Día 4.

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- ¡¿Dónde están?! - escuché un grito que me hizo abrir los ojos poco a poco. 

- ¡Señor entienda que aquí no están! - esta vez gritó mi hermana, pero no reconocí la voz de el grito anterior.  

Alguien abrió la puerta bruscamente, lo que hizo que los cuatro diéramos un brinco. 

- ¡Ahí están! - dijo el señor que se encontraba en la puerta, evidentemente ebrio y sin dormir por varios días, al menos no del todo bien. 

El señor se incorporó a la habitación, tomando del cabello a Emily y jalándola hacia él.

- ¡Déjala en paz! - gritaron Emilia y Hasley al unisono. El señor sin decir una sola palabra, salió con Emily. 

- ¡¿Quién es él?! - grité. 

- Es mi padre. - dijo Hasley, para luego levantarse de la cama e ir hacia el señor. 

Imité este acto, pero Emilia pareció quedarse en un estado de shock momentáneo.  

- ¿Emilia? - la llamé desde el marco de la puerta. - ¡Emilia! - grité, llamando la atención de ella. Le hice un ademán de que teníamos que ir, ella se levantó y me siguió hasta fuera, donde estaba mi hermana tirada en el suelo con la mano derecha en la mejilla del mismo lado, y Hasley el lado de Rebeca. 

Emily estaba, igualmente tirada en el suelo, pero Rebeca la abrazaba protegiéndola. 

- ¿Q-qué pasó? - preguntó Emilia. 

- Nada, solo que se atrevió a ponerme las manos encima. - Rebeca se levantó del suelo, separando su mano de la mejilla y dejando ver el golpe, que no era mas que la mano marcada de él. 

- Uy. - murmuré. Rebeca subió y claramente dio un portazo.

- ¿Estás bien? - dijo Emila abrazando a Emily, la cual asintió. 

- ¿Qué le pasa? - me preguntó Hasley. 

- Rebeca estaba casada con un tipo igual que tu padre, pero cuando me quedé solo en esta casa, ella decidió venir a vivir conmigo, y pasó casi todo exactamente como pasó ahora, solo que ella ya era experta en boxeo para entonces, y al momento de que ese tipo la golpeara como antes, ella respondió y el tipo terminó en el hospital con heridas graves y calló en coma por dos meses. 

Expliqué, la cara de Hasley, Emilia y Emily daban a entender que esa historia las agarró desprevenidas. 

- Aun así no respondiste a la pregunta. - volteé a ver a Emilia. - ¿por qué se puso así? 

- Porque juró que ningún hombre volvería a tocarla de esa manera. 

[...]

- ¡No, Rebeca! - grité. Resulta que presionó a Emily para decirle la dirección de su casa, Rebeca entró a su casa y ahora el padre de Hasley estaba tirado en el suelo con Rebeca encima de él, golpeándolo en la cara. 

- ¡Esto es lo que sienten tus hijas! - un puñetazo. - ¡Multiplicalo por cien y sentirás lo que ellas sufren día a día! 

Emily lloraba en los brazos de Emilia, la cual, al igual que Hasley, estaba en un estado de shock. 

Rebeca tomó al señor de cuello de la camisa, y lo acercó a su rostro. 

- Vuelves a tocar a estas tres chicas, y juro que no sales de aquí con vida, y no me interesa que me metan en la cárcel, ya estuve ahí una vez, y no es la gran cosa. - le amenazó. 

- ¿En la c-cárcel? - susurró Hasley. 

- Ah, por golpear al chico en un lugar público, solo estuvo poco tiempo, pero por mal comportamiento tuvo que quedarse mas de lo previsto. - le susurré. 

Rebeca soltó al señor haciendo que él se diera un golpe en la cabeza contra el suelo. 

- Vámonos. 


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