Chat No. 2

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Numero desconocido cambió tu apodo como El idiota ese.

- ¿Eres idiota o que te pasa?
- ¿Sabes los problemas en los que me metiste?
- Vas a tener que pagarme, no podré ir a la biblioteca por una semana.
- Conectate, idiota.
Visto a las 6:15 am.
- ¿Visto? ¿En serio?

¿Ahora quién busca a quién? -
¿"El idiota ese"? Respeta a tus mayores, niña. -

El idiota ese cambió tu apodo como La loca esa.

¿La biblioteca? ¿Todavía existen personas así? -

- Pues yo soy una de esas personas, ¡tenía que leer un libro que he querido leer desde hace meses!
- ¿Y si alguien se lo lleva?
- ¿Qué vas a hacer en ese caso?

¿Yo? Yo no tengo la culpa de que tus padres sean unos pesados y te hayan castigado, ¿sabes? -

- Tal vez no tengas la culpa de que sean pesados, pero si de que me hayan castigado.

¿Ahora culpamos a los inocentes? -

- no eres tan inocente que digamos.

Pero tampoco tengo toda la culpa -

- Veamos, fuiste el que agregó mi número, fuiste el que me habló primero y cabe recalcar que fue durante clase, fuiste el que nos metió en ese problema.
- Claro, no tenias toda la culpa.

¿Quién fue a la que descubrieron con el celular? -
Al menos yo mandar mensajes sin ver la pantalla.-

- Al menos yo cuanto mide π

Yo también UuUr. -

- Veamos, ¿cuánto?

3.1416 -

- Vaya, el idiota resultó no ser tan idiota.

La loca esa cambió tu apoco como El idiota no tan idiota.

Y si eres igual de loca como creía.-
Lo cual me sorprende.-

-¿Por?

Nunca creí que hablar con "El fantasma del colegio" fuera tan divertido.-

- Y yo nunca creí que un idiota fuera a tener tan buena ortografía.

¿Tienes algún fetiche con la palabra idiota? -

- No, ninguno.

Faltaste hoy, ¿cierto? -
¿Por qué? -

- Es parte de mi castigo, mi padre sabe como hacerme sufrir.

Yo quisiera que me castigaran faltar al colegio.-

Una sonrisa se formó en mi rostro, este idiota de verdad no tiene remedio.

El golpe que dio la puerta al cerrarse me dio a entender que mi padre había llegado. Resumiendo; la paz se perdió.

Sus pasos se hacían mas audibles, al igual que los latidos de mi corazón.

- Eh, ¿estás ahí dentro? - dio un par de golpes en la puerta y abrió. Como era de esperarse, venia ebrio. - ¿Empezamos? -

No... Por favor... Otra vez no...

¡Chats! Con La Chica De Al Lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora