Capítulo 5.

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Jiyong despierta de mal humor aquella mañana, pensando en si lo que sucedió la noche anterior fue uno de esos maravillosos sueños que terminaban convirtiéndose en pesadillas. Suspira cuando mira todo el lujo que le rodea, muy distinto al de su propia casa. Todo es realidad, su fortuna se ha esfumado en un segundo y está en la habitación de este hotel gracias a su queridísimo y prepotente director.

Unos golpes en la puerta lo sacan de sus pensamientos.

-Pasa- Habla con la voz ronca por recién haber despertado.

Un hombre joven entra a la habitación para hacer el servicio de limpieza, pero hace una reverencia en señal de disculpa cuando ve al rubio sentado en la cama.

-Lo siento, Señor. Pensé que estaba desocupada la habitación - Baja la mirada avergonzado, Jiyong lo mira un instante con el ceño fruncido.

-Haz lo que tengas que hacer, ya estoy por irme- El joven hace una vehemia para proceder a su trabajo. Jiyong suspira otra vez, con la mirada perdida, hundiéndose de nueva cuenta en sus pensamientos. El dinero y el sexo son su todo, y sin uno de ellos ahora se siente frustrado, aunque su auto a cambio de la buena cabalgada al hombre enmascarado valió la pena, sus tarjetas a cambio del exquisito y estimulante de Seunghyun, y ahora su casa a cambio de los cuatro orgasmos de la noche anterior más todos los jueguitos con Seunghyun, sí, había valido la pena. Pero si por culpa del castaño había perdido todo, entonces el mayor tenía que tomar la responsabilidad.

Mira de reojo al camarero que no deja de observarlo desde que entró a la habitación. Sus miradas se cruzan y el hombre la retira rápidamente, ligeramente sonrojado, Jiyong enarca una ceja confuso y entonces se da cuenta del porqué: está desnudo, y como para todos, resulta ser una maldita tentación.

El rubio observa cada uno de sus movimientos y sobre todo su ropa, es sólo unos centímetros más alto que él, delgado, cabello negro y buen parecer. Nada mal. Sonríe cínicamente y se pone de rodillas en la cama, gateando sobre ella hasta llegar al borde.

El camarero lo mira de reojo, por más que intenta hacer caso omiso del rubio es imposible prestarle atención. Jiyong se levanta de la cama, finge un bostezo y levanta las manos para estirar su cuerpo. Ladeando la cabeza para dejar al descubierto su cuello.

Desliza sus dedos entre sus cabellos, contoneando sus caderas hasta llegar hacia su celular. Jiyong sienta la mirada del hombre recorrerle todo el cuerpo aunque éste se esfuerce en vano por disimularlo.

-No te molesta que haga una llamada ¿verdad?- pregunta descaradamente Jiyong señalando su celular.

El camarero niega mudamente con la cabeza, tragando con fuerza la saliva que se le acumula en la boca. El rubio toma su celular y lo deja caer al suelo intencionalmente. Se agacha con sensualidad a recoger el objeto, de espaldas al hombre, dando una buena vista de su trasero, su entrada y sus testículos.

Jiyong mira entre sus piernas al pelinegro con los ojos extremadamente abiertos, puestos en su trasero sin ningún disimulo, cayendo en las provocaciones del rubio. La distracción le hace tirar el florero que pocos segundos atrás estaba limpiando, y se rompe contra el suelo.

"Demasiado fácil" sonríe satisfactoriamente.

-¿Es parte de tu trabajo comerte con la mirada a los huéspedes? - pregunta Jiyong fingiendo estar ofendido. El camarero parpadea para despabilarse, y baja la mirada avergonzado, agachándose a recoger los pedazos de vidrio en el suelo. Jiyong sonríe, caminando hacia adelante, parándose justo enfrente de él, cuando el hombre levanta el rostro tiene el miembro de Jiyong casi rozando su boca.

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