Capitulo 10

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Durante toda la semana tuve de acompañantes a Lydia e Isaac, según los escuche murmurar, no confiaban en mí, al estar solo al cuidado de la niña, ya que consideraban mi estado como "malo".

Entiendo que estoy distinto, por favor, soy yo mismo, me conozco y sé que no hago las cosas que el Stiles alegre hace, no cuento chistes, no hago comentarios sarcásticos, pero hey, ¿Por qué piensan que eso ya es un indicador negativo?, solo fue un cambio, es no implica el empleo de mi irresponsabilidad al momento de cuidar a Claudia.

Perdí a la persona con la que era feliz, pero eso no me lleva al caso de querer quitarme la vida o despreciarme por no haber podido hecho nada. El máximo resultado que podría llegar a alcanzar son las lágrimas, la única salida, nunca sería capaz de auto dañarme, no por este tipo de situaciones, pero debo de admitir que hasta cierto punto el dolor es insoportable.

Ahora, estoy acostado en mi cama con la pequeña lobezna también sobre ella, disfrutando de la vista, como juguetea con sus manitas, las pequeñas salpicaduras de baba que suelta al reír, es preciosa, no puedo dudar eso nunca, me sorprende como un ser tan pequeño puede contener tanta belleza.

A pesar de estar dando mi espalda hacia la puerta de la habitación, sé que Lydia nos observa desde el marco.

Estiro mi mano para lograr tocar con la yema de mi dedo índice la nariz de Clau, logrando captar su atención pues ha comenzado a mirar me con sus preciosos ojos, tras pequeños pujidos y movimientos logra ponerse de lado, estira sus bracitos en mi dirección. La coloco sobre mi pecho donde se logra acurrucar, para comenzar a dormir.

La pelirroja nos mira con los brazos cruzados y una leve sonrisa torcida.

- ¿Vas a decir algo? ¿Oh me seguirás viendo como una bomba a punto de explotar?

Suspira notoriamente, entre abre su boca pero la cierra al instante, baja la mirada al suelo y niega con movimientos de un lado a otro con su cabeza.- Las palabras han desaparecido de mi mente.

Deje de verla para fijar la vista en el ser más pequeño de la habitación. – No le hare daño.- solté.

- ¿Qué?

- No la dañare. El dolor es personal.- explique.

- Pero....

- Pero nada Lydia. Se diferenciar asuntos y el que yo este mal no quiere decir que descuidaré o maltrataré de alguna forma a la pequeña, son cosas muy independientes. Vaya que me ha molestado el hecho de que durante estos días me miren como un fenómeno, no los he echado de mí casa por respeto.- me libere de ese peso al fin, me hacía falta decírselos.

La mira de sorpresa de mi amiga era muy notoria, apretó sus labios en muestra de querer decir algo pero sin lograrlo, suspiro pesadamente.- Lo siento, Sti.

- De igual manera lo siento.- hablo Isaac haciendo presencia en la habitación.- Solo teníamos miedo, sabes que nosotros desconocemos el hecho de verte en este estado, es nueva esta parte de ti.

- Si quieres podemos irnos ahor....

- Está bien Lydia.- la interrumpí.- Solo quería dejarles ese punto en claro.

(.....)

Corría con gran velocidad a 4 por el bosque, necesitaba esta libertad para mí coyote.

Hasta mí olfato llegaron diversas esencias de lobos, desconocidos, sensibilicé más mis sentidos de olfato y oído mientras dejaba brillar mis ojos en su azul característico.

Seguía los diversos caminos que contenían los olores, a lo lejos logre ver sombras como borrones, definitivamente había nuevas criaturas tratando de invadir Beacon Hills, acelere más mientras gruñía detrás de aquellos lobos.

Debo admitir que eran veloces, debían ser jóvenes, pero en cada manada siempre existe quien se quede atrás, el débil. No sobre pasaba los 16 por su apariencia, parecía ser nuevo, un beta nuevo.

Cuando estuvo cerca, tome impulso suficiente para lograr derribarlo y colocarme sobre él.

Gruñí en amenaza, se encontraba totalmente transformado, sus ojos aun eran amarillos, al menos eso decía que no había matado a algún inocente.

Al responderle de nuevo con un gruñido más fuerte, logro asustarse, pero golpeo mi costado logrando derribarme, antes de que lograra ir encaje mis garras en su muslo jalando hasta su rodilla dejándole al menos una herida que tardaría un poco más en sanar.

Solté un aullido para mi manada, Scott debía saber esto.

The new Hale |STEREK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora