9. Starving.

642 60 2
                                    

–Creo que esta canción me asusta–bebe de su vaso y me mira con los ojos entrecerrados–. Tus canciones a veces suenan muy subidas de tono, señorita.

–Relájate que no te contaré de mi primera vez.

–¡¿Qué?! ¿¡No eres virgen!?

Se ve bastante alterado, lo que logra que me largue a reír, mientras él espera una respuesta que no llegará.

–De igual manera–digo divertida y luego lo miró con una media sonrisa–, continuemos con mi historia. ¿Recuerdas como te conté que le dije a Shawn que conseguiría mi amor épico?

–Teóricamente lo escribiste, pero sí, lo recuerdo.

–Bueno, Sebastián fue el mío.

Después del show en Colombia tenía dos semanas de descanso, y a pesar de lo que pensarías: no, no me fui a casa. Me quedé en Colombia por Sebas y habíamos pasado toda la primera semana juntos; incluso cuando ambos teníamos trabajo, hacíamos espacio para vernos: ambos poníamos esfuerzo.

¿El problema? Él aún no sabía que yo era Alexandra Flores y no "Cristina".

–Entonces, ¿has pensado en lo que te comenté?

Caminábamos por las calles de Medellín tomados de la mano, claro que yo siempre tenía una gorra, con la excusa de que me molestaba el sol.

Para muchos podría parecer que íbamos demasiado rápido, pero ambos estábamos enamorados del amor y por mucho podría decir que era de las relaciones más honestas que había tenido... claro, si ignorábamos mi nombre.

–Sebas, de igual manera iría a México, la respuesta es muy obvia–respondí parando y tomando su otra mano mientras le sonreía.

Besó mi frente y me miró sonriente mientras acomodaba mi cabello. –¿Por qué tienes que ir a México exactamente?

Me separé de él y me adelante un poco mientras aclaraba mi garganta.

–Ya te lo dije, visitaré a mi familia.

No estaba mintiendo del todo.

–Oh cierto, cierto–llegó a mi lado y tomó mi mano girándome hacia él–. Estaba pensando que quizá podríamos ir a el concierto de Alexandra Flores–me tensé de inmediato cosa que hizo que me mirará divertido, pero en su momento lo pasé desapercibido–. Apenas ayer la descubrí, pero sus canciones me encantan y pensé que sería una buena cita.

Reí levemente y le sonreí con pesar: era ahora o nunca.

–Sebas, te agradezco que hayas pensado en nosotros, pero hay algo que quería decirte...

–¿Sabes que es curioso, Cristina? –negué mientras fruncía mi ceño. Él nunca me llamaba por el nombre, siempre eran apodos–. Mientras veía el vídeo muchos comentaban que quizá estaba en Medellín, podríamos haberla visto y no nos dimos cuenta.

Guardé silencio y me limite a sonreír.

–Pero lo que más me sorprendió fue ver que se parece mucho a ti, sobre todo porque ambas comparten ese pequeño hoyuelo en la mejilla derecha–colocó su mano en mi gorra y la retiró con una mueca en su rostro. Mi sonrisa ya se había borrado–. ¿Debo seguir llamándote Cristina o es momento de que empiece a llamarte Alexandra?

–Sebas...

–¿Por qué mentirme? ¿Qué ganabas con ello? –preguntó soltando mi mano y seguidamente se comenzó a alejar.

Corrí hacia él gritando su nombre, a pesar de ser alta sus piernas seguían superándome y caminaba más rápido que yo.

–Detente por favor, déjame explicarte–dije tomando su brazo y el solo se soltó con un poco de furia, sin embargo, hizo un ademán para que continuará–. Quería que me conocieras por quien yo era, no que pensarás que era la niña perfecta que todos dicen que soy.

Tomé aire y lo miré con lágrimas en los ojos. Sabía que lo habían herido antes, así que entendería si no me creía.

–Todos tienen expectativas muy altas sobre mí, ven lo que quieren: solo ven a la chica amable y bonita físicamente que creen conocer–expliqué ante su atenta mirada. Me acerqué lentamente y tomé su mano–. En esta semana conociste a la verdadera Alexa, aquella que no es solo juzgada por su físico o alabada por ser tan sonriente; sino aquella que tiene manías extrañas y es más sensible de lo que quiere hacer creer... me conociste a mí, no a la imagen que tengo.

–Solo desearía que me hubieras dicho la verdad antes.

–Lo sé y lo siento, no debí de hacerlo–tomé su cara entre mis manos y le sonreí–. Te prometo que no habrá más secretos aquí, todo lo que quieras saber solo pregúntalo.

Me sonrió más calmado y me acerqué a él para besar su mejilla, pero se me adelantó y giró su cabeza para estampar sus labios con los míos. No dude en devolverle el beso, mientras el colocaba sus manos en mi cintura.

Me sentía segura y a pesar de que sonará muy cliché, podría haber pasado horas besándolo y no me molestaría.

–Te mereces esa gran historia de amor, Lex–comenta Noah y yo le sonrió levemente–. No entiendo como esto puede acabar mal.

–Yo tampoco veía como podría acabar mal–carraspeo y tomó un poco de agua–. I didn't know that I was starving 'til I tasted you
Don't need no butterflies when you give me the whole damn zoo
By the way, right away you do things to my body
I didn't know that I was starving 'til I tasted you.

El álbum de una chica con el corazón roto| Crush 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora