piernas quedaron atascadas entre el vidrio y el volante.
La imagen de unas inmensas alas negras dejo embobado por completo a Alex, que apenas y podía gemir de dolor. Dos hombres idénticos se colocaron frente a él arrodillándose hasta su altura en el suelo.
— Yo primero, hermano. –Murmuro apenas audible uno de los gemelos, antes de colocar su mano deliberadamente sobre el rostro del hombre en el suelo, aquel hombre cerró los ojos y dejo de respirar, ahogándose. La siguiente mano sobre su rostro fue la del otro gemelo, quien le ayudo a quedar en un sueño profundo para no sentir dolor al morir.
Pocas veces se le veía a Tánato cumplir una misión junto a su hermano Hipno, pero aquella era una situación especial. Justo del otro lado Ker hacia su aparición junto al cuerpo de Ryan mientras acariciaba su melena negra como la noche, de una patada logro girarlo. Ryan entre gemidos la maldijo.
— Es muy tarde para arrepentirse –Se burlo-. Debiste haber hecho como tu compañero y hacerlo antes de morir..., pero ya estás muerto.
Ignorando la suplica de Ryan, Ker aplasto su cráneo con la suela de su bota. Dándole así un final a todo.
Amanda sostuvo su café en una mano mientras que en la otra sostenía el periódico. Absorta en la historia principal de aquella llamativa portada, allí aparecían dos funcionarios de la policía observando un auto volcado y a una distancia considerable un cuerpo cubierto con una sábana blanca, mucho más cerca otro cuerpo igualmente tapado con sábana blanca.
"Dos jóvenes reconocidos como Ryan Walker de diecinueve (19) años de edad, y Alexander Donovan de dieciocho (18) años de edad fueron encontrados a media noche por funcionarios de policía tras una ardua persecución. Las declaraciones dadas por el jefe de policía establecían que ambos jóvenes acababan de hacer un asalto a mano armada a una tienda de la zona cuando fueron sorprendidos por una patrulla de policía, los catalogaron como "Principiantes"..."
Se sobresalto al escuchar un risa ronca al fondo de la cafetería, elevando la vista para fijarse en su alrededor por puro instinto. Aquella risa seso en el momento en que la mirada de ambos se conectaron, Amanda sintió un escalofrío atravesarle por toda su columna vertebral cuando aquel hombre le sonrió de una forma que no consiguió descifrar pero que de seguro no le agradaría saber. Retiro la mirada al momento en el que el mesero se le acerco hablándole.
— Disculpe la moleste, señorita. Pero el hombre de aquella mesa —Señaló al hombre del fondo, el mismo que segundos antes le había sonreído— le envía esto.
Dejo un papel color blanco doblado en dos, así tapando lo escrito. El mesero se alejo apenas el pedazo de papel toco la mesa. Lentamente tomo el papel, dejando aún lado en la mesa el periódico, no se molesto en ocultar su curiosidad que iba en asenso al igual que su pulso, deslizo su dedo entre ambas partes del papel abriéndolo ante sus ojos.
"¿Deseas morir?".
Aquellas dos palabras jugaron con sus nervios, y para colmo al girar para ver al hombre este ya no estaba. Una sensación que ni ella misma era capaz de expresar lleno por completo su pecho, era como sentir un vacio seguido de un terror horrible y otras sensaciones combinadas. El recuerdo de aquella noche cuando se sintió observada y hasta un cierto punto acompañada hizo que sus nervios aumentaran, sin evitarlo su mano empezó a temblar dejando caer el papel al suelo. Se levantó con brusquedad dando grandes pasos hasta salir del local, ya en la calle una brisa ligera acompañada de muchas personas hizo que se sintiera un poco desorientada e incómoda pero aun así no olvido lo sucedido, camino hasta su casa encerrándose en esta como si alguien le persiguiera. Durante toda la tarde no salió ni un solo momento, procurando estar completamente sola, por un momento se le paso por alto el almuerzo y hasta la cena, se sentía extraña y por cualquier cosa se asustaba. Notó, entonces, que se comportaba ciertamente infantil y paranoica por una tontería que podría ser una broma de mal gusto. La mañana siguiente consiguió fuerza de donde no tenía para seguir con su vida, descubrió que no podría durar más de un día sin comer pues al siguiente devoraría todo lo que encontrara rápido de preparar. Se sintió feliz al olvidar lo sucedido el día anterior y decidió ignorar aquel vacio que aun la acompañaba.
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Cadaveria. ©
Paranormal"¿Deseas morir?". Aquellas dos palabras jugaron con sus nervios. ••• Derechos de autor reservados. ©