Cuando Pía conoce a Randy

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La bahía prometía buenos momentos para la pequeña sirenita Pía, ya que a pesar de su pequeño tamaño, sus enormes ganas de conocer los alrededores eran más grandes que ella.

Y como no puedes luchar contra un gigante, mejor se dejaba llevar presa de la curiosidad.

Descubrió que ahí los peces eran diferentes, bastante amigables, los corales eran de colores más intensos y todo parecía ser más calmado en ese lugar.

Su madre le había instruido desde bebé, la prudencia y ahora con cinco años no podía aguantarse para demostrar lo responsable que era de no acercarse a los extra...

—Oh, espera... A lo lejos vislumbro un humanito, dijo la sirenita, olvidándose por completo de ser la epítome de responsabilidad y precaución.

Y es que si algo le encantaba era ser una aguerrida sirenita curiosa.

Entonces poniendo en marcha su redondo cuerpecito, nadó hasta estar cerca de un pequeño niño que tiraba conchitas desde el puente, con la mirada fija en el punto en donde vió aquellos extraños seres que tanto llamaron su atención.

La sirenita silenciosamente lo observó. Sus mejillas rojas por el sol, y este humanito tenía pecas en la cara.
La pequeña sirenita pensó... —¡pobrecito con esas manchitas está defectuoso!.

Cuento para mi niña bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora