El tiempo que pasabamos juntos era realmente genial.
Sentía que podía ser yo misma y hacía las estupideses que no me permitía hacer adelante de mis amigas, las cuales eran mas consevadoras.
Odiaba eso.
Nos veíamos cuando podíamos, y no aguntabamos estar sin hablar aunque sea por chat, o al menos yo no podía.
Lo sentía como un hermano, un primo. Simplemente alguien de confianza, en el cual siempre iba a encontrar un hombro en el cual apoyarme cuando esté debil y perdida.
Justin era así, realmente genial. Podía saber mi estado de ánimo con tal solo verme a los ojos y observar a traves de ellos mi alma por unos segundos. Nos conectabamos.
Si nos llevabamos tan bien, ¿porque no podía surgir el amor entre nosotros?, ¿te lo estarás preguntando, no?
Pues había una chica que amaba realmente a Justin, y ella era el único obstáculo, para mí, porque aunque ella lo amaba, yo solo quería lo mejor para él. Claro, Justin y su novia eran la pareja perfecta, y yo dándole consejos a él sobre su relación realmente me sentía una estúpida consciente.
No podía escaparle a esto, solo quería lo mejor para él porque realmente lo veía feliz cuando me hablaba de ella. Sus ojos brillaban, se torcía una tierna sonrisa en su rostro y sus sentimientos parecían irradiarse a traves de su piel.
No se cuando me empezé a sentir así, tal vez lo supe desde siempre pero nunca lo quize aceptar. Es que realmente tenía miedo y era muy obvio el miedo. No quería perder su importante amistad. A veces me maldecía a mi misma por enamorarme de personas que nunca se fijarían en mí.
Sollozaba en silencio mientras me duchaba pensando en porque rayos comenzaba a sentir algo por ese chico con ojos miel. No podía mas.