Poco a poco comenzó a subir la camiseta de su acompañante hasta lanzarla al suelo y decorar con esta el departamento. Repitió el procedimiento con el resto de su ropa, hasta dejarla completamente desnuda sobre el sofá. Expuesta solo para él. ¡Cuánto había soñado con esto! Cada noche de los tortuosos doce meses había soñado que la tenía entre sus brazos, había soñado con el sabor de su piel, con recorrer cada rincón. Y ahora la tenía, en carne y hueso. Era algo tan… indescriptible.
Zayn se tomó sus minutos para contemplarla y hacerla entrar en calor, para besar cada poro de su piel. Pero incluso él sabía que no aguantaría tanto, así que se posicionó entre sus piernas y bajó su pantalón, estaba nervioso aun cuando no era la primera vez que estaba con ella, pero quizás era el hecho de haberla tenido lejos tanto tiempo. ¡Mier.da! Ella era demasiado deseable.
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- Los van a matar. En cuanto los encuentren. – Suspiró y siguió con su cartel. – Creo que pasaré a ser la hija mayor. Pensé que el día que llegaría ser la mayor sería más emocionante pero veo que es bastante feo. – Tomó el pegamento y acomodó una gran “Y” para terminar su trabajo.
- ¿Por qué estás haciendo eso?
- Va a haber un concierto de McFly en dos días y estoy haciendo una pancarta. El problema es que si ____ se mete en problemas tendré que ir sola y estoy casi segura que a Louis no le gustara la idea. – Bufó mirando a su acompañante. – Y… Harry, ¿tienes algo que hacer el jueves? – Inquirió Lottie sonriendo, el muchacho enseguida captó lo que quería decir.
- Ok, yo te acompaño. – Ella sonrió aun más y lo abrazo efusiva.
- No sé porque Louis dice que no me acerqué a ti, ¡eres demasiado lindo!
- Creo que es para evitar que te enamores de este bombón.
- Baja el ego, Styles. – Rió ella antes de separarse. – Además no me enamoraría de ti, estás muy viejo. – Bromeó para volver con su pancarta y terminar los últimos detalles.
- ¡Oye! Yo no estoy viejo, soy bastante joven. Además no tenemos tanta diferencia de edad. Son solo cuatro años. – Se defendió él viendo uno de los tantos posters que estaban esparcidos por la mesa. – ¿Quién es ese?
- Dougie Poynter, ¿Cómo no lo conoces? ¡Ignorante de la vida!
Ellos siguieron riendo, ignorando que a unos kilómetros de allí estaba por desatarse una pelea, y no cualquier pelea.
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- Lou, cálmate. – Dijo Liam tratando de tranquilizar a un nervioso Louis. – No creo que sea tan malo.
- Mis padres odian a Malik y lo sabes. – Se arrimó más al volante y clavó sus uñas en este.
- Es un odio infundado. Malik no es malo, la verdad es uno de los chicos más buenos y agradables que conozco. – Comentó Niall, que por cierto, seguía comiendo.
- Lo sé, Zayn es un buen amigo pero sabes cómo son mis padres… Dudo mucho que algún día lo lleguen a aceptar como otro miembro de la familia. – El letrero de “Bienvenido a Londres” ya se estaba haciendo próximo. En un par de minutos estarían en el departamento. Esperaba que los señores Tomlinson no hubiesen llegado ya, pues hacía bastante rato que le habían perdido el rastro. Todo esto era una gran mierda, y era causada por él.
- Tranquilo Boo Bear. – Le susurró Niall.
- ¡No me llames así! – gritó ya algo desesperado. Realmente le dolía la cabeza, solo quería llegar al departamento, abrazar a su hermana y protegerla de los gritos que seguramente daría su madre.
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Ambos se encontraban desnudos sobre el sofá, piel contra piel. Sudorosos con sus respiraciones agitadas. Y se sentía tan bien… en especial porque ella estaba entre sus brazo, bajo su cuidado y sabía que nunca la dañarían mientras él estuviese con ella. Besó el pecho de su amante y lo miró. A pesar de estar en pleno invierno ella sentía un extraño calor, aunque era bastante obvio que era lo que lo provocaba.
- Iré a ducharme. – Le informó antes de ponerse de pie e irse directo a la ducha regalándole a Zayn una vista completa de su desnudo cuerpo.
Él seguía allí recostado. Esa se podría declarar una de las mejores tardes de su vida. No, no se “podría”, era definitivamente la mejor tarde de su vida. Mientras seguía mirando el insípido techo blanco del departamento escuchó como llamaban a la puerta. Podría ignorarlo y quedarse allí o también podría ponerse pantalones e ir a abrir.
- ____, sé que estás aquí, ¡ábreme ahora! – La voz de aquel hombre se le hacía familiar a Zayn y pues él recordaba perfectamente aquellos gritos…
“Zayn estaba en el salón de la casa Tomlinson, esa noche saldría a comer con ____ y estaba bastante excitado por ello. Llevaba ya varios minutos esperando, pero sabía que valía la pena.
- Malik, acompáñame a mi despacho. – Había dicho Mark, el padre de su novia, desde una de las tantas puertas del lugar. Sin dudarlo mucho, acompañó al señor el cual le indicó que se sentara en una de las sillas seguramente dispuestas para clientes. – Aléjate de mi hija. – Dijo cortante.
- ¿Qué? – El chico aun no podía asimilar la información que le entregaban. ¿Por qué le estarían pidiendo algo así?
- Lo que oíste muchacho. ____ merece algo mucho mejor que tu, y lo sabes. Ella merece al heredero de alguna empresa o algo por el estilo. No al hijo de un criminal. Reconócelo Zayn, tú no vales nada, tu familia no vale nada y tu amor por mi hija… - rió un poco – tampoco vale nada. Eres miserablemente patético, así que mejor aléjate ahora. Rompe con ella esta misma noche y vete lejos de aquí. Sabes que ella podría encontrar a un esposo decente en menos de un año, seguro que luego ni siquiera recuerda tu nombre.
Zayn estaba algo impactado con el discurso de su suegro. Estaba bastante dolido también. ¿Acaso era porque no tenía una empresa y grandes fortunas?, ¿acaso era porque su padre era un ladrón?
- No me iré.
- ¡Te irás ahora! – Gritó ya algo desesperado, pero procurando no ser escuchado por su hija. – Si no te vas Malik terminaras como tu padre tras las rejas. Sabes bien que con una sola llamada puedo hacer que te encierren sin tener que pasar por juicios o tribunales, de por vida Zayn. ¿Estás dispuesto a arriesgarte?”
El chico se colocó sus pantalones, una camiseta y arregló su cabello. Enfrentaría a aquel hombre. No sería tan cobarde. Él amaba a ____ y si su amor lo enviaría a la cárcel pues lo aceptaba, pero no arrancaría de nuevo, no se rendiría sin antes pelear. Arregló su cabello y se dirigió a la puerta de caoba barnizado. Giró el pomo lentamente y la abrió, para ver a dos personas que, sinceramente, odiaba. El señor Mark y la señora Johannah Tomlinson.
- Buenas tardes señores Tomlinson. – Dijo mientras sonreía algo hipócrita, quizás lo que vendría ahora sería algo divertido.